23 temporadas jugadas en la Premier League, 39 años y, sin embargo, Ryan Giggs se sigue moviendo. Tanto se mueve que firmó hace unos días un nuevo contrato con el club de su vida. El efecto inmediato de la rúbrica es que el galés cumplirá 40 años –¡40 años!– mientras forma parte de la plantilla de los Reds Devils. Tres semanas antes de estirar su compromiso hasta 2014, el Bernabéu interrumpió durante unos segundos la batalla genial que libraban ambos conjuntos para aplaudir su entrada al campo, como ocurre en El hombre que pudo reinar cuando pasan los monjes de ojos vendados. Además la tuvo, porque Giggs siempre la tiene.
Cuando el galés contaba con trece o catorce años, Ferguson, que un año antes había dispuesto una red de ojeadores repartidos por todo el Reino Unido, lo descubrió. El hallazgo alegró la vida al técnico, que siempre está enfadado: “Un minero que se hubiera pasado la vida recorriendo ríos y montañas y de pronto hubiese encontrado un filón de oro no se habría sentido tan feliz como el día que descubrí en una prueba a un joven que flotaba cuando corría con la pelota en los pies y la cabeza siempre erguida”, dijo entonces. Acto seguido le comparó con un cocker persiguiendo una hoja levantada por el aire y lo fichó para siempre.
La madurez sorprendió a Giggs con 33 años, sajando defensas desde el costado izquierdo como hiciera los últimos tres lustros, y decidió que ya no estaba para esos trotes. Esa misma temporada –la 2006– marchó al centro del campo y comenzó a regalar asistencias y goles reinventado en mediapunta, como esos actores que se meten a dirigir. A las pocas jornadas de aquella conversión, en una de sus contadas comparecencias ante la prensa, dejó dicho: “Quiero seguir adaptándome, pero no me veo jugando hasta tan tarde como Teddy Sheringham. Es un éxito increíble que siga jugando en la Premier a los 41 años”. Ferguson le daba entonces dos o tres temporadas más, pero Giggs se ha puesto ya en la disparatada cifra de 999 partidos. De hecho, podría haberle quitado el precinto al número 1000 este sábado, cuando su equipo enfrentó al Norwich en un mundane match, como dicen en las islas, pero lo hará el próximo martes frente al Madrid, en Champions, en Old Trafford; con sus andares zambos, como los vaqueros de John Ford, y la plata solemne prendida de las sienes.
* Jorge Martínez es periodista.
– Foto: Olly Greenwood (AFP)
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