El Barça ha encajado 37 goles en los 34 partidos oficiales que ha disputado en la presente temporada. La conclusión es muy obvia: el Barça de Tito defiende menos bien que el de Pep, que a lo largo de cuatro densas temporadas promedió encajar 0,74 goles por partidos (disputó casi 250), media que se ha disparado en este medio curso hasta un ratio de 1,09, un incremento notabilísimo. El Barça actual ha encajado gol en 23 de esos 34 encuentros jugados, logrando mantener la portería a cero únicamente en once de ellos, un número pobrísimo.
En Supercopa encajó 4 goles en dos partidos. En Liga ha recibido 23 en 20 encuentros, sin encajar ninguno solo en cinco de ellos. En Copa han sido 5 los goles recibidos, cuatro a cargo del Málaga y uno del Alavés, en 6 encuentros, en la mitad de los cuales se ha mantenido imbatido. Y en Champions también ha sufrido 5 goles en seis encuentros, en la mitad de los cuales dejó el marcador rival a cero. La suma de las cuatro competiciones fija 37 goles en 34 partidos, con solo 11 imbatidos, a 1,09 de promedio, muy superior al histórico de las cuatro temporadas previas.
No sería discutible, por tanto, que el sistema defensivo general del equipo es menos sólido, muy probablemente por la búsqueda de variantes en el juego. Con Guardiola se buscaba deliberadamente defender bien mediante un buen ataque. Dicho concepto significaba atacar de manera muy agrupada, reduciendo riesgos y limitando las zonas de pérdida de balón, buscando que dichas pérdidas se produjeran en espacios ocupados por jugadores del Barça, de ahí aquella espléndida sensación de recuperación constante de balones. Atacar muy juntos y perder en zonas de fácil recuperación eran dos factores claves para limitar las transiciones defensivas y reducir al máximo las ocasiones de peligro en contra. Con esas pautas, el Pep Team encajó 178 goles en 247 encuentros, es decir, bastante menos de un gol por encuentro. Dicho rigor y control en el juego no impidió que el equipo marcase nada menos que 636 tantos, a un promedio de 2,57 goles por encuentro.
Con Tito Vilanova, el equipo ha relajado el control en busca de variantes con las que romper los antídotos que ya los rivales parecían dominar con maestría, como demostraran Chelsea y Real Madrid, aunque no solo ellos, en el curso pasado. El equipo no solo ha incorporado mayor sentido vertical a su juego de posición, fusionando los dos ejes del juego, reduciendo el control a cambio de ser menos previsible. Fruto de ello ha empeorado el promedio de goles encajados, pero ha mejorado notablemente el de los tantos logrados: 100 en 34 partidos, a 2,94 por encuentro, muy superior a los 2,57 del Pep Team. De los 34 partidos jugados solo en uno se ha quedado sin marcar: en el intrascendente Barça-Benfica de la última jornada de grupos en Champions. Con estos datos parece evidente que el Barça seguirá encajando en (casi) cada partido, pero a cambio no habrá encuentro en que no consiga gol.
– Foto: Miguel Ruiz (FC Barcelona)
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