“Tres hermanos unidos. Tres Unicornios juntos viajando al sol del mediodía hablarán”. Tintín se da un golpe en la cabeza y entre un montón de papeles descubre este mensaje críptico, que le llevará a nuevas aventuras. El Barça se dio un golpe en la cabeza con el gol de Falcao tras pérdida de Messi en una de esas zonas en las que arriesga quizás en exceso, como en aquella triste noche frente al Chelsea. Y como en el cuento de Hergé, el papel que encontró el Barça decía que tres unicornios viajarían unidos y hacia allí que fueron Busquets, Iniesta y Messi caminando hacia el sol del mediodía.
Probablemente no haya mejor tesoro que el que no se ve a simple vista. Pep Guardiola ha dejado un tesoro del que no se advierte su final. A su vez, él había recibido un baúl lleno de piedras preciosas, mezcladas con problemas que extirpó de inmediato. Recuerden, hace cuatro años y medio apenas: hubo que recuperar la cultura del esfuerzo, volver a correr, exigir pelear cada saque de banda como si fuera el primero de sus vidas, luchar cada encuentro como si fuera el último de sus días, y todo ello para regenerar un cuerpo embotado y construir un tesoro que resultara perdurable más que brillante. Fue brillante, perduró, fue más de lo soñado y no ha llegado a su final. Decíamos no hace tanto que este Barça apenas había abandonado la adolescencia y estaba entrando en la madurez y aquí que tenemos a los unicornios volando hacia el sol de mediodía, imparables.
No siempre con la misma partitura, ni con unas facilidades que la memoria olvidadiza ha mitificado. Cien veces sufrió el Barça de Pep para abrir partidos complicados y entre trabajo y talento fue sacando todas las asignaturas con nota sobresaliente. Y el de Tito no es menos porque les digo una cosa, les voy a contar un secreto: es el mismo equipo. El Pep Team y el Tito Team son lo mismo, un proceso continuo. Cambian acentos, solo eso. Los mismos que hace años iniciaron el viaje en busca del secreto del unicornio. Los mismos que se fueron agregando con la fe del grumete; los mismos que apuntalaron el conocimiento y trabajaron los cuerpos para azuzar las mentes. Este grupo continúa siendo una máquina de las certezas, tanto si toca sinfonía suave como allegro trepidante, si partido de barro o noche solemne. Frente a un Atlético portentoso en su libreto (cortar, lanzar, disparar) y eficaz en la ejecución, la noche empezó compleja y terminó en bajada libre, volando los unicornios al chasquido del látigo de Busquets, el capitán que mueve el timón desde las sombras; galopando con el jinete Iniesta encariñado a ese costado izquierdo del campo que ha descubierto con deleite de bebé; encomendado al incorruptible pie de Messi, héroe de película, siempre puntual con la exigencia del guión. Viaja este Barça a lomos del Unicornio y el viaje no parece tener fin ni límites. Como toda obra humana, contiene defectos. Disfruten de las virtudes.
– Imagen: «Las aventuras de Tintín: El secreto del Unicornio / 3D»
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