Las debilidades defensivas del Barça esta temporada (aunque en Vallecas no encajara ningún gol, por tercera vez en la Liga) pueden comprenderse desde las ausencias. Cuatro portentos como Alves, Piqué, Puyol y Abidal son demasiado formidables como para que no dejen un hueco gigantesco. Durante bastante tiempo formaron una de las líneas defensivas más poderosas, completas y versátiles del mundo, con lo que consideraciones tácticas al margen sus bajas han sido muy relevantes en este inicio de temporada. Pero vayamos más lejos: a las altas y bajas de la temporada. Y nos encontramos con una situación peculiar. Aunque la lista de fichajes reales es la que es, uno tiene la sensación de que el Barça ha incorporado jugadores “nuevos” con respecto al curso pasado. Los cito: Cesc Fàbregas, Pedro Rodríguez, David Villa, Xavi Hernández y Adriano Correia. Dejo al margen a Jordi Alba y Martín Montoya, auténticas incorporaciones. Esos cinco futbolistas que menciono no “estuvieron” la temporada pasada. En un caso, la afirmación es irrefutable, pues la tibia de Villa lo atestigua. En el caso de Pedro y Adriano, sus numerosas incidencias les harían entrar en la categoría de jugadores lesionados casi dos de cada tres meses de competición. El soleo de Xavi estaría en la base de su irregular prestación en el último año de Guardiola como entrenador: Xavi fue un guadiana en rendimiento. Y Cesc otro, en su caso más bien por cuestiones de asimilación táctica.
Hoy, esos cinco problemas apenas son un vago recuerdo, pues vemos al Pedro febril y efervescente de los mejores días; al Cesc omnipresente y rotundo; al Xavi dispuesto a manejar cualquier ritmo que el equipo precise; al Adriano más polivalente, sorpresa mayúscula en ese puesto de lateral centrado; e incluso a Villa volviendo por sus territorios peligrosos. Por momentos, parecen cinco fichajes nuevos a sumar a los auténticos (en tanto Song va encaminado claramente a un año de transición y reaprendizaje). Por el contrario, en el capítulo de jugadores todavía fuera del equipo no solo figuran los cuatro defensas mencionados -con la sensación de que su retorno gradual está muy cercano- sino también otros cuatro, dos por lesión (Cuenca y Thiago; no contabilizo al inédito Muniesa); y otros dos que por causas diversas no han rendido todavía como son capaces (Iniesta) o como se les presume (Alexis).
La suma de altas y bajas efectivas -no coincidentes con las altas y bajas oficiales del curso- está generando un efecto que posiblemente Tito Vilanova no había previsto, pero al que no hará ascos: el de las jerarquías menguantes. ¿Quién garantiza ahora que toda ‘vaca sagrada’ será titular? Tras lo visto, esas garantías han desaparecido. Como en las primeras temporadas de Guardiola, ya no son los nombres (Messi al margen) sino los rendimientos los que confeccionan las alineaciones. Con ocho jugadores mayúsculos prácticamente inéditos, el Barça ha superado con éxito el primer tramo de la temporada, lo que es síntoma de una interesante fortaleza interna.
– Foto: Miguel Ruiz (FC Barcelona
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