1.- Aseado y ordenado, el Valladolid ha permitido que el Barça resumiera en noventa minutos su temporada, tanto en virtudes como en defectos, pues ha dominado el juego y controlado las posiciones, pero también se ha mostrado espeso en las finalizaciones, con esa liviandad extrema que sobrecoge al equipo cuando no está Messi.
2.- Cabe imaginar que la alineación barcelonista contenía un mensaje implícito de homenaje a los principales titulares del equipo a lo largo de esta Liga tan sufrida, lo que también implicaba otro mensaje de decepción para los chavales jóvenes, con Marc Bartra como principal símbolo: un prometedor defensa convertido, al menos visto desde el exterior, en pañuelo de usar y tirar.
3.- Con el título en el bolsillo, resulta totalmente inevitable caer en la distensión: es una relajación comprensible y nada criticable. Por momentos, esa distensión barcelonista (compartida por los pucelanos) podía equipararse a cierto aburrimiento también o a la ausencia de pasión. Alcanzar los 100 puntos parece ser el único motor que le queda a la temporada culé, por delante de incrementar la presencia de los más jóvenes. Temporada que concluye con mejor balance que sensaciones, aunque no por conocido debe olvidarse que es la cuarta Liga en cinco años.
4.- Sin Patrick Ebert ni motivación alguna en el horizonte, el equipo del excelente Djukic se ha plantado en un Camp Nou barrido por la lluvia con una defensa bien unida entre sí, pero no ha podido evitar ser dominado sin cesar, apretado contra su área. El Barça ha buscado una y cien veces entrar por dentro sin excesivo éxito y se ha encomendado en exclusiva a Busquets para defender las transiciones del rival, algo que ya no parece meramente coyuntural.
5.- Los dos goles locales han llegado a partir de peripecias ajenas. Una mala cesión de Rueda a su mediocentro ha sido cortada por Xavi y concluida por Pedro en gol que se ha comido Jaime. Por seguir la línea de calamidades, Marc Valiente ha anotado en propia puerta el segundo tanto de su exequipo y con ese 2-0 ha transcurrido todo el segundo tiempo, casi como un impasse hasta la entrega del trofeo liguero, entrega que ha estado pendiente de un hilo por la climatología, como simbolizando que la temporada ha sido cualquier cosa menos sencilla.
y 6.- La entrega de esa Liga, con Abidal, Bartra o Muniesa entre el grupo, ha desprendido el aire a final de una etapa e inicio de otra, de la que solo se intuyen algunas formas y varios flecos. Pero ha tenido, por encima de todo, el gesto inequívoco y rotundo de Tito Vilanova y Éric Abidal levantando la copa por decisión del colectivo. Y, muy probablemente, en momentos de balance siempre sea mejor quedarse con las sonrisas felices de quienes regresaron de batallas arduas que con la tristeza que desprendían algunas miradas.
– Foto: Miguel Ruiz (FC Barcelona)
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