Lo inimaginable, sucedió. Qué desilusión. El partido de la década se convirtió en la mofa de la era de la Premier. Y todo gracias al hombre que más y mejor lo ha hecho en estos 20 años. ¿Qué lo llevó a pensar que ese esquema era el indicado para, al menos, no perder? Sólo él lo sabe. Pero que de esa manera era altamente probable que consiguiera lo que a la postre consiguió, sólo él lo desconoce.
¿Qué haces usando un esquema lógico y eficiente toda tu vida, adaptando a los jugadores a jugarlo, engranándolo, llegando hasta donde llegaste con él y no usarlo el día en que más lo necesitas? ¿Cómo te vas a jugar la Liga sin tus mejores piezas? ¿Cómo, Fergie, cómo? Y no era la primera vez que lo hacía. En Ewood lo salvó el riflazo de Valencia y la colaboración de Robinson a menos de diez para el final, pero ¿qué haces con tres mediocampistas de contención en cancha del Blackburn? ¿Qué, Fergie, qué?
Ferguson maneja su equipo de un modo bien peculiar. Lleva rotaciones intertemporadas -sobre todo en el centro del campo- que convierten a la mayoría de sus jugadores en titulares y suplentes cíclicos. En esta campaña, por ejemplo, estaba planeado que Anderson y Cleverley fueran la pareja de mediocentros, pero las lesiones de ambos subieron a Carrick a la titularidad. Desde enero Scholes representa otra opción más a la baja de otro puntal, Fletcher. Incluso Giggs, readaptado a esta nueva posición, ha tenido que jugar más de lo planificado.
Como extremos, Young y Nani brindan el mejor rendimiento posible y Valencia es la primera alternativa. Park ya había cumplido su ciclo satisfactoriamente y esta temporada había sido utilizado solo en partidos intrascendentes o cuando las lesiones mermaron la plantilla. Mientras pudo y en el pasado, el United se benefició de sus virtudes, y bien que lo hizo, pero el almanaque soltó muchas hojas desde entonces. Pero ¿qué haces con el coreano en el once inicial si desde hace cuatro meses no le das semejante responsabilidad? ¿Cómo va a funcionar correctamente si esta temporada apenas ha formado junto al resto de los titulares? ¿Por qué no jugar con algo tan normal y eficiente como dos hombres en punta y dos extremos natos? Al City la mejor manera de tumbarlo es dándole golpes: eso lo han dejado bien claro conjuntos como el Sunderland o el Swansea, que se defendieron, sí, pero pusieron a sus mejores hombres en cancha y no renunciaron a su modelo habitual. Claro, no tenían nada que perder, para ellos era un partido dentro de 37 más, pero también vale este análisis cuando lo tienes todo en juego.
Esta no era la temporada de Park, que difícilmente pueda hacer otro ciclo, porque un extremo con 31 años y falto de velocidad y recursos ya no es funcional teniendo a otros más jóvenes y eficientes. O queda reconvertirlo al centro del campo, a lo Giggs, lo cual parece complicado por los cuatro costados, pero puede ser posible. La derrota en Wigan y el empate contra Everton fueron dos golpes de cincel que agrietaron al equipo mentalmente para acabar rajados por un perfecto City.
Fueron demasiadas contradicciones contra sí mismo que acabaron por suicidar la potencia ganadora del United. Ferguson acabó confundiéndose a sí mismo y a su propio equipo con las innovaciones tácticas que, supuestamente, deberían maniatar al rival. Es como que te digan que el cielo ahora es verde y des por loco al que te lo dice, pero cuando sales y miras, te das cuenta de que tenía razón.
El amor nunca es eterno, lo que nos queda es hacerlo infinito mientras dure.
* Alejandro Pérez.
– Fotos: EFE – Matt West (Back Page Images / Photogamma)
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