De promesa a revelación. Esa sencilla frase describe a la perfección a nuestro protagonista. Desde su tímida irrupción en el primer equipo la pasada campaña, Fede nos había dejado detalles técnicos sobresalientes, algunos regates de antología y, ciertamente, más fallos que errores, pero esta temporada se ha destapado como un espectacular organizador de juego, con gol (2 en liga) y último pase (2 asistencias).
Fede Cartabia es esa promesa argentina que surge cada lustro y que tanto encandila a los aficionados; desparpajo, calidad técnica y velocidad son algunos de sus atributos, pero aquellos que lleva tatuados en el alma son los que solo se puede conseguir jugando en los barrios bajos de Rosario: coraje, perseverancia y sangre caliente. Su infancia, a pesar de que sus padres son europeos, no fue sencilla, y tuvo que forjarse en la calle, donde (casi) todos los grandes futbolistas empiezan a perfeccionar sus cualidades.
Es zurdísimo, aunque poco a poco empieza a soltarse con la de palo. Una de sus mayores virtudes es la agilidad y la arrancada que tiene de cero a máxima velocidad en unos escasos segundos, que le permite sortear rivales con suma facilidad.
Cartabia, a pesar de tener pasaporte italiano, no deja de ser argentino y, por ende, latinoamericano. Bajo esa lógica podemos intuír que tiene la sangre caliente y que es muy impulsivo, y nuestros supuestos no están nada lejos de la realidad. Fede es muy intenso en todo lo que hace; recupera con intensidad, ataca con intensidad y también sabe soltar la pierna.
Durante su corta etapa en el primer equipo che, no tuvo minutos para demostrar su liderazgo, pero ahora, en el Córdoba, todos los balones de ataque pasan por sus botas y es el auténtico líder dentro del campo. Sabe qué hacer con la pelota y con la confianza que goza actualmente, es capaz de casi todo. Esta temporada hay un hecho remarcable: es el jugador que más faltas ha recibido en el campeonato liguero, con 24 en siete partidos, lo que indica que constantemente es buscado por los rivales, pero él está madurando y mantiene la cabeza a pesar de todo.
Si hasta ahora no os he convencido de lo buenísimo que es Cartabia, es aquí donde caeréis rendidos. Fede es un espectáculo dentro del campo. Por fuera, por dentro, por la derecha o por la izquierda, el diminuto extremo argentino regatea a quien se le ponga delante y lo hace con mucha agilidad y regates sencillos pero efectivos.
Su conducción es fenomenal, con la zurda y siempre pegada al pie, parece que el balón es su mejor amigo y nunca quiere separarse de él. Cuando la suelta, se mueve con rapidez para volver a tenerla cerca y aprovecha al máximo su velocidad para colocarse siempre en un ángulo correcto para generar líneas de pase.
Su disparo también es importante. Con la izquierda tiene un disparo seco, pero que gira bastante, por lo que sus disparos a puerta casi siempre acarrean peligro. Su definición cercana quizá es algo deficiente, porque tarda un poco más de lo normal en armar el disparo, y eso en una de las ligas más competitivas del mundo se paga caro.
Durante su época como canterano del Valencia, y en las últimas dos temporadas alternando Valencia Mestalla y el primer equipo, Fede jugó como extremo izquierdo. En su banda natural, es un jugador muy profundo, con calidad para el regate, efectividad en los centros laterales y bastante implicación en defensa, tanto en la presión como en el repliegue.
Este año, con el Córdoba se ha pasado a la otra banda y con ello se ha convertido en un extremo mucho más moderno, con juego interior, diagonales constantes, más balón en transición y muchísima más influencia en el juego. A día de hoy, el Córdoba es Cartabia, Ekeng y nueve más. Su intensidad le convierte en una pieza de valor incalculable para un equipo que pelea por descenso. Si encima marca goles y reparte asistencias, es ya un sueño hecho realidad para los suyos.
Cada vez que el Córdoba recupera una pelota, sea el jugador que sea, siempre mira hacia la banda derecha para ver si puede asistir a Fede. Toca una cantidad altísima de balones por partido, y últimamente casi todo le sale bien.
El Córdoba es un equipo que practica habitualmente el juego directo y Fede es un gran asistente para Mike Havenaar, que en este inicio liguero anda falto de pólvora, pero que complementa muy bien a la gran línea de mediapuntas del equipo por su calidad para bajar balones a sus compañeros y su buena técnica de juego de espaldas, que le permite asociarse y generar huecos para que los de la segunda línea entren. Aquí es donde entra Cartabia, que si recibe en la frontal con espacios no duda ni una milésima en chutar o cambiar el balón de lado para el compañero que entra solo; su inteligencia es abrumadora y su calidad futbolística aumenta día a día.
Este año no está siendo tan importante en este aspecto pues el 1-4-2-3-1 de su equipo le libera del repliegue; el doble pivote normalmente tiene carácter defensivo, y por su sector del campo juega Luso, que es un perro de presa. Además, el sacrificio de Havenaar le resta esfuerzo en la presión de la salida rival. Aun así, la pelota sigue siendo la mejor compañera de Cartabia, así que hace todo lo posible para tenerla, y es un jugador que carece de técnica de robo, así que es habitual verle correr como un obseso tras perder un balón y recuperarlo bajo cualquier circunstancia. Esta manía le ha costado algunas amarillas en Primera División.
* Roberto Testas.
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