“Cuando hablamos de intensidad, hablamos de intensidad de concentración, porque jugar es fundamentalmente pensar y pensar exige concentración. Y si hablamos de un juego de calidad, hablamos de pensar teniendo en cuenta un referente colectivo -determinados principios de juego- y eso exige aún más concentración. No es por eso de extrañar que la fatiga táctica (cognitiva) surja antes que la fatiga física.” (Rui Faria, preparador físico del Real Madrid).
Hace unos días, durante el post-partido de Champions League entre FC Barcelona y Chelsea, Juanma Lillo utilizó la expresión “fatiga cognitiva” para tratar de explicar qué le había ocurrido al conjunto culé en la eliminatoria ante el cuadro británico. Rápidamente, a través de las redes sociales, se agitó el debate sobre dicho concepto. Al margen de las opiniones más ignorantes, algunas de ellas escritas con muy mala intención, pude comprobar que existía un gran desconocimiento sobre el término usado por el entrenador donostiarra.
Para los que no vieron la tertulia organizada por TVE y desconocen lo expuesto por Lillo, decir que Lillo negó que la derrota se debiera al cansancio y, en todo caso, dijo que cabía atribuirla a la fatiga cognitiva. El término fatiga cognitiva es usado desde hace tiempo en el ámbito de la ciencia y, en particular, en el terreno de la psicología cognitiva, la laboral y en el ámbito del aprendizaje.
Para entender el concepto de Fatiga Cognitiva, primero debemos entender el concepto de Carga Cognitiva. La carga cognitiva viene marcada por diversas ideas:
Los equipos de fútbol de alto rendimiento tienen en cuenta el concepto de carga cognitiva, así como tienen en cuenta la carga condicional. El objetivo es que la aparición de la fatiga, sea de tipo mental/cognitivo o condicional, se retrase o, si se puede, no aparezca.
Los cuerpos técnicos controlan los niveles de carga cognitiva de la siguiente manera:
EJEMPLO DE LA CUANTIFICACIÓN DE LA CARGA COGNITIVA DE LAS SITUACIONES DE ENSEÑANZA-APRENDIZAJE EN FUTBOL
“Una de las cosas que hace el entrenamiento sea más intenso -cuando se habla de intensidad, se habla normalmente de desgaste energético- es la concentración decisional exigida. Por ejemplo, correr por correr implica un desgaste energético natural, pero la complejidad del ejercicio es nula y, como tal, el desgaste a nivel emocional tiende a ser nulo también. Las situaciones complejas, en las que se basa el crecimiento de la organización de juego, exigen a los jugadores requisitos tácticos, técnicos, psicológicos y físicos. Es eso lo que aumenta la complejidad del ejercicio y conduce a una concentración mayor”. (Oliveira, Resende, Amieiro y Barreto: “Mourinho ¿Por qué tantas victorias?” 2007).
Si dividimos las diferentes situaciones simuladoras preferenciales en fútbol atendiendo al esquema propuesto por el profesor Anton y adaptado por Bonilla en:
A) Situaciones simuladoras elementales
Se caracterizan por la falta de similitud con el contexto competitivo, por la presencia de la mayor parte de los elementos formales del juego, incluso de todos pero de una forma incompleta o inespecífica encuadrados en una subfase del ciclo de juego aunque sin continuidad en la misma, es decir sin encadenamiento con otros medios que no estén siendo trabajados.
A nivel de actuación del jugador, está limitada en cuanto a las alternativas en la toma de decisión y facilitada en cuanto al nivel de oposición.
Un ejemplo de tarea sería la siguiente:
6×6 MÁS 3 COMODINES
Donde buscamos:
– Asegurar la creación de superioridad numérica y posicional defensiva alrededor del poseedor del balón.
– Evitar al poseedor relacionarse con comodidad.
– Mantener permanentemente una gran predisposición a recuperar el balón (generar esa conciencia colectiva).
B) Situaciones simuladoras aplicadas
Aparecen elementos similares a la competición, pero no de forma completa dentro de una subfase del juego de forma continuada y repetitiva. El objetivo es que el medio táctico se realice un alto número de veces, aunque de forma genérica sin hacer hincapié en demasiados detalles. (Bonilla,Luis)
Un ejemplo de este tipo de tarea sería:
C) Situaciones simuladoras de la competición
Aparecen todos los elementos formales del juego, aunque con modificaciones en cuanto a terreno, numero de juegadores, reglas de provocación usadas para forzar el objetivo etc…Son partidos dirigidos y apare el ciclo de juego al completo sin interrupción. Evidentemente tienen un desgaste cognitivo/emocional similar a la competición.
Un ejemplo sería:
OBJETIVOS:
– Orientar la presión fuera
– Comportamientos defensivos en situación de defensa organizada ante circulación posicional del rival
-Comunicación entre jugador que inicia la presión y compañeros de líneas anteriores
FUNCIONAMIENTO:
– 9×9 jugado entre área y área. Marcamos dos pasillos laterales con conos que sirven de referencia.
– Situamos a los equipos tal y como indica el gráfico.
– El equipo de color Rojo situado en 4-2-3-1. No tiene centrales.
REGLAS DE PROVOCACIÓN:
La presión la iniciamos a partir de que llegan a la zona de medio campo
D) Situaciones competitivas
Son todas las situaciones de 11×11 ya sean partidos de entrenamiento, amistosos o competiciones y, evidentemente, son las de mayor desgaste emocional y cognitivo.
Podemos ver que el tipo de tareas aumenta en el grado de dificultad, de mayor complejidad y de mayor especificidad respecto al juego. Si otorgáramos un valor numérico a cada tipo de situación, de 1 las de menor complejidad cognitiva, y 4 las de mayor, que en este caso serían las de partido, podremos controlar la carga cognitiva así como controlamos el desgaste condicional.
Debemos controlar ambos tipos de carga durante el microciclo evitando la fatiga y llegando en un estado perfecto a la competición.
Debemos comprender que ambos tipos de fatiga se encuentran interrelacionados, están conectados el uno con el otro.
Entendemos que cualquier equipo de alto rendimiento sometido a un entrenamiento continuo y de calidad está capacitado para resistir desde un punto de vista fisiológico a las demandas que le plantea el juego. Pero las exigencias que demanda la competición de máximo nivel en términos mentales/emocionales son altísimas y me atrevo a decir que determinantes. Estar en un estado de concentración máximo, atender a estímulos concretos en momentos concretos, responder de manera colec tiva a una situación de juego… y el hecho competitivo. Tener que ganar y ganar, y ganar… y todo esto a veces jugando cada tres días. Por eso considero que tiene mucha razón el compañero Francisco Beltrán cuando habla del mérito que tienen los equipos que disputan todas las competiciones hasta el final.
Para combatir dicha fatiga, desde el libro anteriormente citado, se nos habla de la importancia de los hábitos, es decir de hacer inconsciente lo que antes era consciente. Dicho en otras palabras, que lo que antes me exigía pensar en cómo resolverlo, ahora surja de mi de forma natural. Imagínense, si todos nosotros debiéramos pensar cada día, al levantarnos, en todas las acciones que acometemos de forma inconsciente: lavarnos los dientes, conducir, vestirnos… Si el cerebro no hubiese construido esos atajos, el estrés que deberíamos soportar sería enorme.
“Al leer un libro, al cabo de unas horas tenemos que descansar, pero si no estamos acostumbrados a leer nos dolerá la cabeza todo el día. Es fundamentalmente un problema de hábito. Porque el hábito es un saber hacer que se adquiere en la acción. En este caso, leyendo”. (Oliveira, Amieiro, Resende, Barreto).
Si tenemos en cuenta lo escrito, podemos entender mejor lo expuesto por Lillo.
Hemos de entender que el FC Barcelona lleva 4 años de máximo desgaste en todos los sentidos y ha disputado hasta el final todas las competiciones en que ha participado; incluso en las que no ha conseguido el triunfo final ha alcanzado las ultimas rondas.
Hemos de atender también al hecho de que estos jugadores se enfrentan a constantes partidos, a veces cada tres días, y que incluso en los periodos de descanso juegan con sus respectivas selecciones las principales competiciones.
Otro factor importante es la alta complejidad del modelo de juego que propugna el FC Barcelona, donde los jugadores se enfrentan a un alto nivel de organización y la creatividad y capacidad de tomar decisiones correctas es fundamental para el éxito del mismo.
Sin olvidar, además, que el conjunto azulgrana venía de jugar un partido de un altísimo desgaste emocional 72 horas antes contra el Real Madrid, donde ambos conjuntos se disputaban el titulo.
Por lo tanto, si tenemos en cuenta todos estos factores, es normal y perfectamente comprensible que el Barça sufriera un proceso de desgaste cognitivo, de fatiga, que, cuidado, por sí solo no explica el triunfo o fracaso en la competición. Pocas horas después asistíamos a la eliminación del Real Madrid ante el Bayern y en este caso era Mourinho quien hablaba del calendario. Entendemos desde aquí que el portugués, con otras palabras, se refería al tremendo desgaste que había sufrido su equipo desde el punto de vista mental.
Si nos escapamos del ámbito del fútbol o el deporte de alta competición, cualquiera de nosotros, cuando nos vemos sometidos a un estrés importante, a situaciones que se escapan a la rutina, nos vemos sumergidos en un cansancio que no nos permite dar lo mejor de nosotros mismos. Eso es la Fatiga Cognitiva.
* Dani Fernández es entrenador del infantil A del RCD Espanyol. En Twitter: @DaFdez
– Fotos: Miguel Ruiz (FC Barcelona) – Jordi Cotrina (El Periódico)
– Ilustraciones: Dani Fernández & campusdeportivo.com
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