Fabian Cancellara, cancerbero del norte

por RICARDO ALONSO-BARTOL el 7 abril, 2013 • 16:07

1.- Todos contra uno. Así se presentaba la París-Roubaix después de la caída de Tom Boonen, ganador el año pasado, hace una semana en el Tour de Flandes. Ese uno era Fabian Cancellara, que ese día dio una exhibición en el Paterberg, demostrando su sensacional punto de forma, momento en el que se convierte en un ciclista prácticamente invencible.

2.- Y pese a tener que luchar contra todos, nadie pudo con él. Solo Sep Vanmarcke estuvo cerca de lograrlo, cediendo en el sprint final en pleno velódromo de Roubaix. Pero Cancellara, como si fuera cancerbero, evitó su paso a la gloria en el Infierno del norte.

3.- Todos los años los ciclistas que se dan cita en la localidad de Compiegne para participar en la París-Roubaix saben que tienen por delante una prueba inhumana. Por delante, 254 kilómetros, 56,2 de ellos adoquinados, que provocan que el cuerpo se acerque a su límite. Y por si fuera poco, la edición de este año rodó muy rápida, finalizando con más de diez minutos de adelanto con respecto al horario más rápido previsto por la organización.

4.- Con la baja de su líder, Tom Boonen, el Omega Pharma buscó una guerra de guerrillas, sabedor de que en el cara a cara contra Cancellara sería muy complicado salir victorioso. Por ello hubo muchos movimientos buscando la fuga, en los que casi siempre se encontraba inmerso un ciclista del equipo belga.

5.- Controlada en todo momento la prueba gracias a su equipo, el rival número uno de Cancellara eran las caídas. Como la que le impidió participar el año pasado o las dos que sufrió esta misma semana –una el miércoles en el Scheldeprijs y otra el jueves reconociendo uno de los tramos adoquinados–. Pero en esta ocasión el suizo se libró, algo que no ocurrió con Yoann Offredo o Thor Hushovd –el noruego no besó el suelo, pero pinchó en tres ocasiones–.

6.- En la aproximación a Mons-en-pévèle, segundo de los tres tramos adoquinados de mayor dificultad (ya había sido superado el Bosque de Arenberg), Cancellara pasó a la acción por primera vez. Enfiló al pelotón, aunque esto lo dejó sin compañeros de equipo con todavía 50 kilómetros por delante.

7.- Pudo ser un error del suizo, que sufrió como todos se unían en su contra, buscando eliminarle. Pero su sangre fría en el Infierno del norte le permitió mantenerse vivo. Vanmarcke y Vandenbergh sobrevivían en cabeza, con Cancellara rodando a casi 40”. Junto al suizo se encontraban otros seis ciclistas, que buscaban ganar toda la distancia posible aprovechando que la fiera se encontraba dormida. Pero como era inevitable, despertó.

8.- Solo el checo Stybar aguantó a Cancellara, que fue devorando segundos y en solo cuatro kilómetros llegó a la cabeza de carrera. Restaban 20 kilómetros para llegar a meta y daba la sensación de que el suizo iba a ganar dónde y cómo quisiera. Por ello todas las miradas se centraban en el Carrefour de l’Arbre, al que entraban junto a Cancellara dos ciclistas del Omega Pharma –Stybar y Vandenbergh–, y Sep Vanmarcke.

9.- El equipo belga llegaba a este tramo preparado para la guerra de guerrillas. Pero el Infierno del norte lo impidió. Buscando la comodidad que da la parte derecha de la calzada, Vandenbergh chocaba con un espectador al inicio del Carrefour y se iba al suelo. Por si fuera poco, en los últimos metros Stybar sufría la misma suerte que su compañero, y aunque evitó la caída se despidió del triunfo final. La carrera fue puñetera para el Omega Pharma, una de las razones que la hace tan bonita.

10.- Cancellara solo tenía que eliminar a un ciclista más, Sep Vanmarcke. Y casi lo consigue. En un durísimo ataque a 4 kilómetros del velódromo el suizo volvía a mostrar ese ritmo que lo caracteriza, el cual penaliza con la derrota cualquier mínima ventaja que le dejen sus rivales. Pero Vanmarcke se aferró a su rueda y el desenlace de la prueba quedaba aplazado para la pista de Roubaix.

11.- Y contagiándose del velódromo, Cancellara y Vanmarcke se midieron como en una prueba de velocidad. Con parada incluida, ambos buscaban el momento para gastar sus últimas fuerzas. El belga fue el primero en decidirse, arrancando de manera definitiva a falta de 150 metros para la línea de meta. Pero fue pronto, ya que en el último instante Cancellara le adelantó, impidiéndole el paso a la gloria.

12.- Mientras el suizo celebraba su triunfo y con sus últimas fuerzas se tendía en el césped buscando el oxígeno que parecía no llegar después de esta prueba infernal, Niki Terpstra se hacía con la tercera plaza, la última que da acceso al podio. Sus compañeros Vandenbergh y Stybar se habían quedado con la miel en los labios cuando parecían tener asegurada al menos una plaza en el cajón, pero el neerlandés logró vengarles.

y 13.- Por segunda vez en su carrera profesional, Fabian Cancellara logra sumar el doblete de Tour de Flandes y París-Roubaix en una misma temporada –también lo hizo en el 2010–, algo que solo había conseguido Tom Boonen, el gran ausente, el pasado año. Además, mostrando su excelente temporada, el suizo ha subido al podio en los tres monumentos que se han disputado hasta hoy –fue tercero en Milán-San Remo–.