En la época en la que íbamos a la escuela, estudiar era en cierta manera secundario en la vida del común colegial. Después de salir de la última clase del día, ya fuera a las dos de la tarde o a las cinco, dependiendo si había parón para comer o no, el estudiante llegaba a casa, tiraba la mochila encima de la cama en su habitación y con una altísima probabilidad no volvía a tocar dicho elemento hasta que tuviera que introducir en ella los libros para el día siguiente. El tiempo disponible por lo tanto para hacer cualquier otra cosa que no fuera estudiar era amplio. Según la edad de cada uno, esas largas horas podían dedicarse a jugar a las consolas o a bajar al parque a darle patadas a una pelota de reglamento con intención de hacerla pasar entre dos árboles. Bueno, en realidad da igual la edad para hacer las dos actividades indistintamente.
Ese estudiante hace caso al dicho que dice “deja para mañana lo que no tengas ganas de hacer hoy”, pero claro, tiene fecha de caducidad. No ponerse las pilas y limarse los codos contra la mesa desde el primer día puede pasar factura al final del curso escolar. Si ese alumno no se enteró en octubre de cómo se hacía una raíz cuadrada y suspende el examen parcial, la nota global al final del curso se verá muy mermada, aunque se aprueben el resto de asignaturas con un notable. Alguien me dijo una vez que ese tipo de estudiante es muy aficionado al cinquillo, aunque no hayan tocado una baraja de naipes en su vida. Se refiere en realidad a la costumbre de conformarse con obtener la nota más baja con la que aprobar, es decir, un cinco.
Por ahora, la Juventus está jugando y mucho a dicho juego de cartas que tanto recuerda a las tardes en el pueblo con la familia. Es ahora mismo tercera en la Serie A, apenas dos puntos por debajo de la Roma capolista. Esos 19 puntos obtenidos por los bianconeri se han conseguido con seis victorias y un empate. Pero sólo uno de esos triunfos se logró por una diferencia de más de un gol, es decir, va raspada cada encuentro que juega, aprobando con lo justo. Eso en la Lega, porque en Champions no ha superado ninguno de los dos parciales de los que se ha examinado, y ya en octubre se le está echando el tiempo encima. En los próximos días tendrá que dar todo lo que tiene para que la primera asignatura cuatrimestral no le quede colgando.
El primer paso para afrontar con confianza el siguiente parcial europeo es empollar bien el material de las asignaturas domésticas, y el próximo control se lo va a hacer la Fiorentina. Decir que es determinante este partido sería engañar al lector, así que simplemente diré que es muy importante. No será fundamental de cara al campionato, ni decisivo en ningún caso, pero sí será otro examen importante para la Juve de Conte ante otro de los rivales grandes en uno de los partidos clásicos el calcio. Para el que sí se antoja concluyente este encuentro es para Fernando Llorente. Mirko Vucinic no termina de recuperarse de su lesión y Fabio Quagliarella estará los próximos veinte días ausente, por lo que si en estos días que dos de los delanteros de la Juve no están disponibles, Llorente no juega como titular, sería un golpe muy bajo para las aspiraciones del delantero rinconero.
El test grande será el miércoles que viene. La Juventus tendrá un pupitre en el Santiago Bernabéu, el césped haciendo las veces de papel y un balón como único boli para desarrollar los conceptos que tan bien aprendidos tiene. Será un examen de dos partes, siendo la primera casi concluyente sobre la segunda en caso de no superarla. Esa segunda parte, al menos, tendrá el privilegio de poder hacerla en casa, pero todavía queda mucho para ese día y hay mucho que repasar. El profesor del otro equipo, que una vez lo fue de la Juventus, aún no ha logrado que sus alumnos absorban sus conocimientos y sean capaces de plasmarlos en un examen, pero su club es uno de esos que hacen que en un test, un pequeño error te cueste un punto, o dos.
* Jesús Garrido es periodista.
– Foto: Olé
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