"Cada acto de aprendizaje consciente requiere la voluntad de sufrir una lesión en la propia autoestima". Thomas Szasz
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Difícil describir un partido que solo lo fue durante 5 minutos. Los que tardó en salir en pista Faverani y terminar con la ¿resistencia? del Estudiantes, que lastrado por la baja de su referente English, salió a la pista sin ningún tipo de convicción, ya que solo así se explica lo visto durante los 40 minutos y que no se logra explicar con el marcador final, 77-59 para el Valencia Basket.
Los primeros cinco minutos, cuando el partido estuvo igualado, fueron un correcalles. Ambos equipos tiraban de tres sin seleccionar los lanzamientos, sin ningún tipo de acierto ni criterio. Todo cambió cuando Faverani entró en cancha. Primero, porque metiéndole balones en la pintura el Valencia comenzó a anotar.
Después, porque la atención que generaba Faverani en la defensa estudiantil permitió a los tiradores del Valencia tener mejores posiciones de tiro, que esta vez sí aprovecharon. De repente, las diferencias se dispararon y muy pronto se pudo comprobar cómo el Estudiantes no plantearía resistencia.
De hecho, el partido no tuvo historia. Germán Gabriel estuvo desaparecido. Sin su protección, ni la de English, los jóvenes jugadores del Estudiantes se vieron sobrepasados por el escenario y cuajaron una actuación que no estuvo a la altura de los más de mil seguidores que les animaban en la pista a pesar de lo que estaban viendo.
La segunda parte la utilizó Perasovic para rotar a sus hombres e ir cogiendo confianza poco a poco. De repente, un equipo que hace un par de semanas era un mar de dudas se planta en semifinales de la Copa del Rey y mira a su rival a los ojos, ya que nadie se ve inferior al Gran Canaria, que seguro planteará mucha más resistencia que el Estudiantes.
* Daniel Arias.
– Fotos: ACB Media
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