La selección de Luis Aragonés ganó la Eurocopa hace cuatro años con una versión que podemos denominar “abierta” del juego de posición. La de Vicente del Bosque ganó el Mundial hace dos con una versión “cerrada”. Ni uno ni otro seleccionador han mamado el juego posicional, de ahí que intentaran acercarse a este modo de jugar con curiosidad intelectual y voluntad de mimetizarlo. Así, Aragonés partió de un único mediocentro de posición (Senna) y alojó a Iniesta entre líneas dejando a Xavi como base del juego. Del Bosque, que se educó en las antípodas de dicho modelo de juego, apostó por juntar dos mediocentros aunque significara ralentizar las circulaciones y entorpecer la generación de hombres libres entre líneas, uno de los sagrados mandamientos del juego posicional. Al primer seleccionador le fue bien con su interpretación “abierta” que logró aplastar a todos sus rivales europeos (salvo a Italia, a la que no se venció). Al segundo seleccionador, y actual, le fue igualmente bien su versión para ganar un Mundial con solo 7 goles en su haber.
Ahora hemos llegado a una Eurocopa de talla superior, mucho más dura en competitividad y calidad a la pasada e incluso superior al Mundial de 2010. España la afronta sin dos piezas capitales: Puyol y Villa, fundamentales ambos, pero con Del Bosque más convencido del modo de jugar. Continúa siendo un modo “cerrado”, pues para el seleccionador resulta innegociable juntar a Xabi Alonso con Busquets pese a la dislexia que eso provoca en el centro del campo. Pero maneja nuevas variantes como ese falso 9 que ha alineado frente a una Italia espléndida. Lo peor de España son las expectativas locas que generan los mismos que desprecian el juego de posición cuando lo practica el Barça. Son los mismos que consideran una excusa el césped alto y reseco si lo padece el Barça, pero descubren lo dañino que es cuando juega España. Ellos atribuyeron a Italia todas las maldades y miserias y se pasmaron ante un cuadro felino, inteligente, talentoso y punzante. ¡Ah, esta es la verdadera crisis que nos azota: la de la estupidez banal!
En el desempeño, España e Italia protagonizaron un partido de altos vuelos, competitivo en grado sumo, explosivo y brillante en lo táctico. A Del Bosque no puede pedírsele que organice su equipo, auténtico Club Del Bosque, de un modo que no siente. Para él es innegociable que Alonso y Busquets convivan y solo quizás tras su nueva discreta prestación decida suplir a Arbeloa por otro compañero. El seleccionador, pese a sus defectos, aporta serenidad al equipo, toma decisiones coherentes con su pensamiento, no exige cosas raras a los futbolistas, sabe adoptar las decisiones adecuadas para cambiar ritmos durante el partido y avanza lenta pero poderosamente en la evolución de su versión “cerrada”.
Para quienes querían ganar la Eurocopa en el minuto 20 del primer partido, y además por goleada, este empate ha sido decepcionante. Para quienes valoraban que a Italia no se la ha vencido en casi 100 años, que España se enfrentaba a un potencial finalista y que una Eurocopa es una competición por etapas, el empate ha sabido a gloria. ¿Asuntos a corregir? Sin duda, la transición ataque-defensa, uno de los grandes puntos débiles si no se presiona arriba. Pero los títulos no se ganan el primer día, sino evolucionando.
– Foto: Reuters
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