"La audacia tiene genio, poder y magia. Comienza ahora, ponte en marcha”. Johann W. Von Goethe
Se acaban los Juegos Olímpicos y está a punto de empezar la temporada futbolística. El Barça no puede quejarse esta vez de cómo ha transcurrido su pretemporada. Por supuesto, no es la científicamente perfecta, pero es que la perfección no existe y mucho menos en el fútbol actual, martirizado por todas partes: calendarios, compromisos internacionales, horarios intempestivos, maltrato al aficionado, tortura en los comités y cien asuntos más. Así que conformémonos con que el Barça haya podido preparar con bastante solidez los cimientos del nuevo curso. Lo ha hecho en casa, sin desplazamientos kilométricos o marcianos, desde el silencio y la tranquilidad de la Ciutat Esportiva, allí donde se colocan los fundamentos de los éxitos. Y con una parte importante de la plantilla desde el primer día y la columna vertebral incorporada con cierta antelación.
¿Es garantía de algo todo lo anterior? No, en absoluto. En ocasiones preparas con mimo y detalle una competición y te sale el tiro por la culata. En otras ocurre al revés: llegas casi directamente de las vacaciones pero consigues hacerte con un título importante frente a un rival poderoso. El deporte, y especialmente el fútbol, contiene dosis de azar e incertidumbre que impide incluirlo en la categoría de ciencia exacta. No lo es. Pero dicho esto, mejor intentar preparar las cosas a conciencia que de modo improvisado e intempestivo. Tito Vilanova ha sumado minutos de trabajo en la construcción de su propuesta de juego. Hemos ido conociendo varias de sus ideas: las alineaciones han hablado bastante por él; su confianza en algunos de los canteranos imberbes parece elevada; apunta a subir unos metros arriba a Busquets; a liberar aún más a Messi; a manejar cuatro defensas pero potenciando la conexión Alba-Iniesta; a sujetar a Dani Alves para que no invada los espacios antes de tiempo; y a que Cesc intervenga más con balón. Y otros muchos pequeños asuntos más que iremos conociendo.
¿Podemos pedirle al nuevo entrenador que la máquina funcione ya a pleno rendimiento la próxima semana? Pienso que todavía no. Siguiendo en el mundo ideal, sería espléndido que el tránsito entre Pep Guardiola y Tito Vilanova no se notara en exceso. Que nadie percibiera más cambio que el de los colorines llamativos de la camiseta, cuestión de gustos. Pero que la esencia del juego permaneciera en todo y solo detectáramos las evoluciones puntuales. ¿Podrá ser así? ¿Será igualmente competitivo este nuevo Barça? Y lo más importante: ¿Sostendrá la mirada del Real Madrid sin parpadear? Apostaría por la respuesta positiva en todas las preguntas, aunque podemos pensar que habrá titubeos y algunas dudas en momentos puntuales. La fuerza de los jugadores resultará crucial para sostener a Tito en los malos momentos, si estos surgen, de ahí que ya no valga media dedicación como ocurrió con alguno el curso pasado. Se juegan demasiado todos ellos como para no dejarse la piel en cada entrenamiento.
– Foto: F. C. Barcelona
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