"La audacia tiene genio, poder y magia. Comienza ahora, ponte en marcha”. Johann W. Von Goethe
Brasil es una montaña rusa; el cambio a nivel social y económico que ha experimentado el país en los últimos años es realmente notorio. Un cambio perceptible en el fútbol.
Cuando hablo de montaña rusa me refiero a la sensación de vértigo que suele producir en la mayoría de la personas un fútbol que parecía estar despegando e incluso equiparándose a ligas de elite del fútbol europeo. Contratos televisivos similares a los europeos, fichajes de renombre, ralentización de la fuga de talentos, patrocinios con grandes empresas y marcas deportivas de primer nivel… El dominio continental era evidente, pero hablar de ella a nivel global es otra historia.
¿La razón? Principalmente el calendario. La Confederación Brasileña de Fútbol (CBF) y el grupo de comunicación Globo priorizan un acumulamiento en masa de los partidos, igual que la CONMEBOL (la UEFA de Sudamérica).
En vez de buscar soluciones más convenientes al presente siguen presentando un calendario lleno de errores, parones de competición por causa de torneos oficiales FIFA o CONMEBOL, jugadores convocados por sus selecciones mientras la competición local sigue, etc., con la consecuente desventaja en esas fechas para los clubes afectados.
Pese al nombre y la categoría que estos torneos tienen, para el aficionado y el futbolista es difícil querer proseguir una carrera futbolística en un lugar tan caótico. En Brasil, un equipo suele jugar más de 70 partidos al año , sin sumar los amistosos y desempeño en la copa o torneos internacionales. Un equipo que lo ganara todo podría llegar a los 100 partidos.
El deterioro físico a lo largo del año es notable, más aún cuando la preparación en este aspecto es insuficiente en muchos clubes. Hasta que no se quiera adecuar el calendario a los tiempos actuales, tanto la CONMEBOL como la CBF estarán un paso por detrás del resto.
Tras esta introducción, toca hablar de fútbol, sin pensar en el daño que un calendario tan sobrecargado hace a jugadores y competición. El Brasileirão 2013, hasta el momento, está siendo el que peor media de goles tiene en la historia desde que la competición se juega con el sistema actual (2003). Podemos achacarlo a la pérdida de nivel técnico debido a las transferencias, aunque Brasil es como el cosmos: desaparecen estrellas, pero no tardan en surgir otras que pronto brillarán. Jóvenes como Mayke, Victor Araujo, Lucas Silva, Hyuri, Dória, Gilberto, Gabriel, Otavinho y tantos otros empiezan a surgir con muchísima fuerza a nivel nacional e internacional.
Todavía queda la mayor parte de la segunda vuelta para intentar frenar esa media negativa. Una segunda vuelta que históricamente suele parecer otro campeonato, por distintos motivos: la salida de algunos jugadores durante el verano europeo y la exigencia del calendario en su recta final. Las cosas cambian muy rápido en Brasil.
Y rápido es ver cómo el séptimo y el noveno clasificado del 2012 están disputándose el título a día de hoy, además de un Corinthians que lo ganó todo y en la actualidad parece un equipo sin rumbo, necesitado de una gran renovación.
Con todo lo que hemos hablado del desgaste físico, y mental, debido al calendario, hay que hablar de la interesante historia del Atletico Paranaense, que sin jugar estadual (torneo regional) y ahorrándose cerca de 20-22 partidos a comienzos de la temporada está compitiendo a gran nivel en todos los torneos que disputa: cuartofinalista en la Copa do Brasil y luchando por una plaza de Libertadores en el Brasileirão.
Cabe destacar el buen campeonato de los abuelos (Seedorf, Alex, Juninho y Zé Roberto), que por momentos parecen incombustibles, rindiendo a muy buen nivel.
El mal estado de muchos clubes, con demasiados grandes cerca de puestos de descenso, ha sido realmente notorio en el São Paulo, uno de los pocos clubes que jamás ha descendido. Mientras, el Cruzeiro tiene la oportunidad de ser campeón con mucha antelación y, además, rompiendo varios récords (algunos atesorados por ellos mismos en el 2003, cuando ganaron por primera vez el Brasileirão). Nos queda una recta final en la que los ojos estarán puestos mayormente en la lucha por no descender de grandes clubes y la pelea por una plaza en la Copa Libertadores.
Con el Atlético Mineiro siendo campeón de América en el mes de julio y el Cruzeiro muy bien posicionado para coronarse campeón brasileño, estaríamos hablando de un 2013 fantástico para el fútbol de la región de Minas Gerais.
Más allá del Brasileirão cabe mencionar la Copa do Brasil, que se encuentra actualmente en cuartos de final, estrenando formato este 2013, con los clubes que juegan la Libertadores entrando a partir de octavos de final y alargando la competición durante prácticamente todo el curso futbolístico en Brasil, uno de los pocos aciertos de la CBF.
La selección, por su parte, viene reforzada tras el triunfo en la Confederaciones, aunque las convocatorias han sido polémicas, pues se echan en falta algunos nombres conocidos para el aficionado europeo. Pero en general hablamos de un grupo fortísimo que ya demostró la importancia del factor local y que aspira a lo máximo en la posiblemente cita más importante de su triunfalista historia.
* Alberto Zaragoza.
– Foto: AFP
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