1.- En contra de la sensación de nuevo ciclo que se podía tener tras el fin de los JJ. OO., la realidad es muy distinta. España necesitaba un punto para sellar su clasificación para los playoffs que dan acceso a la Eurocopa del próximo año, habiéndose disputado las jornadas anteriores de la fase de la clasificación durante la anterior campaña. Así, este equipo compuesto por jugadores nacidos a partir de 1990, se comenzó a fraguar bajo la dirección técnica de Luis Milla (quien para la cita olímpica pudo reforzar al conjunto con cuantos jugadores nacidos en 1989 quiso, además de tres mayores). Hoy se ha producido el debut de Julen Lopetegui, quien sucede al técnico turolense con un título europeo sub-19 bajo el brazo y un saco cargado de dudas sobre su capacidad en el otro, curiosamente ante el rival contra el que la anterior generación se proclamó campeona del anterior Europeo sub-21.
2.- En su inicio, Julen contaba con las ausencias de dos jugadores vitales como Thiago y Muniain y con las de los importantes Canales y Cuenca, además de que las molestias que venía arrastrando Isco han provocado que decidiera que comenzara en el banquillo. En esta tesitura, se ha introducido una variante táctica pequeña pero perceptible: del 4-2-3-1 al 4-2-1-3, algo lógico teniendo en cuenta que en lugar de jugadores con tendencia al juego interior por banda (Sarabia, Muniain, Cuenca o incluso Isco) se optaba por dos extremos puros como Deulofeu (quien, por edad, es el único que llegará a los próximos JJ. OO., al margen de los mayores a los que se convoque) y Tello. Así, esta variante se ha efectuado únicamente por necesidades del guión. También como consecuencia de las mencionadas bajas, Sarabia ha ocupado la mediapunta. En cuanto a los ocho titulares restantes, no ha habido cambios respecto a lo que planteaba Milla: la portería para De Gea; en defensa Montoya, Bartra, Íñigo Martínez y Planas; el doble pivote para O. Romeu y Koke (a quien también el técnico turolense utilizaba para reemplazar a Thiago) y el centro del ataque para Rodrigo.
3.- Así, en el once español solo había dos centrocampistas (Sarabia es un extremo reconvertido a mediapunta), de los cuales ninguno atesora ni por asomo las cualidades propias de un organizador, figura imprescindible en cualquier equipo, más aún si este basa su estilo en algo similar al juego de posición. Pero esa era la intención de España; y la de Lopetegui, la misma que la de Milla: convertir a Koke en el centro neurálgico del equipo, aun habiendo jugadores como Sergi Roberto o Illaramendi en el banquillo. Probablemente esta fue la principal causa del paupérrimo rendimiento juego del combinado español en los JJ. OO., como ampliamente analizamos aquí. Si el técnico turolense no tenía excusa para no haber corregido este detalle, menos aún el nuevo técnico, que sabe que llega porque el anterior cometió equivocaciones que devinieron en un resultado fatal.
4.- En frente, una Suiza sub-21 que, ya sin las que eran sus estrellas, no presentaba ninguna individualidad especialmente reseñable, como se demostró durante el encuentro. Por otra parte, es lógico que no en todas las generaciones aparezcan jugadores de la talla de Xhaka o Shaqiri, quienes, junto al guardameta Sommer, fueron los principales responsables de la eliminación del Manchester United en la fase de grupos de la última Liga de Campeones. Dicha falta de talento ha sido suplida con una buena organización defensiva en la que cada jugador sabía perfectamente cuál era su función.
5.- Antes siquiera de que pudiéramos percibir nada de lo expuesto, el combinado nacional ya había dispuesto de dos ocasiones flagrantes. La primera, un mal rechazo del guardameta suizo Roman Bürki, que incomprensiblemente mandó fuera Sarabia a puerta vacía. La siguiente, una ocasión explícita de Deulofeu en la que, declinando la potencia, optó por la colocación, pero tampoco la consiguió, por lo que no obligó a una gran actuación del portero.
6.- Tras ese inicio fulgurante, ambos contendientes fueron fieles al guión previsto: España llevando la iniciativa e intentando jugar el balón desde atrás; Suiza replegada en su campo cubriendo opciones de pase. Esta táctica, unida a los problemas en la iniciación causados principalmente por la mala elección del organizador del equipo (a quien además se le otorgaba una responsabilidad absoluta, obligando incluso a abandonar a O. Romeu, quien está mucho más capacitado para iniciar el juego) provocaba que resultara muy difícil para el combinado español llegar a tres cuartos. Solo Bartra mostró un nivel alto en la salida de balón, mientras que O. Romeu e I. Martínez tampoco destacaron en la negativo en esta faceta, si bien no llevaron el peso. De este modo, estando la opción Planas descartada por ser el jugador menos técnico del conjunto y siendo escasísima la fluidez en la medular por lo expuesto, solo quedaba la salida por la derecha mediante Marc y Montoya, o los envíos largos a los extremos para llegar con cierta ventaja a posiciones más avanzadas.
7.- Sin embargo, una vez superada esa primera línea suiza, los problemas españoles desaparecían. Una muy buena versión tanto de Rodrigo como de Sarabia, Tello o Deulofeu provocaba que prácticamente cada llegada a tres cuartos acabara en ocasión de gol. Mientras que el jugador del Getafe y los extremos eligieron bien los momentos de desequilibrio y pase, además de estar acertados generalmente en la ejecución, el del Benfica hizo todo lo que tiene hacer un 9 puro: fijar a los centrales, dejar de cara, abrir a la banda y, sobre todo, disparar. Porque la facilidad que ha tenido para deshacerse de los centrales suizos ha sido extrema, pudiendo armar la pierna izquierda cuando ha querido. Solo le ha faltado la fortuna: un remate al palo y tres rozándolo (solo en el primer tiempo) son buena prueba de ello. Especial mención merece la vaselina con la que ha estado a punto de abrir el marcador tras una magnífica asistencia de Deulofeu por encima de los centrales. Si a ello sumamos las dos oportunidades en las que Tello ha definido con desacierto jugadas manifiestas de gol, hallamos un balance de ocho claras ocasiones en tan solo 45 minutos, a pesar de la permanencia del 0-0.
8.- En ese mismo periodo, los jugadores suizos han sido incapaces de demostrar nada más que rigor táctico. Ni aptitud defensiva, como se deduce de la facilidad para generar ocasiones, ni tampoco talento ofensivo. De hecho, solo dieron tres sustos, causados todos ellos por errores individuales españoles. En el primero, un mal entendimiento entre I. Martínez y su portero se ha saldado con un robo de Kasami que solo la zancadilla no sancionada como penalti de De Gea ha impedido que terminara en gol. Los dos siguientes regalos, con las firmas del guardameta del Manchester United y Planas, respectivamente, han sido desaprovechados por una mezcla de desacierto primero de Kasumi y después de Nzuzi Toko y de una velocísima recuperación defensiva de Bartra en ambos casos.
9.- Este príncipe de la Masia ha sido hoy el rey del equipo. Además de su talento con el balón, ha mostrado una inteligencia táctica, una velocidad y una contundencia que no han dado oportunidad a los delanteros suizos. Especial mención merece su colocación entre los centrocampistas y la defensa en los contraataques, acción clave para que no se produjera ningún otro susto. Sin lugar a dudas, ha exhibido un nivel muy superior al del resto de jugadores que había sobre el campo, cuajando un partido de 10. Por odiosas que sean las comparaciones, no está de más recordar que ni Puyol ni Ramos eran capaces de cuajar actuaciones tan completas a su edad, y que Piqué nunca ha poseído esta velocidad.
10.- Lo que en teoría debería ser la segunda mitad de esta crónica no es sino el desenlace, pues prácticamente nada ha sido lo que hemos visto en la segunda parte, al margen de otro balón al palo de Rodrigo y una ocasión más marrada por Tello. Valorando que ambos equipos consideran positivamente el empate (con él, España ya está clasificada para los playoffs) y que aún estamos prácticamente en pretemporada, es lógico. Sin embargo, el sabor de boca que deja el encuentro es agridulce, pues Lopetegui prácticamente no cambia nada (más allá del perfil de los jugadores de banda, seguramente por las bajas), ni siquiera aquello cuya necesidad es más flagrante. De este modo, solo con la vuelta de Thiago cabe esperar que se vuelva a dar al conjunto una estructura lógica capaz de reflejar su auténtico nivel.
* Rafael León Alemany. En Twitter, @_rafaleon_
– Fotos: RFEF
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