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España reescribe su historia

por el 12 septiembre, 2017 • 14:11

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España madrugó este lunes para ver un eclipse nunca antes visto en nuestro país. Por primera vez, el mejor jugador del mundo de tenis profesional y la mejor jugadora compartían algo más que el ranking. Él, de Manacor. Ella, de Caracas. Ambos representando la misma bandera a lo largo y ancho del circuito: la nuestra. Solamente Alemania y Estados Unidos podían explicar hasta el momento lo que se siente al ver cómo dos de tus jugadores ocupan el trono de sus respectivos vestuarios. Ahora, por suerte, ya no hace falta que nos expliquen nada, ya lo sabemos de primera mano. Rafael Nadal y Garbiñe Muguruza son solo el broche de oro a una obra que ya empezó a generar expectación en los años 90 y que, poco a poco, ha ido sumando capítulos que merecen ser recordados en unas semana como ésta. En total, hasta cinco números 1 repartidos en la Era Open. No está mal, pero todavía nos faltaba el doblete simultáneo. Una doble alegría que llega tras unas temporadas de dudas, pesimismo y poca fe. Se llegó a hablar incluso de ‘la crisis del tenis español’. No sé cuánto de grave será esta crisis pero, visto lo visto, ¡que no salgamos de ella!

Arantxa Sánchez-Vicario [febrero 1995, 24 años]

Fue la primera y, para muchos, la más especial. Campeona de Roland Garros desde 1989 con tan solo 17 años, la catalana todavía tuvo que esperar varias temporadas para alcanzar lo más alto del ranking. No lo tuvo fácil al coincidir con algunas de las mejores jugadoras de la historia y, especialmente, con el pulso de hierro entre Steffi Graf y Monica Seles. Entre ambas estuvieron repartiéndose el trono durante ocho calendarios, hasta que en 1995 apareció un hueco que aprovecharía la española para hacer historia. Fue el 6 de febrero de 1995 el día en el que Arantxa desbancaría a la germana del ático de la WTA, un lugar que ella misma ya ocupaba en la modalidad de dobles. ¡Doblete! Sin embargo, mantenerse arriba en el singles fue mucho más complicado que llegar. Dos semanas después volvería a ceder el reino ante Graf para recuperarlo siete días más tarde. Esta segunda etapa duraría seis semanas, pero todavía habría una tercera. El 15 de mayo de 1995 arrancaría su tercer mandato al frente del circuito femenino, el cual duraría cuatro semanas. En total, doce semanas como Nº1 mundial repartidas en tres períodos entre febrero y junio de 1995. Hasta 1997 con la irrupción de Martina Hingis nadie volvería a discutir el bipartidismo de Graf y Seles.

Carlos Moyá [marzo 1999, 22 años]

El primero de los chicos, doblemente especial tras lo vivido con Arantxa. Era 1999 y el circuito ATP estaba dominado por Pete Sampras, aunque de una manera intermitente. El estadounidense llevaba ocupando lo más alto de la tabla desde 1993 aunque con algunas visitas inesperadas al Olimpo de jugadores como Muster, Ríos o el auténtico Agassi. Pete era el mejor, el más fiable si no tenemos en cuenta la arcilla, sin duda, pero había mucha competencia para que en alguna etapa no doblase la rodilla en favor de algún férreo perseguidor. En marzo de aquella temporada, Carlos llegó a Indian Wells como número 4 del mundo y consiguió meterse hasta la disputa por el título tras batir a Gustavo Kuerten en semifinales. Aquel fue precisamente el partido que le aseguraba ser el primer jugador español en tocar el cielo (recordamos que en la época de Manolo Santana todavía no había ranking oficial), por lo que poco importaba que al día siguiente se perdiera la final con Philippoussis. Dos semanas más tarde, en Miami, tocaba salir a defender su nuevo estatus, pero Moyá caería en octavos de final antes Grosjean devolviéndole a Sampras lo que le había quitado. Nunca más regresó a lo más alto, de hecho, apenas logró disfrutar del ático durante dos semanas. Para algunos, las dos semanas más bonitas que nunca recordarán.

Juan Carlos Ferrero [septiembre 2003, 23 años]

Cuatro años después de la gesta de Moyá, otro español comenzaba a dar que hablar en el vestuario profesional. Era Juan Carlos Ferrero, el hombre que acabaría bajando para siempre el telón de Andre Agassi como número 1 del mundo. Eso sí, no fue fácil. Con 23 años, el de Ontinyent tuvo que firmar una temporada 2003 de infarto, poniendo especial atención a su parte favorito del año, la de tierra batida. Allí enlazó título en Montecarlo, semifinal en Barcelona, título en Valencia, semifinal en Roma y título en Roland Garros. Su primer trofeo de Grand Slam le situaba en el tercer escalón del podio, todavía no era suficiente para vestirse de rey. En el #3 se mantendría tras unos resultados más discretos durante el verano, hasta que el US Open volvió a sacar lo mejor del valenciano. Lo logró con un trago muy dulce y otro muy amargo. En semifinales, victoria contra Agassi, el vigente líder del vestuario. En la final, derrotado frente a Roddick, quien le negaría su segundo Grand Slam y, a la postre, terminaría arrebatándole el Nº1 dos meses después. Fueron ocho semanas en lo más alto para un Juan Carlos que todavía se daría el gusto de conquistar Madrid partiendo desde la primera línea de salida, hasta que en noviembre un Roddick más regular cerraría el curso por encima del resto.

Rafael Nadal [agosto 2008, 22 años]

La joya de la corona, la más difícil de conseguir y la más dulce de saborear. Tres temporadas consecutivas estuvo el balear siguiendo la estela de un Roger Federer que parecía imbatible, hasta que los Juegos Olímpicos de Pekín 2008, oro incluido, le dieron la oportunidad de convertirse en el mejor tenista del mundo. Sobre pista rápida, por cierto, semanas después de ganar Wimbledon, en hierba. Allí empezó un reinado de casi un año, hasta que el suizo recuperara su lugar ganando su sexto cáliz en el All England Club. Volvería el español de nuevo a la cima un año después, de nuevo en Londres, venciendo a Berdych y sumando su segundo Wimbledon. El ciclo quiso que al verano siguiente fuera Novak Djokovic quien le relevase en ambos estamentos, tanto en el césped británico como al frente de la clasificación. Su tercer reinado no llegó hasta 2013, tras nueve meses lesionado y un regreso meteórico que le llevó a ganar diez títulos en una misma temporada. Fue en Pekín (otra vez) donde, pese a perder la final contra Djokovic, se aseguró volver a poner su nombre al lado del número uno. Parecía que ya no volveríamos a ver a Rafa tan arriba, pero 2017 nos ha despertado nuevamente del sueño para hacerlo realidad. Primero de forma indirecta tras la baja de Federer en Cincinnati. “Qué feo ganarlo así“, pensaron algunos. Tres semanas después, Nadal estaba levantando en Nueva York su tercer US Open y 16º Grand Slam. Se acabó la discusión, 145 semanas y contando…

Garbiñe Muguruza [septiembre 2017, 23 años]

La última de la fila aunque no por ello la menos importante. Tuvieron que pasar más de dos décadas para pasar por fin la página de Arantxa y ver a otra española en lo más alto de la mesa. De Caracas, sí, pero criada en nuestra tierra y defendiendo nuestros colores desde hace ya unas temporadas. Todos sabíamos que Garbiñe tenía el potencial para liderar a una nueva generación de mujeres, solo faltaba que se diese la ocasión. Primero llegaron algunos avisos camuflados en victorias de renombre ante damas como Serena Williams, Caroline Wozniacki o Flavia Pennetta. Luego llegó la confirmación con títulos menores… y títulos mayúsculos. Roland Garros 2016, Wimbledon 2017 y una aspirina que estaba a punto de hacer efecto. Por fin llegó Nueva York, con la pelea abierta por ocho costados, ocho candidaturas que se irían cerrando paso a paso hasta quedar solamente una en pie. La de Garbiñe, derrotada en cuarta ronda ante Kvitova pero, al fin y al cabo, suficiente para ocupar el trono de una Karolina Pliskova que se despedía una ronda después. Con Muguruza sí se dio un orden lógico después de tanta irregularidad en el pasado. Ahora, con el pack de emociones ya completo, solo queda mantener la ambición que requiere convivir con un privilegio como éste. Poco que perder y muchísimo por ganar.




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