1.- En la NBA son muy serios con sus cosas y cada jugador tiene un papel del que es muy difícil salirse. Por ejemplo, pensar en Pau Gasol tirando cinco triples en un partido con los Grizzlies o los Lakers habría sido una locura, pero no lo fue cuando jugó en el Barcelona y sigue sin serlo en la selección, siempre que se entienda el triple de los interiores como un recurso y no como una necesidad. Los tres triples casi consecutivos de Pau al inicio del tercer cuarto rompieron un partido que ya antes se había roto desde lejos del aro. Brasil, un excelente equipo, apenas pudo oponer la resistencia de Varejao y los movimientos de claqué de Splitter, y eso dice mucho de su rival.
2.- El primer cuarto, por ejemplo, fue una barbaridad. España llegó a la élite compartiendo el balón con sentido. Esa era la clave del BA-LON-CES-TO, por así llamarlo. Ataco al rival y, mientras, busco a mi compañero; creo una ventaja y eso ayuda a que otro culmine la jugada. Compartir el balón es algo más que dar asistencias: España se quedó en 17, que no son pocas, pero sobre todo dio la sensación de que sabía lo que hacer para generar esos tiros abiertos y esas contadas superioridades bajo el aro, ante un equipo, insisto, que no da una sola facilidad, especialmente por dentro.
3.- Ricky Rubio superó a Marcelinho Huertas y ahí se acabó la historia. El partido llegó a ir 30-12 a pocos segundos del final del primer período y todo al ritmo de Ricky, con sus suspensiones desesperantes pero su control del juego, su manera de dictar los partidos que ha incorporado este año y que le da un plus muy necesario a la selección porque hace que todos alrededor se sientan seguros: Navarro sabe que tendrá sus tiros abiertos, Rudy sabe que cada corte tendrá sentido y los Gasol no rehuyen la batalla porque entienden que cualquier ventaja será aprovechada. Tiene sentido. Todos creen y a este nivel, sí, España puede ser la mejor del mundo, no me cabe duda. Se habla mucho de la longevidad de otras selecciones pero no es solo seguir ahí sino seguir ahí de esa manera. Inaudito.
4.- Otra cosa es cuando el orden, sin saber por qué, se pierde. Concedámosle a Orenga que tiene personalidad y le va la marcha. No esperó ni al final del primer cuarto para poner sus dos bases en la pista -primero Ricky y Calderón, con Ricky de escolta; luego Calderón y Sergio- más Llull de alero. Los tres bases de los que hemos hablado tantas veces. En los siguientes cinco minutos España recibió un parcial de 1-11, Marquinhos hizo lo que quiso con un corajudo pero limitado Sergi Llull y los pivots volvieron a no oler una pelota, teniendo que salirse a tirar por obligación. Estoy convencido de que Orenga lo hace por algo y estoy convencido de que tiene un sentido. Disculpen que no vislumbre cuál, teniendo a Abrines y a Claver en el banquillo para jugar de escolta y alero y mantener el orden racional de las cosas.
5.- Me quedo un momento en Orenga, porque ya se sabe que en España el seleccionador, de lo que sea, siempre sobra y todo es muy fácil. Su trayectoria hasta ahora ha dejado dudas: en el Europeo consiguió un meritorio bronce pero es verdad que perdió todos los partidos apretados, aquellos en los que una decisión táctica puede marcar la diferencia entre la victoria y la derrota. Ahora, en el Mundial, su equipo juega de maravilla al baloncesto y ha dado una vuelta de tuerca a la que ya era una de las mejores defensas del planeta. Lo digo porque si no parece que el entrenador es ese tío que pone tres bases y la cosa sale mal pero el resto del partido no hace nada. Y sí hace, sí. De momento, muy bien.
6.- Me comentaban por Twitter que otro posible error de Orenga había sido sentar a Navarro en el segundo cuarto y a mí me parece precisamente un acierto. Dejemos claro de entrada que la gestión de los minutos es muy difícil de valorar desde fuera, desde el desconocimiento del estado físico de un grupo de jugadores que han jugado tres partidos en tres días y esperan jugar otros seis antes de que acabe la quincena. Digamos que, en un mundo ideal, Navarro descansaría en la primera fase todo lo posible y aparecería en los cruces en plena forma, preparado para decidir en los 20 minutos que le dé el seleccionador sin poner en riesgo sus pies. Da gusto verle jugar de nuevo a este nivel y es posible que si en vez de 20 minutos estuviera en cancha 35 se fuera a los 25 puntos por partido, pero también es posible que no. De hecho, me parece probable que no, así que, de momento, la gestión de sus minutos es la más sensata.
7.- Rizando el rizo, me pareció incluso que Marc y Pau jugaban demasiado. El partido estaba decidido desde el minuto 10 y solo peligró con la excentricidad de los tres bases, aunque luego salió Rudy y todo volvió a su lugar. No creo que sea necesario que en esas condiciones los dos Gasol jueguen 60 minutos y tampoco pareció creerlo Serge Ibaka, que se fue visiblemente cabreado en uno de los cambios. Ibaka, por cierto, estuvo incómodo, muy incómodo, pero cualquiera lo estaría ante Nené, Splitter, Hettsheimer y sobre todo Varejao, un inmenso jugador que hizo de todo: desquiciar a Pau y a Marc en defensa, cerrar el rebote defensivo y anotar sus lanzamientos a cinco metros con esa mecánica imposible. De lejos, el mejor de Brasil, aunque también es verdad que Huertas jugó el partido como lo que era: uno más de la liguilla.
8.- En ese mundo ideal del que hablábamos, Claver habría jugado más minutos de alero y Abrines más minutos de escolta. En un partido importante. Ante un rival que pega duro, que bloquea como si le fuera la vida, que se cabrea, que viene aquí a ganar. Ahí quiero ver yo a estos dos chicos, sobre todo cuando la victoria no peligra y en cualquier caso la derrota es un mal remediable. Habrá opciones ante Francia y Serbia, pero parece que están a un nivel más bajo. En los cruces, puede que baste con el inmenso talento del quinteto inicial más las aportaciones de Ibaka, Calderón, Sergio y Llull, pero no lo veo probable. Abrines y Claver aportan algo distinto y me gustaría verlo, pero, lo dicho, no sé cómo están físicamente.
9.- Por cierto, buen partido de Calderón. Mejor que el del Chacho, aunque el último cuarto del tinerfeño fuera de escándalo. Al MVP de la Euroliga le sigo viendo algo descentrado, como si su mente estuviera mucho más lejos de estos primeros partidos. Como Huertas, vaya. Quiero pensar eso y no que el blues del Maccabi sigue coleando. No hay motivos para dudar de él, en cualquier caso. Muy buen partido también de Llull, vendido en la posición de alero y efectivo en la de escolta, puesto desde el que llegó a la élite. Si Llull anota los triples y corre los contraataques como hace en el Madrid se convierte en un arma importante. Si se limita a mirar el partido pasar y tirar una mandarina cuando se agota el tiempo, pasará inadvertido y sería una pena.
y 10.- Y Pau Gasol. También Marc, por supuesto, y sobre todo Rudy Fernández, ese jugador invalorable, pero sobre todo Pau. En el primer cuarto, 10 puntos posteando y reboteando. En el tercero, 11 seguidos tirando desde seis y siete metros. Mientras, tapones y rebotes. Alguna indolencia obvia en las últimas defensas -por eso decía que igual no hacía falta que jugara 30 minutos si tampoco le apetecía jugar 30 minutos y a Ibaka sí le apetecía jugar 20- pero descomunal y decisivo. 26 puntos, 9 rebotes y 3 tapones en 29 minutos. A los 34 años. Todo lo que podamos decir de él sería repetitivo y a la vez se quedaría corto. Ahora, a descansar un día y afrontar los partidos contra Serbia y Francia. El primer puesto no debería peligrar y ahí lo mismo te cruzas con Senegal que te cruzas con Croacia y se te atraganta el desayuno. Lo importante es que las bases están plantadas: defensa, transición ordenada y conciencia de que lo que no se puede encontrar dentro hay que encontrarlo fuera. Otra cosa será el acierto, ese factor imposible de analizar al que algunos llaman «suerte».
82 – España (30+15+21+16): Pau Gasol (26), Rudy (6), Navarro (10), Rubio (2) y Marc Gasol (8) -equipo inicial-, Rodríguez (12), Calderón (5), Reyes (1), Claver, Llull (7), Ibaka (5) y Abrines.
* Guillermo Ortiz es filósofo y escritor.
– Foto: FEB
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