"Hay que recordar que quienes escriben para los imbéciles siempre tienen un numeroso público de lectores". Arthur Schopenhauer
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Tras unos minutos de pelea en la vieja estación de metro, el agente Smith consigue inmovilizar a Neo sobre las vías. A lo lejos se intuye la inminente llegada del tren. Después de haber asaltado el edificio donde tenían preso a Morfeo, de haber conseguido rescatarle, de haber incluso esquivado las balas que le hubieran matado; después de todo, estaba ahí, derrotado, a punto de perder definitivamente. Entonces, Smith pronuncia esta mítica frase a modo de sentencia, de despedida, como si nada pudiera cambiar lo que iba a pasar.
“¿Oye eso, señor Anderson? Es el sonido de lo inevitable”.
Estas palabras de quien quería que no consiguiera llevar a cabo su cometido resonaban en su cabeza. Él sabía que tenía una gran responsabilidad, que no podía fallar en el momento más importante, que las consecuencias serían terribles, y que todos saldrían perdiendo con su fracaso.
No es Neo, pero dentro del Matrix que conforma el mundo del fútbol, sí puede decirse que él es uno de los elegidos. Cristiano Ronaldo afronta esta semana un nuevo match-ball, pero no es la final de la Champions, no es el partido decisivo de una liga. No es la típica situación en la que ganar te lleva a la gloria y perder no es más que tener que esperar hasta una próxima oportunidad que seguro se presentará. No. Quedarse fuera del Mundial en el punto álgido de su carrera sería un mazazo monumental, tanto para Cristiano, como para Portugal, como para todos los que queremos disfrutar de los mejores durante los meses de junio y julio en Brasil.
Ronaldo es un animal competitivo, un ganador nato, un hombre al que le gusta reafirmar su condición de ser superior. No poder estar en Brasil podría afectarle de varias maneras. En primer lugar, se sentiría culpable, ya que, como líder y capitán de Portugal, toda la confianza está puesta en él para superar este reto. Aparte, el hecho de ver a todos sus compañeros, al resto de estrellas (y demás jugadores) disfrutar del mayor evento del fútbol sería muy doloroso. Siempre se dice que en el banquillo se sufre más que en el campo, así que verlo desde el sofá de casa sería agónico. Por último, abriría una herida en el ego de Cristiano, porque no sólo se queda fuera Portugal, se queda fuera él.
Y no sólo perdería Cristiano, sino que perdería el Mundial. Uno de los mayores espectáculos del mundo del deporte ha de tener a todas sus estrellas participando en él. El azar del sorteo ha provocado que un superjugador del fútbol europeo deje fuera a otro. Pero por muy bueno que sea Zlatan, el gigante de esta repesca es él, uno de los elegidos, el que escogió la pastilla roja, el señor Anderson. Matrix no sería lo mismo sin él, y eso también lo sabe el propio Cristiano. Además, aunque no esté entre los favoritos ni para los portugueses más optimistas, es un equipo que ya se quedó a unos penaltis de la final de la Euro, y quién sabe lo que podría pasar con un Cristiano tan apabullante como el de los últimos meses.
El agente Smith encarna todos esos miedos de Cristiano, de Neo. La carga de un país a sus espaldas, la impotencia ante la derrota, la figura de Ibrahimovic, el único que parece capaz de dejarle fuera… El agente Smith es el fracaso.
“¿Por qué, señor Anderson? ¿Por qué? ¿Por qué lo hace? ¿Por qué? ¿Por qué se levanta? ¿Por qué sigue luchando? (…) ¿Por qué, señor Anderson? ¿Por qué? ¿Por qué se resiste?”
“Porque lo he elegido”.
* Juan Zubiría. Sitio web: desdelazonamixta.wordpress.com.
– Foto: EFE
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