Última sesión y el míster se dispone a dar la lista de convocados para el fin de semana. Los chicos contienen la respiración y en absoluto silencio se disponen a escucharle, deseando que su nombre esté presente en el papel que el entrenador tiene entre sus manos.
El recurso del que disponemos para poder valorar a nuestros jugadores a nivel deportivo es claro y no es otro que los entrenamientos. La asistencia a los entrenamientos es obligatoria ya que será la manera de evaluar a nuestros jugadores y ver cuáles están preparados para la disputa del partido.
Durante la semana, toda la plantilla deberá comenzar de cero. Con ello, provocaremos que tanto los titulares el fin de semana anterior como los suplentes sientan que el trabajo semanal será la clave para conseguir estar en el próximo partido.
Todos aquellos que disfrutaron de minutos querrán continuar en el once y para ello lucharán desde el primer minuto, mientras que los que no pudieron disponer de minutos deberán esforzarse al máximo demostrándole al entrenador que están capacitados para ocupar una plaza en el once.
Es una manera de mantener a toda la plantilla en tensión y a la vez comprobar qué jugadores bajarán los brazos y quiénes lucharán por recuperar o mantener el puesto. En el fútbol, y en el deporte en general, la competitividad debe estar presente en todo momento. Los futbolistas deben conocer esa situación y sentir que el entrenador cumplirá con lo acordado, sin importar el rival o la posición en la tabla.
De esta manera, no perderemos jugadores por el camino sino que conseguiremos motivar a todos ellos para que cada entrenamiento sea considerado una final. Un error es el de potenciar a aquellos jugadores que tienen un alto rendimiento sobre el terreno de juego, pero su comportamiento no es el adecuado tanto dentro como fuera del campo.
Cuántas veces un entrenador ha mirado para otro lado ante una muestra de desprecio o el incumplimiento de la normativa por parte de uno de los futbolistas destacados de la plantilla, no permitiendo el mismo acto con un jugador con una menor calidad. El entrenador debe en todo momento ser justo y dar el mismo trato a todos los miembros del equipo, ya que la disparidad de criterios ante la misma situación o similar provocará la ruptura del vestuario.
¿En el campo terminan nuestras obligaciones? La respuesta sin ninguna duda es no.
Especialmente en edades cercanas al fútbol profesional encontramos casos en que los agentes, representantes y familiares intervienen de forma directa en el rendimiento del jugador. Es en ese momento cuando el entrenador debe actuar en beneficio del chico. En algunas ocasiones, la solución puede pasar por no permitirle jugar.
El rendimiento escolar se puede ver reducido porque sus esfuerzos se centran en un único objetivo, que no es otro que conseguir un contrato profesional. Debemos ser conscientes de la situación y valorar qué tipo de persona queremos crear para el futuro. Sin duda, es una decisión complicada a nivel deportivo, ya que seguramente puede afectar a los resultados del equipo. Pero si con ella conseguimos que la joven estrella despierte y le ayudamos a su desarrollo personal, deberemos considerarla una victoria.
La comunicación con el jugador será clave. Debe entender cuáles son las razones que nos han llevado a tomar la decisión. Hay que informarle de lo que esperamos de él y, a la vez, de cuál es el objetivo que debe alcanzar para volver a ser útil para el equipo.
Estas decisiones pueden enfrentarte al jugador y al entorno que le rodean, pero debes ser firme porque con ellas estaremos cumpliendo con una de nuestras obligaciones como técnicos: crear profesionales que crezcan con unos valores que les ayudarán tanto a nivel deportivo como personal.
Mirar el marcador final de un partido y valorar nuestro trabajo por el resultado que señale es demasiado sencillo. Debemos ser conscientes de que nuestra misión es mucho más compleja y no olvidar que para los jugadores la opinión que les demos o la decisión que tomemos puede ayudarles en un futuro inmediato o lejano. En ocasiones serán conscientes y en otras no, pero deben saber que la vida deportiva de un futbolista es corta y una incorrecta formación a todos los niveles puede ser fatal para su carrera.
La puerta para ser profesional se abre en contadas ocasiones. Y cuando lo hace, hay que luchar para aprovechar la oportunidad que se nos presenta. Pero debemos ser conscientes de que la puerta puede cerrarse quedándonos fuera y debemos estar preparados para ello.
Los jugadores ya han sido informados y abandonan el césped. Uno de ellos recuerda la conversación que minutos antes ha tenido con su entrenador en la que le explicaba los motivos por los que iba a quedar excluido. No acepta los motivos, pero solo una cosa invade su mente: «El míster va en serio, debo hacer algo».
* Enrique Durán es Director Técnico de fútbol base de los Mamelodi Sundowns de Sudáfrica. Anteriormente fue Coordinador de la FCB Escola. En Twitter: e_duran_diaz
– Fotos: Racing de Santander – RFEF
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