"El éxito se mide por el número de ojos que brillan a tu alrededor". Benjamin Zander
La sesión finaliza y el entrenador parece contrariado con el trabajo realizado por sus jugadores, especialmente por la falta de intensidad mostrada. Él ha estado toda la sesión corrigiendo, gritando, dando instrucciones y considera que su implicación ha sido máxima y no puede entender la actitud de estos durante el entrenamiento.
A continuación analizaremos algunos aspectos que quizás olvidó realizar durante la sesión y que pueden ayudar a conseguir aquello que esperaba de ellos.
Debemos considerar este el elemento clave que nos permitirá conseguir todo lo que necesitemos de nuestros jugadores. La utilización del esférico durante las sesiones debe ser una obligación para el entrenador, y ayudará a que los futbolistas disfruten y a su vez sean felices en el terreno de juego. A continuación, algunas de las opciones del entrenador para mantener la intensidad durante el entrenamiento :
La competición debe estar presente durante todos los entrenamientos, ya que será un elemento clave para conseguir la mejora de nuestros jugadores. Debemos lanzarles retos que ellos deberán ir cumpliendo. De esta manera estaremos consiguiendo que los futbolistas sean conscientes de su capacidad para mejorar.
Realizar habilidad con el balón al inicio del entrenamiento puede ser aburrido, pero si marcamos unos objetivos y controlamos que los jugadores los consigan nos aseguramos que un ejercicio simple que les permite entrar en contacto con el balón los prepare mentalmente para el exigente trabajo que vendrá a continuación.
Llegamos a la parte principal de la sesión donde podemos realizar un ejercicio de tiro a portería donde dos grupos compitan, partidos de 1 vs 1 donde la derrota o la victoria sean penalizadas o premiadas, un juego de posesión donde se deban contar el número de pases o bien un juego real en el que el objetivo sea ganar.
Introducir penalizaciones, que los jugadores conocerán al iniciarse el ejercicio, no debe ser interpretado como un castigo, ya que pueden ayudarnos a aumentar la implicación del grupo. Debemos hacerlo con naturalidad ya que los futbolistas deben ser conscientes que en este juego se puede ganar, empatar o perder, acostumbrándoles a convivir con el éxito y el fracaso.
Las penalizaciones deberán adaptarse a la edad del grupo con el que estemos trabajando, siendo innecesario e incorrecto aplicar trabajos físicos en categorías formativas. Una decisión incorrecta por parte del entrenador también puede ayudar a aumentar la intensidad; un error en la señalización de una falta o un fuera de banda provocará un aumento de pulsaciones de los protagonistas que se verá reflejada sobre el terreno de juego. Pese a ello, es una opción de la cual no debemos abusar ya que puede generar tensiones que en ocasiones son difíciles de controlar.
Si el objetivo es que los jugadores entrenen a una alta intensidad debemos ser muy cuidadosos con la duración de la sesión. Dependiendo de la capacidad física que queramos trabajar utilizaremos un espacio o un tiempo predeterminado, pero debemos ser inteligentes para ver el comportamiento de nuestros jugadores ante las tareas que les planteamos, creándose situaciones en las que ajustaremos los tiempos establecidos anteriormente.
Los jugadores aprovecharán las pausas para hidratarse y el entrenador para realizar las correcciones que crea oportunas, no interrumpiendo la tarea para corregir a sus futbolistas. Los descansos son innegociables y deben estar estipulados previamente al inicio de la sesión.
La razón es simple, la hidratación y recuperación de los jugadores es vital para a ayudarles a realizar correctamente las actividades que deberán hacer a continuación. Independientemente del horario de la sesión y de las condiciones climáticas que nos acompañen, es recomendable hacer pausas para ingerir líquidos cada 20 minutos.
Una sesión larga no es la solución para obtener mejores resultados e incluso no ayudará en absoluto a nuestra plantilla, por lo que será preferible un entrenamiento corto, donde la calidad esté por delante de la cantidad.
Será responsabilidad del entrenador saber en qué condiciones se encuentran los jugadores, por lo que no debemos olvidar preguntar a la llegada de los futbolistas sobre sus sensaciones ante la sesión que dará inicio en unos minutos y con qué actitud la afrontarán.
Otro aspecto a tener en cuenta es que no podemos pretender que la intensidad de los jugadores sea del 100% durante toda la semana ya que se va acumulando cansancio y llegarían al partido en malas condiciones. Deberemos adaptar las cargas e intensidades durante la sesiones para que nuestros pupilos lleguen en la mejor situación posible al encuentro.
Conocer la situación personal de cada jugador de nuestra plantilla es importante, ya que en ocasiones puede afectar a su rendimiento. En el fútbol formativo debemos tener claro que trabajamos con chavales que en ocasiones, por diversas razones (exámenes, crecimiento, problemas familiares, fatiga, etc.), pueden no encontrarse en las mejores condiciones mentales y físicas para entrenar. Es nuestra responsabilidad estar al corriente de ello.
Que mis jugadores sean felices es el objetivo principal cuando planifico una sesión; entrenar y que, a su vez, se diviertan mientras lo hacen es para mí una obligación ya que permitirá obtener un rendimiento mayor de todos ellos, siendo importante ser consciente de que el entrenador trabajará para el jugador y no a la inversa. ¿Estamos de acuerdo?
* Enrique Durán es Director Técnico de fútbol base de los Mamelodi Sundowns de Sudáfrica. Anteriormente fue Coordinador de la FCB Escola.
– Fotos: Jose Antonio García Sirvent (Mundo Deportivo) – AFP
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