En modo ahorro de energía

por MARTI PERARNAU el 18 febrero, 2012 • 20:56

1.- El partido olía a masacre y el Racing, a saco de todos los golpes. A pim pam pum. Feliz de haberse conocido, este Real Madrid se siente invencible, el estado emocional perfecto para emprender cualquier aventura.

2.- Cinco minutos para reafirmar la propuesta: al Madrid le gusta salir golpeando, buscando el KO rápido y los santanderinos han sido el punching ball (definición de @rubenuria). El saco de los golpes. Benzema y Cristiano han tardado pocos segundos en amagar y sólo seis minutos en hacer sangre.

3.- Noqueado el rival, la trituradora se ha puesto al ralentí. De manera ortodoxa, pero a bajas revoluciones. En 4-2-3-1 en los escasos instantes de fase defensiva y en el 3-3-1-3 de fase ofensiva que tanto brillara en otoño: Xabi Alonso entre centrales, cuyos pies se alineaban en el semicírculo central; laterales a la altura de Granero; Cristiano en una banda, Kaká y Özil en la opuesta, con ese doble exterior que con tanto éxito probaron frente al Barça en la vuelta de Copa; y arriba, el gato Benzema, con su escoba de barrer todo el frente de ataque, decathleta del área.

4.- La bajada de revoluciones merengue tras el gol precoz ha generado un espejismo: la salida aseada de balón por parte del visitante, intercalada con episodios de pánico provocados por la movilidad horizontal de Benzema y la vertical de Kaká, Özil más un espléndido Marcelo, casi vestido de extremo postizo, efervescente como en sus mejores días.

5.- La habilidad en la alternancia defensiva de los dos mediocentros racinguistas (Marcos Gullón y Papa Diop) evita la habitual sangría madridista por el eje. Sin embargo, la ha permitido por fuera, donde siempre había dos opciones blancas, fuesen laterales, fuesen exteriores, habilitados en ventaja por el Quarterback Alonso, plácida noche sin presión encima.

6.- La sobriedad del joven Varane y la exuberancia de Benzema han sido los vértices verticales del equipo, suavemente extendido a lo amplio y con una movilidad excelente en la mayoría de sus hombres, con Granero nuevamente haciendo el acordeón cerca de Xabi y Di María retornado pletórico tras dos meses inacabables de ausencia.

y 7.- Masacre en tono menor, reconvertida en noche plácida para un Madrid en modo ahorro de energía, guardando combustible para la gélida Moscú.