1.- El Atlético de Madrid mereció ganar este partido. Tiró mucho más que el rival y deseó la victoria con ansia hasta que el reloj consumió toda su arena. Incluso obteniendo premio no cambiaría nada. El equipo persigue recuperar una identidad que todavía se resiste. Ahora mismo es mejor con el balón que sin él y eso no es el Atleti.
2.- Será más bonito para el espectador y quedará mejor en las fotos, pero así no podrá competir con los más grandes. La fuerza del campeón estaba en el bloque, en la energía de un monolito impenetrable y su presión espartana. Si solo se trata de comparar cualidades individuales, que nadie se engañe: los otros dos son mejores.
3.- El Atleti ha encajado en dos partidos los goles que antes recibía en diez. Es una consecuencia de errores individuales que antes no se daban y de un funcionamiento colectivo que no está ajustado. El equipo se derrite en esfuerzos físicos baldíos porque el acordeón no está engrasado. La primera pieza llega tarde y, como tal, el resto cual fichas de dominó. Presión individual es igual a presión inútil.
4.- Mediada la primera parte el campeón estaba en la lona. Perdía y no era capaz de recuperar la pelota. Por más que presionaba no veía forma humana de quitarle el balón a un Celta que toreaba con maestría. Tenía a los rojiblancos desfondados y alucinando con un escenario que no comprendían. Al mejor ladrón del campeonato le habían birlado su capacidad de robar.
5.- En ese momento el partido estaba 0-1 porque Pablo Hernández decidió firmar una obra de arte. Godín había protegido con la firmeza de siempre y el balón estaba decidido a escaparse de no ser porque el chileno inventó. Se fraguó en su cabeza y el pie le obedeció. La mezcla de espuela, tacón o lo que se llame eso yo no lo llamaría suerte. Prefiero pensar que son cosas que solo piensan los genios y que la suerte fue nuestra por estar allí para verlo.
6.- Saldrá en todas las teles y el jugador del Celta debe darle su cuota de agradecimiento a Moyá. Semejante detalle técnico hace invisible un movimiento equivocado del portero. El mallorquín decidió dar por terminada una jugada cuando no lo estaba. Para sacar primero hay que tener el balón, lo contrario es anticiparte a algo que no existe y dejar tu portería a solas sin ninguna necesidad.
7.- Con el Atlético confundido y desesperado apareció la raza. Esa siempre va a estar ahí y es el famoso gen competitivo que se echaba de menos hace unos años. Emergió el balón parado y la figura de los dos centrales. Miranda y Godín pusieron al campeón en ventaja. Lo más difícil estaba hecho, o eso parecía…
8.- Pero el equipo no se siente tan seguro como acostumbraba, esa sensación se desprende. Necesitó reposar un poco más atrás después de los durísimos esfuerzos físicos del primer tiempo y tampoco ese plan funcionó. Miranda corrió más de lo necesario por una pelota que exigía otra cosa. Se quiso quitar de en medio, pero ya era tarde. Nolito empató de penalti y colocó una losa más en las castigadas espaldas colchoneras.
9.- El Atlético volvió a la carga. Ya había tenido oportunidades de distinta índole y volvería a tenerlas. Al tiempo que se está desajustando en el fondo, encuentra creatividad en el manejo del juego. A partir de Koke, Arda y Griezmann pasan cosas. El francés estuvo especialmente inspirado. Regaló detalles individuales que embelesaron a la grada. De ahí el enfado por ser el sorprendente primer sustituido.
10.- Uno de los principales peligros de la crítica es globalizar las conclusiones en función de determinados intereses. Los pitos al cambio han provocado análisis tales como que la grada tira y cuestiona todo lo que ha hecho el Cholo. Nadie en su sano juicio duda de que es el primer y casi único responsable del milagro rojiblanco. Eso sí, nadie ha de pretender que todas y cada una de sus decisiones sean acertadas. También habrá derecho a discrepar con una, digo yo.
11.- Al personal tampoco le gustó el partido de Raúl Jiménez y comparto su opinión. Solo se puede rescatar el interés que le pone a lo que hace y en eso será fácil encontrar a un montón como él. Es cierto que reprocharle su juego no ayuda en nada. También que hace falta paciencia con él como pide Simeone, la misma que al Cholo le ha costado tener con otros futbolistas. Véase otro punto de divergencia que no interfiere en la devota admiración que uno siente por el trabajo del técnico argentino.
12.- El asedio local llegó ya con Raúl García y Cerci. Remataron de todas las formas y maneras y Sergio las sacó ídem. Empujó el deseo y la voracidad del campeón. Años atrás esto hubiera terminado con un insípido peloteo en el centro del campo. Ahora se muerde la yugular del rival mientras el árbitro lo permite y se hace héroes a los porteros rivales.
y 13.- Y llega el Almería y después Sevilla, Juve y Valencia en una semana. Vienen curvas para un equipo que intenta reconstruirse con piezas nuevas. Quieren recobrar esa dinámica de acordeón junto e impenetrable. Ha de llevar un poco de tiempo porque se han perdido las teclas más sonoras. Mientras lo consiguen seguirán compitiendo y eso es una garantía.
* Alberto Pérez es periodista.
– Foto: Ángel Gutiérrez (Atlético de Madrid)
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