Elogio de la mediocridad

por JAVIER LOPEZ MENACHO el 29 octubre, 2013 • 14:28

Víctor Claver es prisionero del tiempo en el que le ha tocado jugar. Si valiera de algo la ciencia ficción y hubiera jugado, digamos, en 1980, su recuerdo sería tanto o más gigante que el de Fernando Martín, el primer jugador español en cruzar el charco y jugar en la mejor liga del mundo, donde produjo 22 puntos y 28 rebotes. Claver, en su primera temporada en la NBA con Portland Trail Blazers, ha producido 187 puntos, cogido 119 rebotes y ha entregado 43 asistencias.

Forma parte de una generación inmediatamente posterior a Gasol, Navarro, Calderón, y cía., los componentes de la edad de oro del baloncesto español. Cuando él llegó, España y los jugadores españoles ya figuraban en la conciencia colectiva del baloncesto mundial y las generaciones de aficionados españoles habían crecido con los éxitos del equipo nacional y de algunos de sus jugadores NBA. Fernando Martín había sido el primer jugador español en jugar los playoffs, Calderón el primero en ganar un partido con Toronto Raptors, Rudy Fernández había batido el record de triples de un novato en la liga, Pau Gasol el primero en conquistar el anillo y así. En un terreno virginal, los logros individuales marcaban los parámetros a batir por el siguiente que pasara por allí. Claver se benefició del pasado para llegar, pero a cambio, su futuro quedó marcado por la exigencia.

El alero valenciano se ha encontrado el terreno marcado por jugadores que, en su mayoría, le superan en cuanto a talento y espíritu competitivo. Y aun así, los resultados han sido aceptables. Comparándolo con la primera temporada de Sergio Rodríguez o de Rudy Fernández en Portland, donde superó a ambos en número de titularidades, la cosa quedó así:

Estadísticas medias de Sergio Rodríguez en su carrera NBA
Temp	Equipo	PJ	Min	TC	T3	TL	rebO	rebD	reb	asis	rob	per	tap	fp	LF	ptos
06-07	POR	67	12,9	42,3%	28,2%	80,8%	0,0	0,0	1,4	3,3	0,5	1,1	0,0	1,1	5,6	3,7

Estadísticas medias de Rudy Fernández en su carrera NBA
Temp	Equipo	PJ	Min	TC	T3	TL	rebO	rebD	reb	asis	rob	per	tap	fp	LF	ptos
08-09	POR	78	25,6	42,5%	39,9%	83,9%	0,6	2,1	2,7	2,0	0,9	1,1	0,2	1,4	10,1	10,4

Estadísticas medias de Víctor Claver en la temporada 2012/13
Temp	Equipo	PJ	Min	TC	T3	TL	rebO	rebD	reb	asis	rob	per	tap	fp	LF	ptos
12-13	POR	49	16,6	39,2%	28,7%	46,7%	0,6	1,8	2,4	0,9	0,5	0,9	0,2	1,5	4,3	3,8

Víctor Claver es, probablemente, el jugador español más sometido a críticas de todos cuantos han jugado en la NBA. Hay cierta sorna alrededor de su figura. Y es curioso, porque esas voces surgen del aficionado español, que lejos de verlo como un elemento de valor para la selección o como un jugador del que enorgullecerse –el patrón de comportamiento habitual con respecto a los jugadores españoles en la liga–, suelen tomárselo a broma o verle como una china en el zapato en cuanto coge peso en la rotación del equipo nacional.

Desde las primeras voces críticas a su decisión personal de dar el salto a la NBA (si no lo hacía, le faltaba valor, y si lo hacía, le faltaba inteligencia) hasta las dudas con respecto a su actitud y espíritu de sacrificio, pasando por los que cuestionan su calidad (no marca la diferencia físicamente, le falta tiro, le sobra apatía), los que le acusan de agitatoallas o los que dudan de su futuro, Claver parece vivir ajeno y centrado en el reto que ha asumido.

En su mundo, el de la complicadísima adaptación a la NBA, en una liga que no entiende de periodos formativos y donde cada decisión empresarial puede modificar tu estatus dentro del equipo o mandarte a otra franquicia, Claver ha ido sobreviviendo en parte por golpes de suerte (todas las lesiones que afectaron al roster de Portland), en parte por sus propios méritos (el equipo necesitaba de intangibles y esfuerzo defensivo).

Terry Stotts ha sabido valorar las aportaciones de Claver al grupo, generalmente poco valoradas por el aficionado. El jugador valenciano ha sido el primer sacrificado haciendo ayudas defensivas y volviendo rápidamente de las mismas, ha cerrado numerosos rebotes con su privilegiada envergadura, ha corrido la cancha más veces hacia atrás que hacia delante y, en definitiva, ha jugado como un jugador FIBA en una liga NBA, probablemente porque tampoco sabe jugar de otra manera. Esa entrega al grupo por encima de sus estadísticas individuales le hicieron ganar peso en la rotación, pasando del ostracismo a ser tenido en cuenta e incluso a jugar algunos finales apretados.

El analista Zach Lowe propone un camino lógico en su evolución teniendo en cuenta el actual contexto de la liga.«Víctor Claver como ala-pívot tirador es algo que el entrenador Terry Stotts ha intentado de vez en cuando en finales apretados, y algo que merece la pena repetir siempre y cuando Claver mejore su tiro de tres puntos este verano. Portland lleva tiempo siendo efectivo cuando suma junta a LaMarcus Aldridge con un ala pívot ‘small ball’ que pueda tirar desde la distancia».

Claver, alero de 2,08, tiene ante sí una difícil tesitura, pero también un reto apasionante: someterse a un rol definitivo en el equipo. Sus propias sensaciones y las de los responsables técnicos del equipo marcarán algo más que su futuro a corto plazo. Como ‘3’ o como un nuevo ‘4’ abierto, similar al que han llevado a la práctica varios equipos estos últimos años, Claver afronta la temporada más determinante de su carrera. Deberá seguir cogiendo rebotes por encima de la media y afinar el tiro de larga distancia. No es un reto que se desarrolle exclusivamente en su franquicia, también en la selección, donde tendrá que elegir entre ser el nuevo Carlos Jiménez o el nuevo Felipe Reyes. Este verano, durante el EuroBasket, se vislumbraron destellos de lo que puede llegar a ser.

En un entorno muy exigente que olvida que Claver, para bien o para mal, está valorado como el jugador 422 de la mejor liga del mundo, donde la memoria está borracha de éxito y todo lo que no salga en las diez mejores jugadas de la madrugada parece inexistente, Claver deberá insistir precisamente en los factores del juego más impopulares y seguir la línea que comenzó el año pasado para permanecer en la liga: aportar, aportar y seguir aportando. Tal vez no llegue a ser Carmelo Anthony, pero sí puede aspirar a ser un Shane Battier o un James Posey. Es decir, un importante jugador de equipo, elementos indispensables en la difícil tarea de ganar campeonatos. Y el máximo a lo que puede aspirar un profesional de este deporte nos parece, hoy, un reto al que puede aspirar un tipo mediocre.

* Javier López Menacho.

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– Foto: Gus Ruelas (AP)