"El modelo de juego es tan fuerte como el más débil de sus eslabones". Fran Cervera
Grandes equipos se han formado desde una defensa férrea: el Chelsea de Terry, el Valencia de Ayala… Quizás, en ninguno de los casos anteriores, la defensa era tan desconocida y tan joven.
El Villarreal de Musacchio es el tercer equipo con menos goles encajados de la Liga BBVA, por detrás de Barça y Atlético de Madrid. Incluso el Real Madrid lleva más goles en contra que los amarillos.
Un Asenjo inspirado también ayuda. Aunque haya cometido algunos errores que le teletransportaron al pasado, el portero palentino está cuajando un gran inicio de temporada.
Una defensa venida de segunda división, con un Musacchio que parece haber aprendido todo lo necesario en la categoría de plata y con Dorado, un central zurdo que juega el balón con maestría. La complementariedad ha sido total hasta la desafortunada lesión del segundo, un central experimentado con gran salida de balón. Su toque, desplazamiento en corto y en largo y visión de juego lo hacían imprescindible, sobre todo cuando Bruno Soriano no podía bajar a coger el mando del inicio de las jugadas.
La inclusión de Gabriel hace dos jornadas por la citada lesión de Dorado parece alimentar el debate positivo sobre quién debe jugar al lado del veterano Mateo. Gabriel Paulista ha conseguido realizar partidos muy serios, sin errores de bulto y con una sobreexcitación e intensidad de un chaval de 15 años. Eso que en El Madrigal es tan aplaudido. Desde que se fue la extrema calidad de Riquelme, el aficionado se identifica con aquél que se deja cada gota de sudor en cada acción.
Es verdad que Marcelino siempre ha intentado jugar con un defensa central zurdo y otro diestro, y que Dorado parece tener más salida de balón clara a la par que una veteranía (31) que en muchos aspectos suele ser un grado. Pero al entrenador asturiano también le encantan los centrales vivos, la idea de una defensa que no se guarda ni una carrera ni un sprint. Gabriel sería, para entendernos, lo más parecido a Musacchio que hay en el equipo.
Probó Marcelino con Íñiguez de central (ya que también es zurdo) en detrimento de Dorado, que por lo visto necesitaba, y mucho, el descanso. Íñiquez sería más parecido al perfil de Dorado. Al ser expulsado, parece que ha perdido el tren que le era otorgado casi de forma exclusiva como central zurdo cuando el titular no estuviera. Lo que pasó a continuación ya lo conocemos: Dorado terminó lesionado y todos estos contratiempos han hecho descubrir a un Gabriel Paulista que tiene suficiencia para acompañar al fijo de Toral.
La comentada veteranía de Musacchio, entrecomillada, viene dada por su edad. El más fijo de la defensa castellonense tiene 23 años. Los mismos que Gabriel, que parece un alumno al lado del correoso, corrector y vivo Mateo. Aun así, el pilar de la defensa submarina tiene dotes de central asentado en la categoría reina, ya que lleva más de cuatro años jugando importantes partidos de toda índole. Musacchio manda. Musacchio corrige. Musacchio lucha y hace luchar. Contagia al resto de esas ganas y fuerza. De ahí su completo dominio de la situación y de la colocación de sus compañeros.
En los laterales un siempre cuestionado Mario Gaspar, también de 23 años, sigue sumando minutos y siendo una ayuda constante en labores defensivas. En ataque tiene más dificultades, aunque no le falte valor y ambición para intentarlo una y otra vez.
El caso de Mario recuerda, un poco, al de Arbeloa en el Real Madrid. Todo el mundo habla de un cambio necesario, de un jugador que está por debajo de la media del equipo, pero sigue jugando y siendo pieza clave. Por algo será. Mientras todos hablan, el toro de Novelda aprieta los dientes y corre. Después, lucha, se adapta al juego de su club y corre. Más tarde, sube la banda, centra (bien o mal) y corre. Corre, corre y corre. Nada que reprocharle.
Quien le guarda las espaldas a Gaspar es Pantic, otro de los fichajes que en pretemporada se hartó de jugar (tanto de lateral como de central) y que fue perdiendo peso a medida que se ponía serio el asunto. Su edad (21 años) parece que sí que es un escollo por ahora insalvable para el entrenador, del que sabemos que no le tiembla el pulso a la hora de alinear a jóvenes, pero que quiere un lateral curtido, y ese, ahora mismo, es Mario.
En el otro lado actúa con más asiduidad Jaume Costa, que a sus 25 años de edad parece una moto por la banda izquierda del Madrigal, llegando a centrar varios balones por partido e incluso acabar disparando. Véase la ocasión clamorosa que tuvo en el partido en casa contra el Real Madrid.
Jaume, no pierde la esencia del, ahora, primer equipo de la Comunidad Valenciana. Un jugador rápido, luchador y que además posee un toque de balón aceptable para un lateral llegador. Quizás sufra más en defensa que su homónimo derecho, pero lo suple con el peligro que crea.
El suplente natural de Jaume Costa es Jokic, fichado recientemente. Empieza a entrar en los planes aunque con menor peso. Las continuas lesiones del lateral han mermado sus posibilidades de debatirle el puesto a Jaume, que por otra parte es capaz sobradamente de dar la cara en un equipo como el Villarreal.
Como nos pasa siempre a los futboleros, nos fijamos más en el ataque que en la defensa, en el gol de Gio que en la templanza de Musacchio, en el regate de Cani que en el pundonor de Mario.
Es normal; la esencia, dicen, es el gol. Pero queda claramente demostrado, tanto en las sensaciones como estadísticamente, que el Villarreal no estaría donde está sin esta defensa. Sirvió de mucho el Máster en Segunda División: Defensa y salida del balón en la gran competición.
Como en la vida real, ese máster parecía muy caro al principio al conocer el precio, pero acabó por ser imprescindible para la continuación de la vida de un equipo que se había acostumbrado a comer caviar por toda Europa. Un equipo al que su descenso regaló una grada más animada y fiel que cuando tocaban techo en semifinales de la Champions.
* Jorge García Huesca es entrenador de fútbol base.
– Foto: Carlos Barba (EFE)
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