El Valencia y el problema del mediocentro

por CARLOS JIMENEZ el 27 septiembre, 2013 • 9:47

El cambio de entrenador suponía comprender nuevos aspectos, una nueva filosofía. Pero el caso es que Djukic no ha querido cambiar en exceso el sistema (sistema no, mentalidad sí) por el que se regía el Valencia desde que Unai Emery proyectase sobre Mestalla una idea que situó al equipo durante años en el tercer puesto de la liga y siempre con pase directo a la Champions League. Ahora se comienza a apreciar, siendo esta temporada la primera en tener que escuchar tan preciado himno desde casa.

Djukic no quiso tocar nada, simplemente añadir ciertos retoques. Como por ejemplo el de subir a la mediapunta a Banega y reservar la sala de máquinas para Javi Fuego y Míchel, Oriol Romeu o Parejo. Pronto vio que su proyecto de colocar la calidad del argentino en tres cuartos de campo no funcionaba. Inconstante e irregular como el que más, Banega se crece en situaciones adversas. Eso sí, siempre con la amplitud del mediocentro y con capacidad para tomar el mando. Y como mediapunta se diluye. Como excepción, el Banega planteado por Valverde. No solo funcionó por detrás del delantero, sino que por momentos llegó a tener actuaciones brillantes.

La necesidad de conseguir resultados fue una losa en las primeras jornadas tanto para el equipo como para el propio Djukic. La urgencia por sumar puntos agobiaba a un equipo que aún no había adquirido las nuevas premisas del técnico serbio. El hecho de renovar por completo el centro del campo (Javi Fuego, Romeu y Míchel) ha sido un problema que se ha añadido a las dificultades del guión. Ganar ante el Sevilla el pasado domingo fue para Djukic una salvación. “Debe ser un punto de inflexión. Nos hemos liberado con esta victoria”, dijo.

Hablando con un buen amigo, aficionado acérrimo del Valencia y seguidor de la actualidad che, me definió el equipo de Djukic como un conjunto que quiere tener el balón y el control y que no puede por la calidad de los jugadores que deben ser líderes en tal sistema. Añora el juego vertical. Y este Valencia no es solo un equipo plano y normalmente sin ideas, sino que pierde balones con facilidad originando contraataques rivales de la nada. Cuatro goles por lo menos han llegado tras pérdidas en el centro del campo. La última de muchas, ante el Swansea. Una de las más sangrantes, contra el Barcelona, un equipo al que cada vez le gusta más correr.

Donde más problemas está teniendo el Valencia es en la salida de balón, recayendo su peso en Rami (defenestrado) y en los laterales. El hecho de que exista tanta diferencia entre el titular y el suplente (Joao Pereira/Barragán) provoca un contraste tremendo. También utiliza (quizá en demasiadas ocasiones) el envío en largo como solución. Javi Fuego y Míchel no son, de momento, suficientes para sostener y encontrar oxígeno al empezar jugada. Mientras Banega siga como mediapunta, el Valencia sufrirá en la salida. Y más ahora sin Rami.

Es curioso la facilidad que tiene el equipo para sufrir en el centro del campo. Mientras la delantera y aquel Valencia de las bandas de Joaquín y Vicente siempre han estado bien reforzado en tales posiciones, el mediocampo ha vagado los últimos años sin un líder natural. Con Albelda, Baraja retirado hace ya años y con sustitutos que nunca han alcanzado suficiente liderazgo (Tino Costa, Banega…) es evidente que el Valencia sufre. Este año Djukic tiene donde elegir, pero hasta el momento las pruebas no le están saliendo bien. Javi Fuego parece que oposita a ser titular después de destacar ante el Sevilla.

Si el duelo ante el equipo de Emery sirvió como principio de redención ante la afición, también otorgó ciertas esperanzas al doble pivote. Javi Fuego y Banega controlaron el juego como nunca lo habían hecho durante esta temporada. A pesar de la imagen (para comprender qué ha ocurrido en el inicio de liga en la salida de balón), veremos que en ciertos momentos tanto Javi Fuego como Banega se librarán de su marca y ganarán peso en el medio del campo.

Como se puede ver en la imagen (contra el Sevilla), era Mathieu, por circunstancias del guión, el que salía con el balón jugado al no estar Rami. Nadie se ofrece (los dos medios en estático y con Banega muy vigilado) y la petición de Djukic de tener el control del balón se ve mermada. La jugada se acabará solucionando con un gran pase entre líneas del propio jugador francés a Hélder Postiga. Como recurso es bueno, pero no como costumbre.

Como nota positiva dentro de esta vorágine de sucesos negativos, un nombre y un apellido: Fede Cartabia. Ante el Sevilla aportó un plus diferente a la mediapunta que hasta el momento Banega no había conseguido. Puede ser importante para la devolución del argentino a la sala de máquinas (ante el Sevilla lo consiguió). En el lado contrario se encuentra Canales, quien se ha encontrado a gusto en muy pocas fases de los partidos que ha jugado.

Algo que perdura a pesar del cambio del entrenador es el santo y seña del Valencia. Si el correr y volar es inherente al Real Madrid y forma parte de su ADN, entrar por las bandas y llegar en segunda línea es una de las mejores cualidades del Valencia. Laterales largos y llegadores profundos. Así salvó el partido ante el Sevilla.