"El modelo de juego es tan fuerte como el más débil de sus eslabones". Fran Cervera
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Juan Manuel Lillo asumió el cargo de director técnico de Millonarios F. C. en enero. El exentrenador del Almería, Salamanca y Real Sociedad, entre otros, llegó a Bogotá como la gran apuesta de la nueva junta directiva del conjunto embajador. Tras la finalización de la fase regular de la Liga Postobón, su equipo ocupó la segunda posición, haciendo 33 puntos en 18 partidos, y enfrentará a Equidad por los cuartos de final del torneo.
La Liga Postobón I se empezó a jugar a finales de enero y finalizará a mediados de mayo por el Mundial. Dadas estas circunstancias, debemos tener en cuenta que si un equipo clasifica a la final, jugará en total 24 encuentros. Con este contexto es muy importante tener una nómina amplia que permita hacer rotación y, para tal fin, Juan Manuel Lillo ha empezado a contar con muchos jugadores juveniles que no habían sido tenidos en cuenta antes de su llegada. Además de esto, el equipo fichó cinco jugadores (Fabián Vargas, Modeste M’bami, Wesley Lopes Da Silva, Omar Vásquez y Oswaldo Henríquez). En total hay 28 jugadores inscritos.
El primer reto que tuvo Lillo fue contra Envigado F. C., club de donde surgieron Fredy Guarín y James Rodríguez, entre otros. El entrenador tolosarra sacó adelante un partido en el que su equipo mostró algunos destellos del estilo de juego que él quiere implementar. Los jugadores hicieron un gran desgaste físico y el equipo presionó durante todo el primer tiempo complicando la salida del contrario. El cuadro embajador mantuvo la posesión en campo rival y generó peligro desde todos los sectores de la cancha con Dayro Moreno como figura. Sin embargo, el agotamiento físico de algunos jugadores fue evidente en el segundo tiempo y el rival empezó a encontrar espacios y, por consiguiente, a complicar al equipo en que alguna vez jugó Alfredo Di Stefano. Al final, Millonarios ganó 1-2.
En el segundo partido, el equipo enfrentó a Equidad y cayó de local 0-1. Dominó el balón, pero le costó ser profundo frente a un rival que fue a defenderse durante los noventa minutos. El equipo careció de sorpresa y se vio sorprendido por un conjunto que aprovechó las pésimas transiciones de ataque a defensa del equipo de Lillo. Lo mismo sucedió el partido siguiente, frente a Boyacá Chicó. Ese día, el equipo embajador jugó con una nómina mixta, cosa que justificó el tolosarra por el calendario tan apretado en el que su equipo tuvo partidos dos veces por semana. Además de esto, dijo en la rueda de prensa de ese partido que su equipo estuvo más tiempo con el balón en campo contrario y que eso le había gustado. En efecto fue así, pero el problema fue el mismo del partido anterior: falta de sorpresa y transiciones lentas de ataque a defensa.
El Campín se tiñó de azul y blanco para ver al equipo reivindicarse frente a uno de sus rivales más acérrimos, el Atlético Nacional. Millonarios salió con un 1-3-4-2-1 (Delgado; Torres, Henríquez, Cadavid; Ochoa, Vargas, Robayo, Díaz; Candelo, Vásquez; Moreno). Los dirigidos por Lillo saltaron al campo con la intención de presionar a Atlético Nacional en la salida. En efecto así fue, y recuperaron muchos balones en los primeros minutos. Fabián Vargas, exjugador de Almería y Boca Juniors, y Rafael Robayo se adelantaron y provocaron el error al rival. Además de esto, Máyer Candelo hizo un partido monumental en el que, a pesar de sus 36 años en ese momento, corrió como si tuviera 25. Sin embargo, fue Dayro Moreno quien más destacó ese día, con un gol y dos asistencias. En defensa, el equipo controló los avances que tuvo Nacional. Román Torres, Oswaldo Henríquez y Andrés Cadavid estuvieron bastante seguros y limitaron los avances verdolagas.
Desde ese día, los dirigidos por Juan Manuel Lillo se hicieron fuertes y acumularon un invicto de 10 fechas. El balance de esta racha fue de 7 victorias y 3 empates. El equipo lució cómodo en algunos partidos y no tuvo mayor problema para sacar buenos resultados.
Para destacar están los dos partidos frente a Independiente Santa Fe, rival de ciudad, en los que el equipo embajador sometió al contrario a que jugara a su ritmo. Ómar Vásquez fue fundamental en el primer encuentro. Además de anotar el gol, el nortesantandereano se asoció con Dayro Moreno y Mayer Candelo generando así un volumen ofensivo notable.
Lo mismo sucedió frente a Patriotas en un partido que el equipo ganó 4-0. A pesar de que el equipo no mostraba su mejor fútbol, un gol de Candelo a los 19 minutos le abrió los espacios suficientes para dominar el partido. Los azules hicieron circular el balón por toda la cancha, Dayro Moreno encontró espacios y anotó un hat-trick.
Sin embargo no todos los partidos fueron así. Frente al Once Caldas, Lillo aceptó en la rueda de prensa que el equipo no estuvo bien con el balón y que el rival aprovechó eso. En efecto, el elenco azul perdió constantemente el balón en la salida y le facilitó las cosas a un rival, que por las características de sus jugadores, es rápido en ataque. Otra cosa que destacó fue las erradas salidas del portero Luis Delgado quien, a pesar de lo anterior, anotó de tiro libre el gol con el que los albiazules se fueron adelante en el marcador. El rival empató el partido en el final.
El equipo albiazul ha perdido tres de los últimos cinco partidos que jugó en la liga. En estos encuentros, Millonarios ha carecido de control y efectividad. La razón, probablemente, es la misma que lo complicó durante todo el semestre: la falta de espacios. Medellín, Alianza Petrolera y UniAutónoma, los tres rivales con los que perdió en el último tramo del torneo, se replegaron y complicaron el accionar del equipo de Juan Manuel Lillo.
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Millonarios finalizó en la segunda posición de la Liga Postobón con 33 puntos. Los dirigidos por el tolosarra ganaron diez partidos, empataron tres y perdieron cinco. Así mismo anotaron 27 goles y recibieron 15, siendo así la defensa más sólida de todo el torneo.
En cuanto a lo deportivo, Juan Manuel Lillo ha logrado hacer un gran trabajo en poco tiempo. El tolosarra ha desarrollado su idea y los jugadores la han ejecutado bastante bien en algunos partidos. Fundamental para esto ha sido el bogotano Fabián Vargas, a quien el entrenador había dirigido en Almería, ya que él es el que da la salida limpia al equipo. Así mismo ha trabajado Modeste M’bami cuando juega. El camerunés ya conocía la idea de Lillo y la ha ejecutado de manera adecuada. Otro jugador que se ha destacado es Lewis Ochoa, quien a pesar de equivocarse en los primeros partidos al dejar una autopista a su espalda, ha mejorado mucho siendo vital en los ataques por el costado derecho y regresando de manera veloz a cubrir su banda cuando el equipo pierde el balón.
En general, el equipo albiazul ha logrado cumplir la premisas con las que llegó Lillo a Colombia. La primera es la de mantener la posesión en campo contrario, cosa que sus dirigidos han logrado ejecutar, prácticamente, desde la primera fecha. La segunda es la de articular pases cortos que atraigan marcas y permitan encontrar a un hombre libre entre líneas que, generalmente, es Ómar Vásquez, Harrison Otálvaro o Máyer Candelo.
* Jorge Gil Ángel.
– Foto: AFP
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