Liga BBVA 2013-2014 / España / Fútbol / Crónicas 2013-2014
1.- No existe club que sin tirar a puerta gane sus partidos. Resulta muy básico. Hay días en los que la fortuna puede sonreír y apañarse una casualidad como la de Elustondo y Zubikarai, o el pase a la red inalcanzable de Bănel Nicoliţă con el Steaua en el Bernabéu en 2006, pero esa suerte de gol ocurre muy esporádicamente. El Villarreal ha jugado bien contra el Real Madrid, ha movido la pelota en el centro del campo con soltura ante un Madrid bien formado, y de ahí no ha pasado. Engarzó una única jugada con final, y fue un final feliz para Mario Gaspar. Diego López no tuvo que hacer nada más que recibir dos golazos.
2.- Las bajas en el Villarreal son importantes. Para un equipo de su presupuesto no tener a Cani, Uche o Pina supone que sus aspiraciones, especialmente contra equipos de gran calado como el Real Madrid, se vean tremendamente mermadas. Aun así, el once que plantó Marcelino en la capital era de plenas garantías. Sin embargo, la estabilidad del bloque no se ha logrado hasta la segunda mitad, habiendo regalado previamente más de media hora de juego al placer local, medido con el termómetro de Gareth Bale.
3.- Con Pereira por Uche y Moi Gómez consolidado en la izquierda, Marcelino eligió a Edu Ramos como acompañante de Bruno en el medio, por lo que Manu Trigueros empezó en el banco. El resto es el Villarreal de siempre, el que lucha por entrar en Champions League, o al menos en Europa, con cartas ganadoras. Un 4-4-2 muy claro al que le faltó de forma alarmante el ‘10′ de toda la vida, el trequartista, el jugador que hiciese de imán entre la medular y la despegada delantera. No advirtió esa obligación Giovani hasta el segundo tiempo.
4.- Bale acaba de salir de una lesión y ha sido titular después de tres partidos sin jugar. Noventa minutos de conclusiones positivas aunque con matices un tanto preocupantes sin llegar a alarmantes. Como decimos, esos primeros treinta minutos funcionaron para el Real Madrid según dispuso el galés, con el beneplácito incluido de Chechu Dorado en el primer gol (cuya definición, de deliciosa vaselina, hace olvidar la fealdad del origen). Bale siempre disfrutaba de un duelo directo descompensado con Jaume Costa, que pedía a gritos una ayuda que Moi Gómez no le otorgaba. Un Madrid muy fluido desequilibraba por la derecha de Bale.
5.- No viene de una racha física demasiado alegre como para forzar carreras explosivas cada dos minutos, aun así, su desaparición en la segunda parte sorprende. Esta menor influencia en el juego viene motivada también de una mejor colocación defensiva villarrealense en la que las ayudas sí aparecían con más frecuencia. Pero, si bien en el primer tiempo el Madrid alternaba el peligro por ambas bandas, tras la reanudación fue Jesé el único que proponía desborde.
6.- Tras la carrera de Bale y el remate de Benzema (al más puro estilo de delantero que no es, pero que lleva años forzado a ser, es decir, un ‘9′ puro), la tranquilidad madridista otorgada por la madurez incipiente del sistema de Ancelotti no fue tal, sino que cayó en un pequeño bache de complacencia ante su propia superioridad, que facilitó la recuperación del Villarreal. Éste, tumbado en la lona esperando el KO, encontró el resquicio necesario para volver a creer.
7.- El Villarreal fue empujando paso a paso al Madrid, como una melé que con mucho vigor gana centímetros de oro al rival. Los amarillos jugaban en horizontal siempre en campo blanco esperando abrir un hueco casi imposible en la gran defensa madridista. Mario Gaspar se lanzó a la carrera, recibió bien y se abrió paso hacia el ensayo. Como esto es fútbol, prefirió llegar a su objetivo con un derechazo imposible para Diego López. Tres goles ha encajado Diego en este 2014. Todavía no ha podido hacer nada por parar ninguno. Cuando un disparo se convierte en golazo, el portero sólo queda para la foto.
8.- Los infortunios de Marcelo y Coentrão, sustituto el segundo del primero, limitaron los movimientos a Ancelotti. Y sin duda, el único cambio no forzado iba a ser Xabi Alonso. La reanudación comenzó de una forma demasiado similar a lo acontecido quince minutos antes. El Villarreal tenía la pelota y no había muestras de solidez del Real Madrid. Ese equilibrio famoso de Ancelotti todavía no se logra con Asier-Luka (tiempo al tiempo), por lo que a buen seguro el italiano iba a recuperar el Xabi-Luka. Entró Xabi y marcó Gio. Pero el partido no viró hacia un peligroso Villarreal encerrando al Madrid. Xabi-Luka amansó las aguas y el camino hacia el final se hizo más llano.
9.- De hecho, la sensación de peligro del Villarreal fue escueta y no dio la sensación de ir definitivamente a por un punto que estaba a su alcance. La movilidad de Giovani ayudó a tensar los músculos del Madrid y no a habilitar los movimientos primero de Pereira y después de Perbet. Ramos y Pepe siempre se adelantaban, sin fallos. Sin profundidad, no hay gol.
y 10.- Al final, pasó lo que suele pasar cuando se le juega con el balón al Madrid y no se le hace daño. Los maestros del contragolpe aplican su sabiduría para hacerla incluso de apariencia sencilla y pausada en dos definiciones de alta escuela. Puede existir la duda sobre si Jesé busca la asistencia a Bale o no. En mi humilde opinión considero el toque de Jesé totalmente voluntario, buscando y encontrando exactamente lo que quería, un remate de genio del balón, pura confianza y autoestima, todo precedido de una pared de cirugía entre Di María y Benzema. El galo, minutos después, acabó el vértigo en el segundo de sosiego, de concentración, que precedió a la colocación del balón en la base del palo.
* Jesús Garrido es periodista.
– Foto: Antonio Villalba (Real Madrid)
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