El sueño empieza ahora
“Rompen el partido muy pronto” o “te van desgastando poco a poco y en el tercer cuarto nadie les aguanta el ritmo” . Estas suelen ser las explicaciones más usadas cuando en frente está Estados Unidos. Las dos afirmaciones son ciertas y vienen a resumir una premisa: son mejores. Y cuando tu rival es superior, por lo general se termina imponiendo, de una forma u otra.
EL JUEGO
Así comenzó Estados Unidos la final del Campeonato del Mundo de Baloncesto Femenino que se ha celebrado en Turquía. Ritmo altísimo y efectividad. Moore, Charles y Griner, con la complicidad de Taurasi, empezaron a poner tierra de por medio pronto. Tanto es así que al descanso el marcador era de 29-48 para el conjunto americano. España era incapaz de dar respuesta a semejante despliegue. Es aquí cuando empieza a aparecer el recurrente cansancio físico o el bloqueo mental. En este caso, dos justificaciones pasajeras y que encierran la misma premisa que antes, son mejores y lo están demostrando. En realidad, España sufrió cierto bloqueo mental que no era más que la incapacidad colectiva del equipo de Lucas Mondelo para frenar el inicio estadounidense. Durante los dos primeros cuartos podía también dar la impresión de que el equipo llegaba justo físicamente, un cansancio físico que escondía realmente la mejor colocación de Estados Unidos y sus transiciones y efectividad en esta primera parte.
Nos habían enseñado su efectividad, su velocidad y su intensidad defensiva. España no podía penetrar y no conseguía tras bloqueo indirecto para las escoltas salidas claras para el tiro exterior. Tampoco existía la confianza necesaria, y con razón. Whalen y Bird (cada una en su estilo) dirigían un ataque que concluía con tiros de cuatro o cinco metros de Augustus o Moore. Pero quedaba que España nos mostrara el extraordinario equipo que es. Y para ello quebada toda una segunda mitad.
LA COMPETITIVIDAD
Un marcador así al descanso siempre conlleva una liberación, y por lo tanto una reacción o la falta de esta. España, como era de esperar, optó por lo primero.
El descaro y el talento de la incansable Anna Cruz anotaron un triple que abría un nuevo horizonte para el partido de España más allá del marcador. Los bloqueos originaban ahora que Sancho Lyttle recibiera en el poste alto y comenzara a anotar desde la distancia, lo que dejaba espacios para que Laura Nicholls pudiera intentar el uno contra uno en la pintura. A la reacción se sumó Alba Torrens, cuya aportación ofensiva había sido imprescindible durante todo el campeonato. Así el tercer cuarto termina con un parcial de 19-19
En el último cuarto ya no había marcha atrás y España volvió a ratificar sus cualidades. Desaparecido el afamado cansancio, España tiene sus mejores momentos al contragolpe. Una defensa intensa que ya no permitía el cómodo bloqueo y continuación de las jugadoras de Geno Auriemma y que hacía agotar posesiones y permitir robos que Palau y Cruz transformaban en puntos. El último cuarto acabó con 16-10 para España.
España 64 – Estados Unidos 77 es el resultado final que muestra la superioridad americana respecto al resto de equipos y las cualidades de un histórico equipo español que ha llegado a su primera final de un mundial.
EMOCIONES
El mundial de esta selección ha sido sencillamente espectacular. El hito de llegar a su primera final solo es comparable con la forma en la que han conseguido llegar hasta ella. Estas jugadoras simbolizan el sacrificio y el talento puesto al servicio del colectivo. Representan demasiadas cosas en tantos ámbitos que solo se puede comprender en su totalidad a través de las emociones.
Si unos Juegos Olímpicos en 1984 marcaron el devenir del baloncesto moderno español, 2014 y esta final marcarán un nuevo futuro para este deporte.
* Pepe Navarro Barranco.
– Foto: FEB
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