1.- Pepe Mel tendió dos alfombras rojas que cubrían ambos laterales del Villamarín. “Toma, ve por ahí”, pareció decir. Y cerró bajo siete llaves el centro de su defensa. Más un portero excelente, Adrián San Miguel, 25 años, protagonista de una negra noche en el reciente derby sevillano, prodigioso frente al actual campeón de Liga.
2.- El Madrid rechazó la invitación de Mel. O no supo aprovecharla, quizás porque Coentrao carece de la sutileza técnica de Marcelo, por más que posea una elevada capacidad para aparecer, y las virtudes de Arbeloa no incluyan el aprovechamiento de las mencionadas alfombras. El Madrid empezó mal y empeoró. Lo primero podría obedecer, en mi opinión, al ciclo corto, al síndrome del ciclo corto: a todos los equipos les cuesta afrontar dos partidos duros en tres días, pero al Madrid aún más. Lo segundo lo interpreto a partir de la dirección de juego de Mourinho: sus cambios y la conocida dificultad para plantear el ataque organizado frente a equipos cerrados por el centro.
3.- El Madrid padece el síndrome del ciclo corto desde hace muchos años. Se denomina ciclo corto al período igual o inferior a las 72 horas entre dos partidos. Si ambos encuentros son de máxima intensidad, el problema se convierte en muy delicado para cualquier equipo. No hay fórmula mágica para solucionarlo, pero sí ciertos atenuantes: el modelo de juego, la mayor o menor implicación emocional, las rotaciones y la costumbre son algunos de ellos.
4.- Mourinho ha conseguido atemperar ligeramente el problema, pero no solucionarlo por completo. Los tropiezos en su primera Liga en España surgieron por ahí. Y cabía imaginar que Manchester y Sevilla en tres días eran dos plazas intensas que generarían un gran desgaste a un equipo de plantilla nominal muy amplia, pero de plantilla útil bastante más limitada.
5.- La salida del equipo en el Villamarín dibujaba dificultades. El Madrid es un equipo de intensidad elevada y constante, al que la tensión baja perjudica seriamente. La presión bética le ha hecho mucho daño de entrada, aguijoneando por el costado izquierda, por la zona Arbeloa, donde se juntaban Juan Carlos con Álex Martínez y aparecían Cañas y Rubén Castro para conseguir superioridades.
6.- Por ahí ha insistido el Betis hasta conseguir el gol, fruto de un despeje desafortunado de Di María, que ha mandado el balón a la frontal de su área, donde Beñat se ha deshecho de Khedira para batir a un Casillas poco exigido esta noche, frívolo con los pies. Con el gol se abría un escenario muy desagradable para el Madrid: mucho balón, poco espacio y obligación de atacar organizado, tres factores que no agradan en Chez Mourinho.
7.- Pese a un gran Xabi Alonso, intenso, presionante e hiperactivo, el Madrid no lograba recuperar limpio el balón. Cortaba pero no recuperaba, que no es lo mismo. El Betis ejecutaba bien otras dos acciones: su presión orientada obligaba a salir a través de Pepe, la menos limpia de las salidas de atrás; y la vivacidad de Salva Sevilla y Beñat buscando las espaldas de Khedira y Xabi entorpecía toda la creación madridista.
8.- La conexión entre Salva Sevilla, feliz atrayendo rivales para liberar compañeros, y un portentoso Rubén Castro influía también en las dificultades del equipo campeón, que hasta el descanso ha jugado a intensidad baja y como en las noches de barro: destemplado y torpe, al modo Di María, una sombra del que hace un año dominaba la escena liguera.
9.- En el descanso, Mourinho ha tomado decisiones: Modric y Kaká por Khedira y Özil. Francamente, decisiones arriesgadas. De las que cambian un partido de forma radical o lo acaban de estropear. En este caso ha sido así, incluso si ambos han aportado buenas sensaciones en la conducción. El Madrid ha dejado a Xabi como único pivote en un 4-1-3-2 donde los laterales debían ocupar las bandas y Cristiano y Benzema el doble 9.
10.- El equipo se ha ido más arriba y ha mostrado ambición por remontar, pero lo ha hecho desde las jugadas y no desde el juego. Muy probablemente Mourinho debe tener un plan para estas situaciones, pero lo escenificado por sus jugadores parecía contradecir esa existencia, pues no se han percibido intenciones desde una idea colectiva, sino desde los impulsos individuales, de cuya jerarquía y poder nunca se puede dudar.
11.- El Betis ha regalado aún más las bandas para cerrar todavía mejor su zona central, donde Amaya, Dorado y Cañas se han lucido, si bien han contado con una ventaja no despreciable: bien el Madrid buscaba percutir por pasillos centrales que no existían, bien pretendía hacerlo con centros largos al área y con los rematadores de espaldas al gol. A golpes no ha derribado la puerta; a cabezazos, menos.
y 12.- El equipo de Mourinho suma su tercera derrota de la temporada en solo 13 jornadas, una derrota más que en todo el curso pasado. Como si imitara al último Barça de Guardiola, está dilapidando todo su capital fuera de casa, con 10 puntos conseguidos sobre 21 posibles. Un balance que ni siquiera el síndrome del ciclo corto puede explicar.
– Fotos: Ángel Martínez (Real Madrid)
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