1.- Superioridad posicional abrumadora del Real Madrid desde el saque inicial. Abrumadora y avasalladora. Sin necesidad de jugar en esa quinta marcha a la que tanto gusta acomodarse el equipo de Mourinho. Le ha bastado plantarse en zona de tres cuartos, trotar suavemente y asustar con su presencia: suficiente para que el Espanyol se derritiera como un cubito de hielo al sol.
2.- Madrid con sordina inicial, como esperando averiguar de qué iba el Espanyol: si del fiero pitbull que muerde tobillos ajenos o del corderito manso camino del sacrificio. A los diez minutos, el Madrid comprobó que una sola mirada de Cristiano bastaría para hacer temblar al rival. El silencio de los corderos.
3.- Fantásticamente situado en tres cuartos, el quinteto de arriba ahogó la salida del Espanyol. Ni siquiera necesitó presionar como en otras noches: le bastó con soplar y el castillo espanyolista se desmoronó. Estar ahí, amagar, soplar, resoplar y esperar la caída del muro, que era de papel.
4.- Como las actitudes son intangibles imposibles de analizar con precisión, digamos sólo que el Espanyol sumó varios hara-kiris individuales con resbalones numerosos, errores permanentes en las coberturas y dejó tras sí la sensación de no ser el que ha peleado tantos y tantos partidos hasta hoy. Pero, probablemente, la realidad es que el Madrid le pasó por encima sin más.
5.- Brillante Madrid. Apostado en tres cuartos hasta con seis hombres si se terciaba, ahí embridaba al visitante y le hervía en su propia salsa. El Espanyol se cocía cerca de su propia área y Kaká y Özil se dieron un festín de robar balones, triangular con Cristiano y desmembrar los cuartos traseros del contrincante.
6.- Las buenas coberturas de un Xabi Alonso más entonado que en pasados días han devenido en un Marcelo punzante y ágil, liberado de ese peso defensivo que tanto parece aborrecer. Así, entre el lateral brasileño, Kaká y Özil se han dedicado a bailar una sinfonía dulce y larga, con Xabi y Khedira protegiendo peligros inexistentes e Higuaín presto a recibir caramelos del Cristiano más asistente de los últimos tiempos.
7.- Madrid contundente, abrumador y apabullante, con el único punto negro de Carvalho, fuera de toda forma, desconcertante caída en picado de un central profesional como pocos. Espléndido Kaká, que ha encontrado las condiciones idóneas para desplegar zancada por banda izquierda: amplitud de espacio, blandura defensiva, camino de bajada para una noche feliz. También para Özil, burbujeante en medio del jacuzzi, espléndido en la orientación final.
y 8.- Bálsamo para Higuaín, al que se le estaban haciendo largos los partidos sin goles. Aunque enfrente ha encontrado un Casilla descomunal, autor de paradas sensacionales, el Pipita se ha desatado como tantas otras veces desde su fichaje incomprendido. Sin la movilidad grácil del gato Benzema, la percusión contundente del tanguista impasible.
– Fotos: Víctor Carretero – Ángel Martínez (Real Madrid)
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