Pretendo exponer de una manera clara y concisa mi punto de vista personal en cuanto al rol que debe de ocupar el entrenador de porteros dentro del grupo de trabajo o cuerpo técnico con el cual esta colaborando. Para ello, voy a contestar dos preguntas que a todos los que tenemos la fortuna de tener este trabajo nos han realizado alguna vez:
Pienso que no. Considero nuestro rol similar al de los preparadores físicos en este aspecto, con la salvedad de que nosotros no nos preocupamos únicamente de la preparación física de los porteros, sino que también nos encargamos de su preparación técnico-táctica y de ofrecer un soporte emocional. Esto último es algo que también pueden hacer los preparadores físicos, pero no de una manera tan específica como lo podemos realizar los entrenadores de porteros debido a las características y particularidades del entrenamiento de esta demarcación.
Nunca deberemos sentirnos menospreciados porque el entrenador tome una decisión opuesta a nuestro punto de vista, ni condicionar ni cuestionar de ninguna manera sus decisiones aunque tendremos que estar dispuestos a debatirlas, siempre y cuando él lo requiera.
Como norma personal en mi manera de trabajar está la de transmitir a los porteros mi valoración de la situación siempre que también lo haga con el entrenador y sea parte responsable de cualquier toma de decisión. Para mí es fundamental ser honesto y sincero con el jugador, pero considero que la elección debe de ser siempre responsabilidad del entrenador principal.
Esto, además, nos otorga la posibilidad de estrechar aún más el vínculo con nuestros porteros, pues ellos nos verán siempre al margen de la toma de decisiones y este hecho favorecerá que se abran algo más a nosotros, cosa que será determinante para superar momentos complicados de la temporada. A menudo hay que llegar a lo personal para mejorar en lo deportivo.
Mis pensamientos en este aspecto no estan orientados a huir de una posible toma de decisión o de la responsabilidad, sino que estan encaminados a la búsqueda de una posición y un rol dentro del cuerpo técnico que me permitan sacar el mayor rendimiento posible de los porteros a los que estoy entrenando.
En alguna ocasión he oido comentarios al respecto de la necesidad de una acreditación similar a la de los preparadores físicos, para tener la posibilidad de ocupar una plaza en el banquillo. Personalmente nunca haría uso de ella a no ser que el entrenador principal me lo pidiese.
Normalmente, un entrenador asistente ya ocupa plaza en el banquillo y en algunos casos lo hacen hasta dos, por lo que considero que nuestra aportación al entrenador principal en momentos del juego sería prácticamente innecesaria, pues ya tiene la ayuda suficiente.
En cuento a la aportación que pudiera hacer al portero la considero también fuera del lugar, pues durante los 90 minutos que dura el partido son suficientes la órdenes que pudiera darle el entrenador principal. Sinceramente, desde un punto de vista discutible, personal y posiblemente equivocado, me parece algo carente de sentido.
Para terminar el artículo, me gustaría comentar que tengo un gran respeto hacia mi trabajo y hacia la aportación que hago con este a mi grupo de trabajo, pero que la valoración que se hace de mi rol jamás estará en relación con la respuesta a las preguntas más arriba realizadas.
La valoración de mi rol dentro del cuerpo técnico con el cual estoy colaborando vendrá determinada por la preocupación del entrenador principal de otorgarme un espacio dentro de su línea o estilo de trabajo para desarrollar el mío. En todo lo demás, prefiero mantenerme detrás de las cámaras.
* Jon Pascua Ibarrola es entrenador de porteros Mamelodi Sundowns F. C.
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– Fotos: José Antonio García Sirvent (Mundo Deportivo) – Jon Pascua Ibarrola
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