El relevo llegó a Lieja
Si a alguno de los miembros de Inferno-96 le hubiésemos dicho durante el pasado verano que por estas fechas liderarían la liga belga, nos habrían tomado por locos. Inferno-96 es el grupo ultra del Standard de Lieja, del equipo que lidera con mano de hierro el campeonato nacional belga. Por aquel entonces, en aquellos meses donde, por fin, en Bélgica no llueve, Inferno-96, junto a la mayoría del estadio Maurice Dufrasne, se manifestaba por las calles de Lieja en señal de protesta contra Roland Duchâtelet, el político y empresario belga dueño del club. Duchâtelet no solo es el máximo accionista del Standard de Lieja, también lo es del Upjest húngaro, del Saint Truidense belga, del Charlton Athletic inglés, del Alcorcón y del Carl Zeiss Jena alemán.
De todos estos, el Standard de Lieja es el epicentro de las operaciones. No es para menos si miramos palmarés, y sin embargo no ha conseguido mantener al equipo valón en lo alto del fútbol belga. Las cesiones y los traspasos entre sus clubes llueven en cada periodo de fichajes desde que en 2011 Luciano D’Onofrio le vendiera sus acciones y Duchâtelet se convirtiera en el nuevo dueño y presidente del Standard de Lieja. Había pasado más de una temporada desde que el equipo francófono ganara su última liga, la décima, y había sido con los últimos vestigios de aquel equipo mítico donde habían compartido vestuario jugadores como Witsel, Fellaini, Defour o Mbokani. De eso ya no quedaba nada y los fieles aficionados del Standard protestaron el pasado verano ante la incompetencia de Duchâtelet, como ellos decían. Incluso se llegó a irrumpir en el estadio una tarde de verano, con bengalas y pancartas, sin que hubiera nadie dentro. En medio de la pretemporada y los partidos amistosos, el epicentro del fútbol belga se había trasladado a Lieja y no precisamente por un motivo deportivo. La crisis institucional era evidente y más de una vez se llegó a hablar de una presunta espantada de Roland Duchâtelet. No fue así.
Unas semanas antes se había disputado en Israel la Eurocopa sub-21, un campeonato donde España fue muy superior al resto, pero un campeonato donde la anfitriona hizo historia de la mano del joven Guy Luzon, un entrenador israelí de 38 años que con tan solo 26 había comenzado a entrenar en su tierra. Ya antes de comenzar dicho torneo internacional Luzon había apalabrado con Duchâtelet que se encargaría de entrenar al Standard de Lieja. Incluso el club belga lo hizo oficial. Al volver, firmó su contrato entre la crisis institucional antes comentada. No se tardó en adjetivar a Luzon como la marioneta de Duchâtelet. A día de hoy, nada queda de aquello. Ni de protestas en las calles o en el estadio, ni de pancartas pidiendo la cabeza del dueño ni de mofas respecto a Guy Luzon. El joven entrenador ha conseguido hacer del Standard de Lieja el mejor equipo, con diferencia, de toda Bélgica. Aunque el camino ha sido duro y ha tenido que renunciar a otros objetivos para llegar a donde están.
Todo empezó en los despachos. Diez bajas y nueve altas. Ese fue el balance de un mercado estival donde el Standard de Lieja soltó carga innecesaria y reforzó la plantilla. No se hizo con jugadores excesivamente esenciales, pero sí con complementos que han ido aportando su granito de arena en diversas jornadas. De ellos el más exitoso ha sido sin lugar a dudas Mujangi Bia, que tras una temporada cedido en el Watford volvía al Sclessin. Su arranque de temporada fue espectacular. El retorno de un icono de los últimos años como era Mehdi Carcela y de otro jugador de renombre como Igor De Camargo hiizo olvidar las críticas por unas semanas. Aunque si somos justos, no solo los fichajes acallaron los pitidos de la grada.
Fueron nueve jornadas las que el Standard de Lieja contó como victorias, las seis primeras de ellas sin encajar gol alguno. En total, 24 goles a favor y solo 3 en contra en esos primeros nueve compromisos. Por desgracia para ellos, no se habló tanto de su racha triunfal como se hizo con la de la Roma, pero seguramente fue igual de meritoria. Cuatro jornadas sin conocer la victoria y el golpetazo que la realidad dio a los aficionados rouches en la Europa League hicieron volver a sentir incómodo a Duchâtelet. No estaba previsto tener que renunciar a Europa League y la copa, donde posteriormente caerían eliminados, para poder optar a la liga. Pero Guy Luzon lo tenía claro. Se iban a centrar en volver a ganar la Jupiler Pro League, nada más. Y aunque las victorias volvieron al Maurice Dufrasne, la participación en Europa hizo de los aficionados del Standard el hazmerreír de Bélgica. Solo un punto cosechado en un grupo donde el equipo más potente era el Red Bull Salzburg. La decepción era clara, y no es que Luzon hubiese optado por alinear al equipo reserva en esa competición, es que parecía que la charla de antes del partido a los titulares, porque prácticamente era el mismo equipo que jugaba en liga, se basaba en un pasad el trámite, pero no os canséis. La afición dio la espalda al equipo en Europa League y solo el tiempo hizo olvidar esta mala racha. Incluso Michy Batshuayi llegó a tener pie y medio fuera del equipo por un encontronazo con la grada. La tensión se palpaba en el ambiente pese a que no habían soltado el liderato desde la primera jornada de liga. Se les exigía.
Por suerte para ellos, la competitividad retornaba en los partidos ligueros y el equipo, cimentado en una magnífica defensa, cosechaba victoria tras victoria, viendo cómo poco a poco la renta con el segundo clasificado aumentaba. Mucha culpa de ello tiene el joven delantero al que hemos mencionado hace unas líneas, Batshuayi. A estas alturas de la competición suma 17 goles en 24 partidos, máximo goleador de la liga belga en solitario. Jugador clave en el 4-4-2 clásico y fijo de Guy Luzon. Un delantero móvil, temperamental, rápido y, sobre todo, goleador. Un genio dentro del área y fuera. Rebosante de técnica y con una definición bestial. El líder del equipo esta temporada. Seguimos diseccionando el equipo en orden inverso. Su compañero de ataque es el belgo-nigeriano Imoh Ezekiel. Este menudito delantero suma 9 goles en lo que llevamos de temporada, y tras haber superado una sequía goleadora parece haber vuelto a ser el atacante rápido y escurridizo que se escabullía entre las defensas belgas para anotar en la portería rival. Como recambio de lujo, Igor de Camargo.
La línea de cuatro que sitúa Luzon detrás ha ido sufriendo variaciones con el paso de los partidos. El doble pivote estaba formado por Buyens y Vainqueur, habiendo sido esta una de las mejores parejas de mediocentros de la pasada temporada en Bélgica. El belga posee una gran llegada, pero sus problemas con Luzon causados por su bajo rendimiento esta temporada le han relevado al banquillo, siendo superado por el jovencísimo y novedoso Julien De Sart. Este chavalito de pelo largo que con tan solo 19 años se ha adueñado del centro del campo del Sclessin carece de timidez en el campo. Vainqueur y De Sart, francés y belga, escoltados en las alas por el líder espiritual del equipo, Paul-Jose M’Poku, el joven capo de Van Damme en el césped, y por Mujangi Bia en la banda contraria. El primero ha anotado siete goles en lo que llevamos de temporada y el bueno de Mujangi, seis, siendo, tras los dos delanteros titulares, la principal fuente de gol del Standard de Lieja.
Y llegamos a la línea defensiva. A los cuatro hombres que tienen la culpa, junto al meta japonés del que hablaremos ahora, de que solo hayan sido 12 los goles encajados en 26 jornadas, permaneciendo 16 de ellas con la portería imbatida. Unos laterales ocupados por Jelle Van Damme, el capitán, y por el joven Opare aportan capacidad ofensiva al equipo y sacrificio defensivo también. Si a ellos le sumas a Laurent Ciman, el único defensa que juega en la liga belga que suele ser un fijo de la convocatoria de Marc Wilmots, aunque no acabe jugando, y al poderoso Kanu haces de la línea defensiva del Standard de Lieja una maraña impenetrable. Sin embargo, no es solo cuestión de nombres. La pasada temporada la defensa era prácticamente la misma, pero se encajaban muchísimos goles más. El portero también era el mismo. Lo dicho, mérito enorme de Guy Luzon. Y claro, no nos olvidamos de Eiji Kawashima. Lo que ha sido criticado el meta titular de la selección de Japón no tiene nombre. Se fichó a Yohann Thuram en este mercado invernal para le quitará la titularidad y el sobrino del mítico Lilian ha acabado cedido en el Charlton ante la magnífica respuesta del japonés. Su rendimiento está siendo espectacular.
Tras haber analizado paso a paso a este magnífico Standard de Lieja nos queda espera a que concluya la fase regular y comience el playoff por el título, una parte de la temporada donde los puntos se reducirán a la mitad y el trabajo hecho durante tantos meses perderá validez. Entonces habrá que ver si el equipo valón sigue siendo igual de fuerte, si no ha descuidado su defensa y perdido calidad en su ataque. De momento lo ha hecho consiguiendo retener a Michy Batshuayi hasta final de temporada pese a los intentos de fichaje desde Inglaterra. La respuesta fue un billete de vuelta para los emisarios del Everton y del Arsenal. También para los del Dortmund. Batshuayi es clave.
¿Conseguirán los Batshuayi, Kawashima, Ezekiel, De Sart y compañía reemplazar en los libros de historia a los Witsel, Fellaini, Defour y Mbokani? Yo apostaría a que sí. Hasta se ha vuelto a hablar bien de Duchâtelet por Lieja.
* Irati Prat.
– Fotos: John Thys (Belga)
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