El profesor particular

por JESUS GARRIDO el 10 marzo, 2013 • 21:02

1.- El Real Madrid salió de casa, del lugar donde se concentra mejor, para sacar adelante sus exámenes, no porque le apetezca ni porque quiera probar un sitio nuevo en el que estudiar, sino porque le obliga el formato de la liga. Recuerda al joven que va a la biblioteca más para hablar con los amigos y ligar que para empollar sus libros. Los blancos son más productivos cuando se quedan en casa, eso está claro, pero su estatus les obliga a tener que aprobar también los test que se le presentan lejos. Y para ello necesita un empujón.

2.- Le ha costado cogerle el ritmo de estudio al partido contra el Celta. Los vigueses les pusieron unas preguntas bastante más complicadas de lo que se podía esperar a priori de un equipo que vive ahogado por el fondo de la clasificación. Abel, desoyendo las experiencias de otros entrenadores que salieron victoriosos (o, al menos, no derrotados) contra el Real Madrid, prefirió jugar lo más valiente posible. Quiso buscar al Madrid arriba, presionar su salida del balón y estrechando a su equipo, con la línea defensiva arriesgadísimamente alta. Además, quería el balón. Es decir, prácticamente todo lo que le gusta al Madrid del rival.

3.- Por poco le sale bien la jugada en los primeros veinte minutos. En ese tiempo, evitó las contras del Real Madrid a base de faltas tácticas y de continuos fueras de juego, a la vez que creaba peligro con el potencial de sus hombres de arriba. Iago Aspas y De Lucas se movían con libertad entre los centrales madridistas, Pepe y Albiol (una pareja que triunfó en la 2009-10 pero que parece que hace siglos que no coincidía), intercambiaban la posición y evitaban darles una referencia fija. Su mejor apoyo estaba en la banda derecha, a la que caía Álex López para apoyar al extremo Augusto Fernández. El argentino comenzó haciendo sufrir a Marcelo, pero el brasileño poco a poco fue reencontrándose a sí mismo.

4.- El Madrid se amoldó al extraño asiento de la biblioteca de Balaídos y se dio cuenta a los veinte minutos de que el partido estaba a su gusto: defensa alta, francotiradores del pase y guepardos arriba para la carrera. Esa situación despertó de repente del letargo a Modrić y Özil, que empezaron a buscarle las cosquillas a la zaga celeste. Varios pases buscaron a Cristiano, otros a Benzema y menos a Callejón. En uno Cristiano veía a Varas de cerca, lo tenía a tiro, pero prefirió cederle el honor a Benzema; Demidov se cruzó en su camino y el balón nunca llegó al francés.

5.- Pronto empezó Javi Varas a convertirse en un muro infranqueable, en ese examen que se pone peleón cuando parece que lo tienes chupado. Aunque ya antes había sido Diego López el primero en aparecer para fastidiar al Celta. El gallego, cerca de su casa lucense, voló para blocar la gran volea de Augusto desde la frontal, con el mérito añadido de pararla a pesar de rebotar en Pepe. Después quedó en evidencia en un par de pelotas que se le escaparon y, sobre todo, en el último minuto, cuando una mala salida precedió un remate al palo de Park.

6.- Pero fue el otro exportero del Sevilla el que tuvo mayor protagonismo. Sacó tres manos que evitaron que el Real Madrid se adelantara. Dos de ellas fueron a Karim Benzema. La primera media hora del francés fue la habitual de los últimos meses. Se le veía apático, como sin ganas. Quizás las ocasiones falladas le despertaron el gusanillo y se reactivó. Se volvió más asociativo, ocupó espacios cuando caía a banda y además puso un centro a la cabeza de Cristiano que el portugués mandó al larguero. Higuaín es, hoy por hoy, el ‘9’ de Mourinho. Lo ve mejor, más metido en la dinámica del equipo, aunque esta vez le faltó mucho más acierto de cara a gol. Tuvo dos y las falló.

7.- La segunda parte la empezó el Madrid como acabó la primera: buscando el gol. Parece que quedar por encima del Atleti motiva lo suficiente como para querer ganar incluso fuera de casa. Özil siguió quedando más pegado a la banda derecha, como en los últimos partidos trascendentales que colocaron al Madrid en la final de Copa y en cuartos de Champions. Dejó la parte central para Khedira y Modrić hasta que se fue el alemán para que entrara Xabi Alonso. Cambio que se debe interpretar como rotativo: Mourinho quiere refrescar a Khedira y no permite que Xabi pierda el ritmo de competición ni un día.

8.- Pero faltaba ese empujón para aprobar el examen, un último repaso a los apuntes que no podía hacerse sin la ayuda del padre. Xabi se convirtió en el progenitor que se sienta con su hijo para ayudarle a terminar la tarea. No para hacérsela, sino para guiarle para que proporcione las respuestas correctas. Xabi fue un profesor particular para el Real Madrid en la asignatura de ganar fuera de casa. Guió a Marcelo al gol con un pase mitológico, pero el brasileño no estuvo acertado. Después, el donostiarra le dijo a Kaká por dónde tenía que entrar en el área, y ahí le puso el balón. Luego, Varas tuvo que derribar a Kaká y Cristiano no falló para poner el 1-2 definitivo.

9.- Antes, dos goles de rebote habían puesto el marcador en tablas en apenas un minuto. El de Cristiano vino precedido de una salida tan temeraria como peligrosa de Varas en un córner. Nadie cubría a Callejón en la frontal y el disparo del canterano blanco quedó muerto al lado de los pies del portugués. Unos segundos después, Pepe se dio cuenta tarde de que el Celta había sacado de banda; cuando reaccionó puso el cuerpo lo suficiente para que el tiro de Aspas se desviara y despistara a Diego López.

10.- Abel volcó a su equipo para conseguir el empate. Acabó el partido muriendo, pero al menos las botas las tenía puestas. Bermejo y Park concluyeron los noventa minutos al lado de Aspas creando peligro entre la defensa blanca. La capacidad de crear ocasiones de gol probablemente sea el factor diferencial que pueda desequilibrar el derbi gallego de la próxima semana a favor de los vigueses, que harían bien en mantener la intensidad defensiva mostrada hoy en lo que queda de la temporada para tener opciones serias de seguir en Primera.

y 11.- El Madrid, en cambio, encontró más facilidades a la contra, pero ni Kaká ni Higuaín pudieron aumentar la escueta pero suficiente renta. Los madridistas sonríen por estar por delante del Atleti por una vez en la temporada, alegría cutre y puede que efímera, pero alegría a fin de cuentas. Concluye dos semanas de ensueño de la mejor manera posible a la espera de conocer lo que decidirán las bolas del sorteo del viernes.