"El éxito se mide por el número de ojos que brillan a tu alrededor". Benjamin Zander
Fueron los propios clubes, incluso los altamente endeudados como Manchester United, Manchester City y Chelsea, quienes votaron por instaurar el Juego Limpio Financiero. La UEFA no los ha dejado solos, está trabajando con ellos para ayudarlos a monitorear sus finanzas y mantenerse acorde a las reglas.
Uno de los objetivos de Michel Platini y del máximo organismo europeo es reducir la cantidad de magnates que ven al fútbol como un jugoso negocio para expandir su fortuna sin importar cuánto afecta a la esencia del juego.
A los que ya están no les van a permitir continuar inyectando capital indiscriminadamente y seguir endeudando a los clubes, sino todo lo contrario: deberán pagar primero lo que deben y mantener sus cuentas en orden para poder participar en las competiciones continentales. Sin dudas, algo muy bueno para la salud de los clubes y del futbol.
Mientras los equipos permanezcan en manos de multimillonarios hay una cierta esperanza de que las deudas sean saldadas, aunque ellos parecen esperar a tener el cuchillo en el cuello para hacerlo. Los clubes con dueños ricos pueden darse el lujo, de cierta manera, de endeudarse con ellos, siempre y cuando estos tengan la voluntad de asumir esas deudas como propias. Estas deudas están limpias de intereses, porque el dinero no fue emitido por bancos. Pero en clubes como Blackburn y Everton, que carecen de dueños ricos, la situación es mucho más complicada.
La relación entre los ingresos de los equipos y el salario total que pagan a sus empleados es un indicador clave para medir su salud económica y un arma imprescindible para la UEFA en la implementación del Juego Limpio Financiero.
Como sanciones a los infractores la entidad rectora del balompié europeo prevé retener premios, restar puntos en la fase de grupos, limitar el número de jugadores que pueden inscribirse en la competición, la descalificación de una competición en curso o retiro de la licencia para participar en competiciones europeas por un tiempo dado, como al Málaga.
Después de siete años de puro polvo en sus vitrinas el Arsenal puede estar viendo, aunque muy lejos, la luz al final del túnel. Los tres millones por partido que genera el Emirates y el beneficio de la reconversión de los terrenos de Highbury en apartamentos han reducido la deuda significativamente y han permitido recortar el interés del préstamo para construir el estadio.
Si no hubieran levantado el Emirates, no tendrían estos niveles de ingresos que continuarán mucho más allá del fin del pago de la deuda, lo cual acabaría sellando una redonda operación financiera. La parte mala: ¿cuándo llegarán los títulos?
La directiva actual del Arsenal, entiéndase Peter Hill-Wood –descendiente de una de las dos familias históricas de la entidad– e Ivan Gazidis, mantiene el modelo de permitirle a sus dueños obtener beneficios e ir pagando progresivamente y a largo plazo la deuda del Emirates, sin poner freno a la fuga masiva de todas sus estrellas, que huyen de un tope salarial de no más de 90.000 libras por semana.
Stan Kroenke, dueño de casi el 70 % de las acciones, no ha objetado la manera de regir el club porque busca el beneficio económico que genera la entidad por encima de su capacidad de ganar títulos, ni tampoco inyecta capital para reducir el tiempo de pago de la deuda del Emirates.
Alisher Usmanov, presidente de Red & White Holdings y poseedor del 30 % de los activos, escribió hace meses una carta abierta dirigida a Kroenke y la junta donde muestra su indignación por la manera en que se prioriza la inversión personal del accionista mayoritario en detrimento del éxito futbolístico de la entidad.
Detrás de esto hay una supuesta planificación estratégica que permitirá al club situarse en una ¿inmejorable? posición para cumplir con las normativas de la UEFA, pero para poder jugar las competiciones europeas primero hay que clasificarse para ellas y al Arsenal cada vez le resulta más complicado alcanzar el único objetivo tangible que puede trazarse desde hace varios años: acabar entre los cuatro primeros.
Los clubes, actualmente, juegan un doble papel: proporcionar ganancias a sus dueños y ganar títulos. Lograr ambas no es cosa fácil y de ahora en adelante lo será menos todavía.
El Juego Limpio Financiero obligará a los clubes a manejarse íntegramente y reducirá el número de magnates involucrados en los clubes, lo cual, a todas luces, es muy bueno.
Así cada uno recibirá lo que sea capaz de gestionar económica y futbolísticamente. Habrá muchas menos diferencias y podremos, quizás, volver a ver salir campeones de liga al Everton, a la Roma y al Deportivo la Coruña, o al Ajax volver a ganar una Champions.
– Primera parte: El principio del cambio (I)
* Alejandro Pérez.
– Foto: Arsenal FC
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