Fútbol 2011-2012 / Informes España / Internacional
Otra vez sin títulos, otra vez sin gloria, pero otra vez arriba. Así está el Arsenal, en una meseta sin picos, sin estrellas, pero en el top-four, manteniendo la ilusión año tras año y quedándose solo en eso, en ilusión.
Nadie los obliga a mantener un tope salarial de no más de cinco cifras por semana, pero nadie tiene culpa de ello. Quizás cuando entre en vigor la ley de saneamiento económico que exigirá la UEFA para participar en las competiciones europeas dentro de dos temporadas, que veremos florecer otra vez el proyecto de Wenger. Mientras tanto, le espera la misma y desoladora sequía.
Los últimos siete años han sido testigos de cómo el Arsenal ha perdido todos sus cracks. El verano pasado acabó como ningún otro: Fábregas, Nasri y Clichy, tres pilares de un solo golpe. El último que le queda, Van Persie, puede acabar sumándose a la lista si las novias que tiene por toda Europa acaban por seducirlo. Y que no quede duda, probablemente gane la que mejor dote ofrezca.
Sin lugar a dudas, parte del legado de Wenger reside en haber movido el equipo a un nuevo y reluciente estadio, lujo que otros históricos de la Premier como el Liverpool, o modernos poderosos como el Chelsea, no han podido materializar. Todo gracias a los fichajes baratos, ventas caras y títulos de los primeros años, incluida la temporada invicta en 2004.
Las consecuencias eran esperadas: deudas que pagar, limitaciones económicas, salarios poco atractivos y ausencia de títulos en un lapso razonable. Pero parte de su legado y del éxito de su gestión residirá también en el tiempo en que el Arsenal demore en ser otra vez el conjunto ganador que era antes de la movida.
A largo plazo, y teniendo en cuenta una lógica y progresiva recuperación, se podría analizar realmente cuánto va a influir en el futuro del Arsenal y cuánto le va a costar el necesario cambio al Emirates. No haber bajado nunca del top-four ha sido un logro, pero la verdadera recuperación aún no acaba de divisarse.
Probablemente ningún otro club y ningún otro entrenador hubiera podido mantener un equipo entre los primeros cuatro de Inglaterra con semejante tope salarial y en los años posteriores a un cambio de estadio. Ahora bien, ¿estaba dispuesto el Arsenal a sufrir esta sequía de títulos que no tiene cuando acabar si sabía que esto le iba a pasar una vez que se movieran al nuevo estadio? ¿Es éste el pago que necesita el club, la gente y es esto con lo que esperaba recibir el Arsenal a su nuevo recinto?
Actualmente es harto difícil tener una buena plantilla, ganar títulos y mantener las finanzas en orden. Parte del éxito del Manchester United pasa por tener el estadio que tiene, con 75 mil capacidades, moderno, cinco estrellas, que se llena en cada partido y que contribuye notable y financieramente al club.
No obstante, estamos hablando de otro modelo de gestión. Si el Arsenal aún desea mantener el suyo, Wenger es, definitivamente, una pieza clave e insustituible para llevarlo a cabo.
Cualquier otro entrenador de un equipo grande hubiera sido echado tras unas pocas temporadas con la mitad de penurias que ha sufrido el Arsenal desde 2005. Pero Wenger ha tenido la suerte de haber alternado los momentos críticos con otros de sublime regocijo. Nunca ha existido una crisis profunda, como la actual del Liverpool.
En la temporada pasada nunca llegaron al ritmo del United en Liga (malo), pero clasificaron a la final de la Carling (bueno). Se esperaba un título y no se logró (malo). Al final el City acabó desplazándolo del tercer lugar y los envió al repechage de la Champions (malo), pero ganaron ambos partidos frente al Udinese (bueno).
Esta temporada comenzó otra vez inestable en la liga (malo), pero ganaron el grupo de la Champions (bueno). El Milan los sacudió en la ida de octavos (malo), cuatro días más tarde ganan en Emirates (bueno), le marcan tres al Milan en la primera mitad de la vuelta (bueno), pero ninguno en la segunda y quedan eliminados (malo).
No Liga, no Copa, no Champions. Van fuera del top-four toda la temporada (malo), pero en el final derrotan al City en un partido heroico y se cuelan terceros (bueno).
El francés se carcome en el tiempo y le quedan cada vez menos años para escribir un final feliz en su paso por el Arsenal. Hoy aún perdura el idilio de su comienzo, pero ¿será acaso el precio del Emirates tan alto que acabe por tragarse también al legado de Wenger?
* Alejandro Pérez.
– Fotos: EFE
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