"El éxito se mide por el número de ojos que brillan a tu alrededor". Benjamin Zander
Fútbol 2011-2012 / Champions 2011-2012 / Internacional
1.- El titular, nada que ver con el filme de Spike Lee, resume el partido en cuanto al contexto que preparó Di Matteo desde el inicio. Un partido en el que lo primordial era no recibir goles sabedor de lo ocurrido en San Paolo. El Chelsea, inferior al Benfica con balón, disfrutó de un despliegue posicional inusual esta temporada en el equipo londinense. Y de David Luiz, espléndido al corte y estable en su posición de central. Alejado de las acometidas de caos y desorden mentales que le ‘obligan’ a sumarse de forma anárquica al ataque.
2.- Ideas claras. El once del Chelsea llamaba al vértigo por su nombre y lo miraba de tú a tú. Una línea de tres donde convivía el único talento puro de Mata con la electricidad de Kalou y el generoso esfuerzo de Ramires. Y Torres, más familiarizado con galopadas de largo recorrido que Drogba. El Benfica, con su once natural, a por el balón y con Aimar tratando de descifrar un espacio entre mediocampo y defensa contraria.
3.- El primer tiempo tuvo alternativas para ambos bandos. Paradójicamente, el Chelsea con el previsto atasco de circulación de balón a partir de Obi Mikel dominó la posesión, pese a su intrascendencia. El Benfica, con un Raul Gaitán superlativo en despliegue y brillante (a tramos) con balón, llevó más peligro.
4.- Difícilmente mencionable es la cuestión del centro del campo en ambos. Tanto Witsel com Javi García no ofrecieron alternativas a las idas y vueltas que, por su planteamiento, facilitaba el Chelsea y que en tal caso se presentaban de cara a los blues. Aimar, desconectado a grandes tramos del encuentro, solo logró el balón alejándose de Cardozo o bien por el exceso de basculación del mediocampo inglés hacia las bandas. Mientras, con balón, Mikel y Meireles eran absolutamente infructuosos.
5.- El recurso de las bandas ante el corsé posicional del Chelsea. Maxi y Bruno César absorbieron parte del caudal de creación de juego por la derecha. El uruguayo, generando superioridades allá por donde se movía (¡incluso por el centro!) y el brasileño, con magníficas diagonales hacia dentro. Cole se desbordaba, pero la alegría portuguesa menguaba con las ayudas. Dominador Benfica, pero efectivo y seguro el Chelsea. El panorama planteaba una expectante segunda parte.
6.- El demérito portugués en el partido tal vez haya residido en usar poco la banda de Gaitán, superior a Ferreira en 1 vs 1, pero engullido por el despliegue de Ramires. Esto es el Chelsea actual. Fuerza, físico, orden, disciplina y vértigo. Con la máxima del contraataque convertida en virtud, favorecido por la habilidad de Torres para apoyar y desmarcar hacia fuera y la verticalidad de sus acompañantes. Incluido Mata que, aunque ligeramente desorientado con tanto ritmo, siempre deja destellos de su calidad. Multiplicada con espacio para pensar.
7.- La segunda parte continuó el guión previsto por Di Matteo y, probablemente en parte, por Jorge Jesus. El Benfica dominaba con balón, salió acalorado del vestuario y tocó a la puerta del gol en varias ocasiones, pero no llegó. Del mismo modo que las águilas observaban el paso de los minutos y su fe disminuía, el Chelsea, siguiendo punto a punto el plan, creía y crecía a la contra. Hasta que llegó el gol. Con un inmenso Torres.
8.- Los ingleses por delante en el marcador significaba incremento de la intensidad atrás (más si cabe), menos espacios en defensa y más campo por delante para correr. Brillante panorámica. Ni tan siquiera esto se acentuó. El Benfica se entregó y su juego se fue aminorando hasta ganar el corazón al fútbol. No es su estilo.
9.- Habrá quien diga que el Benfica mereció más. Cierto, su apuesta es el balón y lo tuvo durante grandes tramos del partido e incluso por ocasiones pudo/mereció marcar, pero ganó el orden. Venció el físico, la disciplina y el ímpetu volador de este Chelsea. El plan de Di Matteo fue el plan perfecto.
– Fotos: Chelsea FC – Gualter Fatia (SL Benfica)
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