El nuevo Mónaco

por el 16 julio, 2015 • 17:17

 

Es imposible no asociar al Mónaco con Jorge Mendes, y por supuesto con el de Dimitri Rybolovlev. El magnate ruso llegó en el que quizás era el peor momento de la historia del club. Consagrado como una de las 100 personas más ricas del mundo, según la revista Forbes, Rybolovlev tiró la casa por el ventana nada más llegar y fichó a jugadores de nivel más alto que el de la Ligue 2. El Mónaco tardó dos años en volver a la Ligue 1, y ya en su segundo año en el club fue cuando toda la prensa europea empezó a hablar del rubito con canas.

En su retorno a la Ligue 1, Rybolovlev se gastó lo que no está escrito. Fichó a estrellas mundiales como James Rodríguez, Radamel Falcao o Joao Moutinho, y no solo eso, sino que también instauró una mezcla de nacionalidades dentro del club que favorecía a las exportaciones monegascas –incremento de ventas de camisetas o nuevos acreedores–. Todo parecía viento en popa para un Mónaco que, de la mano de Claudio Ranieri en el banquillo, aspiraba a ser lo que fue en su época dorada, la última, con Didier Deschamps en 2004. Sin embargo, como en todo proyecto multimillonario, por mucho que fiches necesitas una base de la que partir.

El Mónaco consiguió clasificarse para la Champions League, sí, pero nada más allá. En las dos copas, los de Ranieri rozaron el ridículo y, para más inri, el público no se puso del lado del ruso cuando Falcao se lesionó a principios de enero. Rybolovlev seguía gastando dinero en los fichajes de Abdennour y de Berbatov. Segundo puesto en Ligue 1, pero con las sensaciones de que el equipo no tenía un estilo de juego definido y de que Ranieri era un entrenador resultadista puro, sin importarle el cómo ni el porqué. Días después de la finalización de la Ligue 1, Claudio Ranieri fue despedido . Además, la situación financiera de Rybolovleb empeoró.

El supuesto divorcio que atravesó el magnate ruso y sus problemas de salud provocaron rumores de cambio de dueño. Fue entonces cuando llegó Jorge Mendes y volvió a sacarse de la chistera su enésimo caso de idilio con un club. Mendes, experto en colocar jugadores y entrenadores en equipos grandes, no hizo una excepción con el club francés. Su primer acierto fue Leonardo Jardim. El técnico del Sporting de Portugal llegaba avalado al Principado por su gran labor en Portugal, y entre sus peticiones de fichajes –no pidió ningún jugador de élite– se encontró el joven Bernardo Silva, que llegaba de despuntar en la Euro sub-20 con Portugal. El Mónaco empezó a cambiar su política de fichajes, en parte gracias a Mendes y también por la influencia de un Rybolovleb que se vio obligado a tener que vender a sus estrellas del proyecto –Falcao, James, Abidal–, aunque conservó a Moutinho.

Fichajes como los de Bagayoko, Wallace o el propio Bernardo Silva –ninguno supera los 22 años– evidenciaban que el Mónaco tenía que ir más tapado a la hora de afrontar la temporada. Sin embargo, los presagios del mal momento monegasco se hicieron ver en las primeras jornadas de liga. Derrotas ante Lorient y Girondins –4-1 en uno de los últimos partidos de Falcao con el Mónaco– y sin un estilo de juego claro. La paciencia es la madre de todo en el fútbol, y Jardim, sin preocuparse, llegó a estar muy cerca de ser despedido sin apenas llevar un mes. Mendes pidió paciencia, Rybo se la dio y el Mónaco, a partir de noviembre, empezó a enderezar su rumbo. No solo en la Ligue 1, sino también en la Champions, donde acabó como primero de su grupo y solo encajó un gol ante equipos como Zenit, Benfica o Bayer Leverkusen. Sin ir más lejos, Jardim encontró su once tipo en la Champions: un 4-3-3 con Toulalan como mediocentro –aunque Bakayoko explotó también en Europa ante las bajas– y que ofrecía múltiples variantes por dentro. Con ese once, el Mónaco estuvo invicto durante muchos meses, y a pesar de que sacaba sus partidos por la mínima en casi todas las ocasiones, el estilo de Jardim, potenciado por un intenso repliegue, surgió efecto. El equipo, de no haber sido por su mal inicio, podría haber peleado por la Ligue 1. Terminó tercero, pero con la sensación de que fue uno de los equipos que acabó el campeonato con el estilo más definido.

Acabada la temporada, ya mediado julio, el Mónaco se está convirtiendo en el equipo que más está estimulando el mercado de fichajes. La filosofía de Mendes sigue en pie. Fichar a jóvenes –como en un principio aventuró Rybolovlev, pero cegado por el dinero en el principio de su mandato– con un potencial gigantesco y uniéndolo con jugadores veteranos como Carvalho, Moutinho o el portero Subasic. El Mónaco quiere un proyecto que pueda asegurarle éxito a largo plazo, y prueba de ello son los fichajes que ha hecho en este inicio de verano. Todos con lógica, a pesar de que ha vendido a Ferreira-Carrasco al Atlético de Madrid y a Kondogbia al Inter de Milán. El club está moviéndose de maravilla en el mercado.

PAUL NARDI (AS NANCY-LORRAINE)

El portero que ya fichó el Mónaco la pasada temporada –lo volvió a ceder al Nancy– es con Aréola,el futuro de Francia en la portería. Ágil bajo palos y con un potente tren superior. Es un portero completísimo y con muy pocos altibajos. Llega ahora a Mónaco para intentar pelear la titularidad con un Subasic que, a pesar de que nadie le ha tosido en los últimos años, deberá ponerse las pilas ante uno de los porteros con más futuro del fútbol francés.

MARIO PASALIC (CHELSEA, CEDIDO)

El internacional croata es quizás un jugador que en el Mónaco puede crecer y llegar a ser, quién sabe, titular en unos años en el Chelsea. Pasalic es el tipo de mediocentro que le faltaba al Mónaco en el centro del campo tras la salida de Kondogbia al Inter: es trabajador, es un box to box y además, posee una técnica bastante depurada. Si consigue alcanzar más regularidad, seguro que es una pieza clave para Leonardo Jardim la próxima temporada.

GUIDO CARRILLO (ESTUDIANTES)

Pese a que todavía no es conocido en Europa, Guido Carillo es uno de los fichajes más estimulantes del Mónaco. Ha disputado más de 100 partidos con el Estudiantes. Tras la casi segura marcha de Berbatov, Carrillo llega al club para ser la referencia del Mónaco en ataque. Jugador definido por la prensa argentina como un ‘9’ canchero, que pelea mucho y que, además, aúna grandes cualidades técnicas y recursos en el área pequeña. Tiene 24 años y de momento es el fichaje más veterano del Mónaco en verano.

THOMAS LEMAR (SM CAEN)

Quizás la revelación de la pasada Ligue 1. Lemar es un jugador que en la zona de tres cuartos puede ser complementario para Bernardo Silva y compañía. Internacional desde la sub-17 con la selección francesa, la temporada pasada marcó el gol decisivo ante el Nantes que certificó la salvación del Caen. Zurdo, habilidoso, con un tren inferior descabellado para su edad (19 años) y con ganas de comerse el mundo en el Mónaco. Habrá mucha competencia, pero si juega como lo hizo en Caen la pasada temporada, dará muchas alegrías a Jardim.

FARÈS BAHLOULI (OLYMPIQUE LYONNAIS)

Pese a que no tuvo el protagonismo que requerían sus condiciones la pasada temporada en Lyon (la irrupción de Fekir y N’Jie le privaó de tener minutos), Farès Bahlouli es un jugador de esos que no salen siempre de la cantera del club de Ródano. El canterano del Lyon fue el líder de la Francia que se coronó campeona del pasado torneo de Toulon, lo que le valió al Mónaco para ficharlo inmediatamente, repitiendo lo que hizo con Martial hace unos años, cuando se coronó campeón del Mundial sub-20. Otro jugador para la zona de tres cuartos del Mónaco, con un físico exuberante y con unas condiciones idóneas para triunfar en el principado.


Le but de Cavaleiro face à QPR por ASMONACOFC

CORENTIN JEAN (ESTAC TROYES)

Tiene 19 años, pero lleva ya tres temporadas al máximo nivel y siendo el líder del Troyes. Debutó en Ligue 1 con 16 años y con su desparpajo y calidad dejó anonadado a más de uno. Corentin Jean se prometió a sí mismo no dejar el Troyes hasta que lo devolviera a la Ligue 1, y en la pasada temporada fue clave para que el club retornara a la máxima categoría del fútbol francés. Gran delantero, aunque más segunda punta –no supera el 1,75–, y una bala al espacio. Para el estilo Jardim, un jugador veloz que puede hacer mucho daño al contragolpe.

ADAMA TRAORÉ (LOSC LILLE)

Aunque disputó 20 partidos la temporada pasada con el Lille, Adama Taoré dejó en el norte de Francia su sello de calidad. No había encuentro en el que el nacido en Malí desbordara con facilidad a las defensas rivales. Dichos presagios se confirmaron en el pasado Mundial sub20, cuando fue escogido mejor jugador del torneo. El Mónaco, en su obsesión por fichar jóvenes en progresión, se lo llevó consigo por 14 millones de euros. Precio un poco arriesgado pero entendible por el brutal potencial que tiene el chico. Extremo clásico africano: rapídismo, técnico y con gran potencia. Un puñal para un Mónaco al que llega para hacer olvidar al venerado Ferreira-Carrasco.

IVAN CAVALEIRO (BENFICA)

Puede que el fichaje de Cavaleiro por 15 millones, procedente del Benfica, sea uno de los mayores riesgos del nuevo Mónaco en el mercado de fichajes. No fue indiscutible la pasada temporada en su cesión en el Deportivo de La Coruña. Aun así, es un trabajador insaciable y tiene mucha habilidad. Es fallón en los metros finales, pero Jardim seguramente vea en él un jugador idóneo para contextos en los que el rival tiene laterales muy ofensivos, como casi siempre en Francia.

Como hemos analizado, el Mónaco 2015/2016 es un equipo que ilusiona. Proyecto joven, también con jugadores veteranos, pero que si lo miramos por el otro lado de la ventanilla supone un riesgo absoluto. Muchos de los futbolistas analizados no tienen experiencia en competición europea y son pocos los que saben ejecutar la toma de decisiones en campos difíciles. A largo plazo ilusiona, y a corto también, pero con ese riesgo de la eterna irregularidad que atraviesan miles y miles de jugadores hoy en día y que no llegan a la élite.

* Andrés Onrubia.




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