Dimitri Rybolovlev tenía claro, cuando su equipo ascendió la temporada pasada a la Ligue 1, que su objetivo era asaltar el poder. Por ello realizó una gran inversión en fichajes cercana a 160 millones de euros, intentando que el Monaco vuelva a ser aquel equipo que en el año 2000 consiguió una liga y en 2004 casi alcanza la Champions League, cayendo en la final ante el Porto de Mourinho.
Con cinco jornadas ya jugadas de la Ligue 1, el Monaco es líder y tan solo ha cedido un empate. La plantilla es una mezcla de jóvenes talentos y jugadores veteranos dirigida por el técnico italiano Claudio Ranieri. Hasta el momento, el Monaco está brillando por los resultados, pero su juego dista bastante de la clase que tienen sus jugadores. Al equipo le falta intensidad y ritmo y tiene muy malas fases durante los partidos.
El Monaco se está mostrando muy seguro en defensa: la absoluta prioridad del equipo es no encajar goles y por ello es difícil verle arriesgar más de la cuenta. Con un 4-2-3-1 como la formación más repetida, en la medular está faltando algo de fluidez en el juego que acelere las transiciones de la defensa al ataque. Cuando juega como local domina los partidos con la posesión de balón y presionando al rival. Y como visitante no le importa ceder el balón para replegarse y salir al contragolpe.
Bajo palos el Monaco tiene dos buenos porteros. Con la Ligue 1 ya en marcha, Rybolovlev decidió fichar al guardameta titular de la selección argentina, Sergio Romero, procedente de la Sampdoria, por 4 millones de euros. Pero el internacional croata Subasic, titular la temporada pasada en la Ligue 2, ha empezado el año a muy buen nivel y no parece que Ranieri vaya a cambiar. Por lo tanto, Romero debe esperar en el banquillo los minutos que le lleven a la titularidad de Argentina en el Mundial de Brasil 2014.
Ranieri lo tenía muy claro a la hora de incorporar a dos veteranos y muy buenos conocedores del fútbol: Ricardo Carvalho, de 35 años, y Eric Abidal, de 33. Dos centrales traídos gratuitamente y que en las cinco primeras jornadas solo han dejado anotar dos goles a las delanteras contrarias. Si las lesiones les respetan, tienen el nivel de un equipo que aspira a ganar la Ligue 1.
Ranieri sitúa la zaga a dos tercios de cancha buscando encerrar al rival en su propio campo y recuperar pronto la posesión de balón. Para ello el hombre clave es Carvalho, encargado de mandar y colocar la línea defensiva y baluarte del juego aéreo del equipo. El riesgo con el que juega el italiano es dejar descubierta la espalda de los centrales. Ahí es donde es clave la velocidad de Abidal para salir al corte en las coberturas.
Hasta el momento, ambos centrales se han mostrado solventes y no han sufrido ninguna lesión. Sin embargo, también se han podido ver algunos problemas en el cuerpo a cuerpo contra delanteros potentes. Abidal está en un gran estado de forma, pero ha perdido fortaleza. A Carvalho le cuesta un poco más moverse en carrera, pero conserva aún su labor expeditiva y su ya citado buen manejo de la línea defensiva.
Por la derecha, Fabinho, y por la izquierda, Kurzawa. Han jugado todos los minutos de la liga hasta el momento y lo están haciendo a un gran nivel. Ranieri les ha dado la consigna de jugar a largo recorrido y llegar a línea de fondo para buscar superioridades doblando a los extremos. Desde ahí es desde donde aparecen muchas de las ocasiones del conjunto monegasco, que buscan terminar en el corazón del área, donde espera Falcao. También son utilizados para sacar el balón si desde el doble pivote existen problemas para ello. En defensa tienen bien trabajada la vigilancia a la espalda de la zaga y realizan buenas coberturas.
Fabinho es el clásico ‘2’ brasileño, de gran despliegue físico, rápido, técnico y de buen golpeo de balón. El internacional francés sub-21 Kurzawa ha sido la sorpresa del Monaco este principio de temporada: muy físico y táctico, aunque algo limitado técnicamente. Está cumpliendo con creces.
Son tres jugadores para dos puestos: los conocidos Kondogbia y Toulalan y el marroquí Obaddi. De momento el único que ha jugado todos los partidos –Kondogbia llegó hace dos jornadas y Toulalan está lesionado– ha sido Obaddi, pieza clave para Ranieri desde su llegada en invierno de la temporada pasada. Pero la Ligue 1 exige algo más y a Obaddi le cuesta dar fluidez al juego del equipo, algo que le recrimina la prensa francesa.
Claudio Ranieri hace oídos sordos, ya que tiene claro que la labor de sus dos hombres del centro del campo es destructiva y no creativa. En ataque se escalan para dar salida al balón: uno se intercala entre los centrales y el otro ocupa la zona a la que no acude Moutinho. En defensa mantienen la estructura táctica del bloque. Es muy raro ver abandonar la posición de ambos pivotes en ataque; siempre alguno se sacrifica para anclar la contra rival.
Con la llegada de Kondogbia el Monaco gana en posibilidades, ya que el francés es un prodigio físico que puede abarcar diferentes zonas en el centro del campo. Veremos si más adelante podemos ver algún cambio en el sistema y Ranieri se atreve en algún partido a jugar solo con un pivote y dos interiores.
De ello depende la creatividad y vistosidad del Monaco. Hasta ahora el técnico romano ha variado con el esquema y no siempre ha utilizado esta figura. Dos de los cinco partidos los ha jugado con un 4-4-2. Para ello tiene a dos hombres de gran nivel traídos a base de talonario: Joao Moutinho y James Rodríguez. Sorprende la poca utilización del colombiano en este principio de temporada, ya que solo ha jugado de inicio en el partido inaugural.
Se presume que Moutinho sea el hombre clave del equipo, el que maneje los tiempos y mueva al conjunto con su juego entre líneas. Hasta ahora ha jugado a buen nivel, pero aún necesita un mayor entendimiento con sus compañeros de la línea de ataque. Buscando el pase al hueco hacia los extremos o el pie de Falcao en los espacios que el Tigre encuentra en el área.
Aparte del ascenso, la mejor noticia de la temporada pasada fue la consagración de dos promesas: la última perla de River Plate, el argentino Lucas Ocampos (19 años), y el belga Ferreira Carrasco (20). De ambos, Ranieri quiere desborde desde la línea de cal, verticalidad y último pase. Ambos son el factor desequilibrante en ataque de este Mónaco.
El argentino es un galgo de larga zancada por la derecha, rápido, hábil y con un excelente cambio de ritmo y dirección. Carrasco posee un excelente golpeo de balón, juega en la izquierda a pie cambiado buscando diagonales y asociándose de fuera a dentro. Sin embargo, ambos pecan de dificultades de cara a puerta, algo que aún pueden mejorar.
De momento James Rodríguez no ha partido de inicio como titular en la banda, pero es probable que termine haciéndose un hueco en el once en detrimiento de Ocampos o Carrasco. El colombiano está un paso por delante de ellos en cuanto a nivel futbolístico y, sobre todo, tiene mucho gol.
Rybolovlev quería un goleador y el gol es sinónimo de Radamel Falcao. El colombiano nació para marcar y así lo está haciendo. Sin embargo, hay un factor que dificulta su gran habilidad a la hora de encontrar espacios para el remate: la fortaleza de los centrales de la Ligue 1 en el cuerpo a cuerpo. De momento ha anotado ya 4 goles, dos de ellos desde el punto de penalti.
El equipo de Ranieri juega para que Falcao marque. No lo desgastan mucho en la presión para que el cafetero esté fresco cuando lo necesite. El técnico italiano lo quiere en el área fijando a los centrales, sin caer a las bandas y siempre al filo del fuera de juego buscando el desmarque que lo deje solo ante la portería.
Otra buena noticia en el principado ha sido la explosión de Emmanuel Riviere, hecho que hace que Ranieri haya cambiado del 4-2-3-1 al 4-4-2, en dos encuentros, para hacerle hueco junto a Falcao. Su hat-trick ante el Montpellier ratificó esos minutos. Un delantero de movilidad, oportunista, rápido y con gran remate de cabeza.
De momento todo marcha viento en popa en Mónaco. Además, el equipo no juega competiciones europeas, por lo que puede centrarse totalmente en la competición doméstica. Sin embargo, la poca afluencia del público al Luis II se presume como un problema irremediable. Por muchos fichajes que lleguen, el conjunto de Rybolovlev tiene menos de 4.000 socios, ya que en el principado viven solo 36.000 personas. Por ello es frecuente la estampa de un Luis II con las gradas vacías.
Quizás la falta de un apoyo popular desde las gradas hace que los jugadores se relajen durante los encuentros y bajen mucho el nivel de juego en algunas fases del partido, una falta de intensidad y de tensión que se presenta como la primera tarea a resolver por Ranieri. La otra labor que tiene por delante es lograr que James Rodríguez, Falcao y Moutinho encuentren su sitio en el equipo y den la brillantez al juego que la plantilla presupone. Los cimientos están puestos, pero aún queda trabajo por hacer.
* Marc Pons es periodista.
– Fotos: PDN/VILLARD/SIPA – AP – AFP
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