"El éxito se mide por el número de ojos que brillan a tu alrededor". Benjamin Zander
El Milan está en apuros. Lo peor para el equipo lombardo no es la derrota en casa por 0-2 ante la Fiorentina, sino la sensación que deja el equipo. En los últimos partidos no había jugado tan mal, sí había cometido errores defensivos graves, pero anoche en San Siro sumó falta de intensidad y convicción, y eso es aún más preocupante.
No fue la mejor versión de la Fiore de Montella, pero le bastó para ganar en San Siro, otro dato más que demuestra el mal momento del Milan de Allegri. Formó con un sistema 4-4-2 (4-3-1-2, según se mire) en el que Borja Valero fue el mediapunta y Aquilani el regista. Ambrosini dedicó su oficio a taponar la zona derecha del mediocampo hasta que se lesionó y entró el charrúa Vecino por él, mientras el peruano Vargas jugó en la zona izquierda, ambos más como interiores que como extremos. La baja de última hora de Pizarro privó a la Fiorentina de su organizador de juego. Arriba, la pareja Matos-Rossi significa determinación y verticalidad.
El Milan jugó con de Jong como regista, Montolivo y Muntari de interiores y en la mediapunta, Kaká y Birsa; arriba jugó un Balotelli, más preocupado de zarandearse con la zaga viola que de generar peligro real. Kaká tuvo actitud y puso muchas ganas, pero su juego de zancada larga murió casi siempre en un bosque de piernas. El brasileño fue el jugador más activo del Milan, quiso siempre la pelota, pero tuvo poco acompañamiento, además siempre intentó su jugada clásica de conducción, y ante un rival que no le fue a buscar, era muy difícil progresar de ese modo.
El Milan tuvo más el balón que la Fiorentina, pero jugó siempre muy lento, con un fútbol muy previsible, desprovisto de verticalidad y con poca mordiente. Nunca presionó arriba, ni empatando ni cuando iba por detrás en el marcador, así que estaba obligado a elaborar desde atrás, y no tiene un equipo que tenga facilidad para esa forma de juego.
La Fiorentina le regaló el balón, algo que en teoría va en contra de lo que suele pretender Montella, pero los ataques eran más directos, atacando bien los espacios con la pareja Matos-Rossi, muy adecuada en un contexto de contraataque.
Vargas adelantó a los de Montella a balón parado con algo de fortuna en el primer tiempo. Borja tocó en corto una falta y el disparo con la izquierda del peruano tocó en la barrera y se desvió lejos de Gabriel, portero del Milan.
El partido no se rompía del todo y esa era la gran esperanza del Milan. Allegri buscó más verticalidad con la entrada de Niang por un Birsa muy perdido en el día de ayer. Faltando veinte minutos, Montella metió a Joaquín por Rossi. La entrada del gaditano terminó siendo clave. Una gran acción suya por la banda derecha la culminó Borja Valero tras aprovechar el rechazo de Gabriel. Ahí murió deportivamente el partido y el Milan.
El equipo de Allegri tampoco tuvo el tramo final intenso y decidido que demostró cuando cayó ante el Napoli también en San Siro. Sin ese plus de garra el equipo se queda en muy poco.
* Alberto López Frau es periodista.
– Foto: EFE
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