¿El mejor ataque del mundo?

por el 12 julio, 2014 • 8:00

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El artículo en el que hablamos del fichaje de Kroos por el Real Madrid lo titulamos El mejor centro del campo del mundo porque, con él, el Madrid pasaría a tener a los mejores en esa demarcación sin dejar de tener muchas más certezas que dudas acerca de su acoplamiento. Bien, con el fichaje de Luis Suárez, es el Barça quien pasa a tener los mejores delanteros del mundo. Por pura calidad individual, solo Cristiano Ronaldo y Robben tendrían muchas posibilidades de conseguir un puesto en detrimento de Messi, Neymar o Luis Suárez. En otras palabras, si consiguen alcanzar su nivel real, tres de los cinco mejores delanteros del mundo formarán parte del ataque del Barça.

Pero de tener los mejores delanteros a tener el mejor ataque hay un largo trecho en el que deberá partirse prácticamente desde cero. En el acople de Messi y Neymar, en parte por las lesiones y en parte por el mal trabajo de Martino, no se ha avanzado nada. Para más inri, no hay precedentes exactos que permitan ver equivalencias. Hilando muy fino, Neymar podría tener un comportamiento parecido al de Iniesta en el extremo y Suárez, al de Eto’o. Pero haría falta eso: hilar muy fino. Por otra parte, es imposible saber cuál será el próximo paso en la evolución de Messi.

Para tratar de encajar las piezas de este rompecabezas, empezaremos por la más evidente: Neymar. Él partirá desde la banda izquierda, lo que no supone un problema para Suárez ni Messi. Que pueda rendir mejor o peor y visitar más o menos veces zonas interiores dependerá de dos cosas: que el lateral izquierdo tenga licencia para subir mucho y que el interior izquierdo juegue más retrasado, dejando un espacio entre líneas que pueda cubrir el brasileño.

Esta versión no supone problema alguno para los otros atacantes. Si acaso, que el lateral izquierdo sea profundo sería mejor aún para Messi para poder aprovechar su letal pase al espacio y que los contrarios no pudieran salirle tanto. Asumir que Neymar no va a facilitarle la vida como lo hace Pedro (moviéndose sin balón), sino generando cosas con él. Las rupturas desde ese costado han de pasar a ser cuestión del lateral izquierdo. Por suerte, Jordi Alba es magnífico en este aspecto.

Esta situación era idéntica antes de llegar Suárez e incluso Martino, pese a que no se haya avanzado nada en ella. Pero el uruguayo, desde el punto de vista táctico, genera más preguntas de las que generaban Alexis o Pedro. Es mejor jugador, y por tanto puede hacer que el equipo sea mejor, pero requerirá de más ajustes.

De entrada, para jugar en el Barça Suárez ha de disimular en buena medida una de sus mejores cualidades: el juego entre líneas. Con Messi, Neymar e Iniesta, no hacen falta más jugadores en esa zona, sino en otras para que esos espacios aparezcan. Suárez puede dar eso, ya que es rápido, móvil, insistente, tiene capacidad para jugar en la banda y para romper al espacio con violencia. Es decir: el uruguayo puede darle al Barça exactamente lo que necesita, pero a costa de no ofrecer su mejor versión.

Eso sí, ahora el Barça dispone de muchos más recursos en un único futbolista. El exjugador del Liverpool puede jugar entre centrales, caer a la banda y regatear, intervenir más en la circulación de balón o menos, asistir o chutar, disputar envíos directos o dar apoyos de espaldas… Y marcar goles, muchos goles. Es que es muy bueno. Tiene, en mayor o menor medida, todas las virtudes que necesitaba el Barça en su delantero. También sin balón, pues su carácter no es el de una estrella, sino el de un obrero. Es aquí donde más recuerda a Samuel Eto’o, aunque no llegue a ser tan buen defensor como el camerunés.

Sin embargo, el hecho de ser tan bueno es al mismo tiempo un inconveniente. El mejor Messi se ha visto con dos delanteros secundarios que trabajaban para él. Incluso cuando se ha salido con otras dos estrellas (Eto’o y Henry), uno de ellos (el francés) tenía asignado un rol que claramente coartaba sus mejores virtudes en beneficio del equipo. Aunque de otra manera, algo parecido le tocará a Luis Suárez.

No obstante, no soy pesimista al respecto, al menos en lo que a él se refiere. Él mismo se define como un currante y no como una estrella, viene de un club inferior al gigante al que siempre deseó llegar y en el momento cumbre de su carrera. Por mucho que las especulaciones apriorísticas señalen lo contrario, lo más probable es que el uruguayo acepte de buen grado que la estrella es Messi y que él debe trabajar por el argentino y por el equipo.

En cuanto a su carácter, dos son los mayores riesgos que se corren: hipotéticas sanciones y daño a la marca Barça. Pese a sus deleznables acciones, todo hace pensar que Suárez es un buen compañero, un buen miembro de un equipo, alguien que suma dentro del vestuario.

El problema principal es otro: ahora el Barça tiene cinco titulares indiscutibles de mediocampo hacia delante. A tres de ellos les encanta correr, y con todos es imposible no ser vulnerable corriendo hacia atrás. Son tan buenos que pueden marcar muchos goles, pero tener que marcar tres o cuatro goles a Madrid o Bayern si se les quiere ganar parece una locura. Con estos jugadores, harán falta muchos ajustes para evitarlo. El primero y más evidente: se hace fundamental volver a una salida de balón ordenada, pausada y de calidad para que, antes de soltar a las fieras el equipo ya haya diseñado con balón una jaula en campo contrario.

Otra duda que habrá que resolver será el sistema utilizado. El típico 1-4-3-3 con Messi de falso nueve ya no parece lo ideal. Por poder, Suárez puede partir de la derecha, pero preferiblemente si acaba jugando por dentro. ¿Y quién cubre la derecha? El agujero a la espalda de Dani Alves sería mejor corregirlo, más si cabe por la necesidad de que Jordi Alba suba. Por tanto, uno de los interiores habría de partir de o caer mucho a la banda derecha (Rafinha, Iniesta o Sergi Roberto son aptos para ello, alternándose así entre el 1-4-3-3 y el 1-4-2-3-1) o utilizar un 1-5-2-2-1. Este último esquema tendría el importante inconveniente de que solo jugarían dos centrocampistas, lo que a priori dificultaría el control del juego. Ya profundizaremos en estas opciones, en cualquier caso.

En definitiva, el Barça ya tiene los mejores delanteros del mundo y ahora toca que su entrenador los convierta en el mejor ataque sin que el equipo se parta y sea demasiado vulnerable en defensa. Reto mayúsculo.

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