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El inicio de curso del Real Madrid invita al debate deportivo y al análisis táctico. Superado el primer mes de competición, el equipo evidencia varios problemas. Es difícil aislarse del ruido que siempre rodea al conjunto blanco; lo primero que se olvida es que la llegada de un entrenador a cualquier club del mundo requiere un periodo de adaptación que no debería tener nada que ver con los tiempos que maneja el periodismo y la afición. En el caso del Real Madrid, todo adquiere un carácter extremo dentro y fuera del club, algo que perjudica cada vez más a la entidad.
El sistema de juego del equipo varía en fase ofensiva respecto de la fase defensiva. Se suele hablar con ligereza acerca de si Ancelotti quiere jugar al ataque o a la contra, pero eso son sólo palabras y tópicos. El análisis del juego es diferente.
Es habitual ver a dos medios por delante de los centrales, aunque en ocasiones ha jugado con un mediocentro más posicional y dos interiores. En ataque, Isco actúa como mediapunta y el sistema es parecido a un 4-2-3-1 en el que Di María y Cristiano ocupan los costados dejando a Benzema arriba.
Este sistema tiene más visos de funcionar si es Marcelo el lateral izquierdo, por la profundidad que aporta. La tendencia de Cristiano es de ir hacia dentro, al igual que Di María en la otra banda, por lo que tener laterales largos es clave para sorprender en ataque. Si Ancelotti no quiere correr el riesgo de jugar con dos (Carvajal y Marcelo), al menos uno. En un contexto de partido como el que se encontró ante el Atlético de Madrid es fundamental, más aún teniendo a Khedira para poder hacer una cobertura. El alemán tiene que definir su rol. Siempre hablamos del Khedira de Alemania para referirnos a su capacidad para tocar fácil y llegar. Esa característica de su juego existe, pero en el Madrid ahora mismo es más necesario para realizar coberturas si comparte mediocentro con jugadores como Modric e Illarramendi, ambos más capacitados que él para organizar el juego.
En fase defensiva hay un problema evidente. Isco cierra sobre la banda izquierda de forma habitual, dejando arriba a Cristiano con Benzema. El equipo pasa a 4-4-2, pero se parte quedando el portugués y el francés descolgados, con el esfuerzo evidente que eso supone para el resto.
Pensar en Xabi Alonso como salvador de todo es un error. Xabi es clave, desde luego, por su capacidad para entender la posición del campo que ocupa, por su ejemplar disciplina táctica y por su capacidad para pasar en largo. Pero físicamente suele de ir de más a menos y termina muy castigado cada temporada. El Madrid debe contemplar su vuelta como un recurso más, no como la salvación de todos sus problemas, porque entonces será el mismo error de cada año.
Asier Illarramendi tiene condiciones para realizar una función similar a la de Xabi Alonso, pese a ser un jugador diferente. Tiene más recorrido que el actual Xabi, conduce más el balón y aunque pasa bien en largo, al menos de momento no utiliza tanto este recurso como el tolosarra, pero sus condiciones para el puesto de mediocentro defensivo son magníficas. Se trata de facilitar su adaptación.
En el fútbol actual es importante que los jugadores mezclen bien, incluso por encima del sistema elegido. Los sistemas son puntos de partida, después está la interpretación colectiva de los mismos. Por ceñirnos al último precedente, en el encuentro ante el Atlético de Madrid el Real Madrid mezcló francamente mal por diferentes motivos:
No son verdades absolutas, son opiniones a posteriori, así que tienen poco mérito. Ancelotti está perfectamente capacitado para resolver todas y cada una de las incertidumbres.
Por último, unas palabras sobre Özil. Su calidad es indudable, su capacidad para asistir también y su facilidad como lanzador del equipo al contragolpe fue el arma que más utilizó en sus años como jugador del Real Madrid. Pero el equipo tuvo los mismos problemas del pasado sábado en muchos partidos de las temporadas anteriores con Özil sobre el terreno de juego. La faceta que más explotó de él fue su habilidad en los contragolpes como conductor y pasador. Ahora, la crítica le echa de menos cuando el equipo tiene que abrir la lata, un rol que no desempeñó casi nunca. Pero no hay nada como irse de un sitio para abrir la caja de los truenos y en Chamartín la tormenta parece el estado favorito, dentro y fuera del club.
* Alberto López Frau es periodista.
– Fotos: Paco Campos (EFE)
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