El legado de Xavi Hernández

por ISMAEL LEDESMA el 22 mayo, 2015 • 14:58

“Creo que hice bien quedándome una temporada más, pero ahora es el momento de marchar”.

Dicen que de las fiestas hay que irse cuando todos están aún disfrutando, para poder mirar atrás con una sonrisa en el rostro y con todos los honores de aquellos que te quieren. Y en esas está Xavi Hernández, que pone fin a su etapa en el Barça en el momento oportuno, siendo útil para el equipo en la temporada en la que ha vuelto a ganar y está cerca de completar unos últimos seis meses sensacionales.

Xavi Hernández deja el F. C. Barcelona tras 17 años en el primer equipo y 24 en la institución. Lo hace como el jugador más laureado. Estos son solo algunos datos:

Debutó en el primer equipo en 1998 de la mano de Louis van Gaal. En su primera temporada marcó un gol al Valladolid que salvó de la destitución al entrenador y fue un antes y un después en la primera etapa del holandés dirigiendo al Barça.
Ha ganado ocho títulos de liga, tres Champions League (quizás cuatro), dos Copas del Rey (quizá acaben siendo tres), seis Supercopas de España, dos Supercopas de Europa y dos mundiales de clubes.
Ha jugado 764 partidos oficiales con el Barça, 172 de ellos en competiciones europeas y 150 en Champions League (sin contar la fase previa), el que más junto a Iker Casillas. Puede ampliarlo el próximo 6 de junio en Berlín.
Con la selección española fue internacional absoluto en 133 partidos oficiales, ganando el Mundial de Sudáfrica en 2010 y las Eurocopas de 2008 y 2012. También consiguió la plata olímpica en los Juegos Olímpicos de Sidney 2000.

Pero, como a todo jugador histórico, se le recordará más por el legado que deja y por su contribución al juego que por lo que ganó, que ha sido mucho y aún puede ser más.

El de Terrassa es un barçahablante, y no nos referimos a sus declaraciones fuera del campo. Es el jugador que mejor ha representado e interpretado el estilo que Cruyff instauró hace ya más de 25 años y que sentó las bases para que se haya convertido en el club más laureado desde entonces. Xavi ha sido el paradigma del estilo, quien cogía la escuadra y el cartabón para trazar un Barcelona legendario no solo por lo que ha ganado, sino por cómo lo ha hecho.

El mérito de Xavi siempre ha residido en que juega fácil sin que los rivales consigan descifrar cómo lo hace, en encender la luz cuando el colectivo la tenía apagada. El rey de la pelopina es el jugador a quien todos han buscado, quien escondía la brújula y tenía en mente el mejor camino para llegar a la portería contraria, porque Xavi piensa, piensa mucho, pero sobre todo, piensa antes que los demás, con esa velocidad y clarividencia a la hora de interpretar las distintas situaciones de juego decodificando qué necesitaba el equipo y por dónde le podía hacer daño al rival. Al trote, siempre al trote, porque Xavi siempre ha preferido el vals al rock & roll.

Pero ha sido el mejor bailarín del mundo.

Su último servicio lo ha dado este año, en su labor como líder y gestor del vestuario tras la derrota, y todo lo que conllevó después, de Anoeta. Capitán, líder y referencia del colectivo, y sobre todo de un Leo Messi que le respeta y admira fuera del campo y lo ha hecho siempre dentro de él, símbolo de la jerarquía e importancia que Xavi ha adquirido en el mejor Barça de la historia.

Xavi es el fútbol y la interpretación de él hasta cotas inimaginables. Y se le puede vislumbrar en Catar, mientras sigue dando lecciones con el balón y forja su carrera como entrenador, hablando de fútbol desde su particular óptica blaugrana, analizando los entresijos de ese juego de posición que él tan bien ha escenificado tras 17 temporadas y, de momento, 764 partidos.

“Paso y me muevo o paso y me quedo, me ofrezco y te ayudo, te miro y me paro, levanto la cabeza, miro y sobre todo abro el campo. Aquí lo importante es no perder el balón. Esto es el Barça”.

Así es Xavi. Y este su legado.

* Ismael Ledesma.

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