1.- El partido en el Ciutat de València estaba siendo feo, feo con mucha avaricia. No había prácticamente más de tres minutos seguidos de juego, faltas por doquier, imprecisiones en los pases de uno y otro equipo, escasísimas ocasiones y mucho barullo. Era el típico encuentro que se suele jugar bajo un diluvio, con el campo encharcado y casi impracticable, lento en las ejecuciones. Pero no, no estaba lloviendo en la capital del Turia, el partido estaba siendo malo sin necesidad de elementos meteorológicos extremos que lo estropeasen.
2.- Así que a falta de calidad, de precisión y de estética, Levante y Real Madrid nos regalaron emoción en un final espectacular por los cambios en el marcador en muy pocos minutos. En esos últimos diez minutos, el Madrid pasó de casi autodescartarse para el título y de que Florentino empezase a mirar al banquillo a mantener la línea con los dos líderes, a darle más margen de maniobra al nuevo equipo de Ancelotti, más por los puntos conseguidos que por el estilo mostrado, que sigue sin ser real.
3.- Jugar en casa del Levante es casi siempre un suplicio para los blancos. Llegan al campo granota y se aturullan, olvidan lo que saben hacer (o lo que se les supone que deben hacer) y empiezan a sufrir como un púgil que recibe agazapado contra las cuerdas las embestidas del adversario. Es un campo al que se va a sufrir, a sobrevivir en las trincheras para tratar de ganar una batalla contra la guerrilla. El Madrid lo sabe, porque le pasa cada año, pero no parece aprender.
4.- Ese barro metafórico al que saltan los jugadores parece atrapar y absorber a los jugones, esos llamados a crear el juego espectacular que prometió Ancelotti, como Isco Alarcón, el mejor ejemplo de la dispersión de la elegancia en el Real Madrid. En los dos últimos partidos, duros, difíciles, de los de luchar y bregar, Isco ha estado desaparecido en la banda izquierda. Puede que sea por la posición, porque necesita y mucho estar en continuo contacto con la pelota, aparecer, tocar, organizar. En la izquierda no lo hace. Los rivales lo agradecen.
5.- Bien es cierto que en la parte central era bien difícil aparecer hoy por el muro dispuesto por Caparrós. El partido que han hecho Diop y Simão ha sido soberbio. Han eliminado la posibilidad del juego por el medio que tanto le gusta al Real Madrid con los jugadores que tiene. Los de las bandas, a pierna cambiada, tienden hacia el medio, donde el atasco era parecido a los de la M-30 de la capital a primera hora de la mañana. Modrić, el iluminador del Madrid de Ancelotti, estaba fallón, además de falto de alternativas en el pase, ni siquiera tenía un toque fácil hacia Khedira, muy marcado por Xumetra y Rubén.
6.- De todas formas, es casi imposible hacer algo con la pelota más allá de lo que hacían el Madrid y el Levante con la cantidad de interrupciones en el juego que hubo en el primer tiempo. A los veintiocho minutos de juego se habían producido quince faltas, ocho el Levante y siete los merengues. Es decir, más de una falta cada dos minutos, además de los fueras de juego que le habían señalado a los locales. No entraré a valorar si el árbitro se equivocaba o no, porque no es el estilo de esta casa, limitándome a decir que tantas interrupciones hacen del precioso espectáculo que es el fútbol un juego insulso y pesado, a ratos insufrible.
7.- El Levante jugaba a lo que sabe, esto es, complicar y mucho la creación contraria con una alta intensidad defensiva, colocación táctica y agresividad (que no violencia, entiéndase). Se encontró con la escasez de ideas y la falta de movimientos en los hombres del Madrid, por lo que el plan de Caparrós estaba funcionando como la seda. Lo único que le faltaba era acertar en la portería de Diego López. Con transiciones rápidas para buscar a Baba se toparon en un par de ocasiones con el gallego, y eso cambió en el segundo tiempo. Dos aproximaciones con peligro, dos goles en dos fallos defensivos graves del Madrid.
8.- El Madrid, en la jugada del 1-0, parecía un equipo en los últimos minutos de un partido duro. Es decir, estaba absolutamente partido. Cinco arriba, dos volviendo y tres atrás defendiendo un contragolpe de otros tres azulgranas. Uno de estos era Baba Diawara, y esta vez sí consiguió perforar la portería blanca, aunque el maravilloso centro desde la derecha de Xumetra, entre el portero y la defensa, era difícil fallarlo. El Zhar, en el segundo tanto granota, pecó de chupón, pero parecía tan claro que iba a dejarla de cara a los compañeros que venían ante la presión de Ramos que el central se confió, esperó el pase y el marroquí amagó, amagó, encontró el hueco y marcó.
9.- Erró el Levante en no saber aguantar ninguna de sus dos ventajas en el marcador. Sin que el Madrid hubiese creado prácticamente nada por la inoperancia que hemos comentado, empató en los siguientes cuatro minutos después del 1-0 y del 2-1. Marcó Baba en el 57 y Ramos en el 61; lo hizo El Zhar en el 86 e igualó Morata en el 90. Para rematar, remontó el gol de Cristiano en el 94.
10.- Se hablará mucho de la casta los próximos días. Ese espíritu de Juanito tan manido, carcomido por el uso inapropiado constante. No sabría decir si ha tenido algo que ver Juanito en la remontada en Valencia, pero la han protagonizado dos que han mamado la épica madridista desde pequeños: Morata y Jesé. No será por el espíritu de Juan Gómez, sino por el ímpetu que demuestra un canterano cuando se ve ante la oportunidad de jugar en un partido en el que puede ser importante. No han entrado en una goleada para jugar los minutos de la basura, sino que se ha confiado en ellos para remontar un partido difícil. Es muy distinto, no se sale con las mismas ganas, con la misma intensidad, y se nota.
11.- La realidad del juego, la influencia en el ataque, deja en muy mal lugar a Karim Benzema en comparación con Morata. El francés participa, se mueve, se asocia y hasta a veces remata. Morata, aparentemente con mucho menos, consigue muchísima más sensación de peligro. Cuando aparece, sucede algo. Su control en el gol parece simple, pero es la orientación ideal para tener el espacio necesario para disparar a portería. Ancelotti, en cada rueda de prensa, da a entender que puede ser el momento de la titularidad de Morata, y con sus minutos se lo está ganando. No es que Benzema no tenga que jugar, pero es fundamental que tenga competencia. Será bueno para él y para el Real Madrid.
y 12.- No hay remontada épica que no tenga un lado oscuro. Lo ha dicho Caparrós, pero no hacía falta adivinarlo. El Levante no se ha merecido perder por el tremendo esfuerzo físico que ha realizado para llevarse al menos un punto. El cansancio era grande y evidente en los últimos instantes, no había fuerzas para repeler al Madrid en tromba, con Varane a lo Javi Martínez en la Copa Confederaciones, es decir, de ‘9’. Dejaron un par de metritos primero a Morata y después a Cristiano, y eso se paga, y cómo duele pagar en estos tiempos que corren.
* Jesús Garrido es periodista.
– Foto: EFE
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