"El éxito se mide por el número de ojos que brillan a tu alrededor". Benjamin Zander
Entre las cenizas de aquel Barça de Rijkaard que tanto había prometido pero se fue consumiendo en su propia salsa, apareció un papelito que decía: “Autocomplacencia”. El aficionado barcelonista no lo ha olvidado, con lo que en las noches duras escruta el rostro de sus futbolistas por si reaparecen aquellos viejos vicios. Y no. Cuatro años de éxitos incesantes no han desembocado nuevamente en dejadez, más bien al contrario: a este Barça ni le falta actitud, ni hambre, ni ambición, ni ansias de seguir ganando, Por ese costado, el aficionado puede estar tranquilo y dejar de escudriñar rostros y miradas. Más bien debe preocuparse por el juego de su equipo, todavía intermitente, muy alejado de las pautas que le hicieron formidable. El Barça de estas semanas es un equipo emocionalmente agudo y épico, pero futbolísticamente disperso, precipitado, todavía con poco control. Apenas nada en partidos anteriores pero, por lo menos, veinte minutos en Sevilla, en los que volvió a oler a Barça. Luego fue otra cosa: pasión, energía y voluntad de no ceder, aunque lejos de su propio juego. Es cierto que el equipo irá mutando cada día más de Xavi a Cesc, pero lo viene haciendo a una velocidad que no está digiriendo bien, lo que no significa que no vaya a conseguirlo en breve, una vez logre pausarse y comprender que el buen juego le dará incluso más armas que la fiereza emocional. Y el buen juego, entre otras razones, exige recuperar los triángulos, geometría imprescindible en el Barça, demasiado arrinconada en este inicio de brillantes resultados.
A una semana del enésimo Clásico, el Barça parece más sujeto a las emociones que su gran rival. El choque con el Real Madrid, sin embargo, volverá a medirse en fútbol y no por el latido del corazón. Y en ese territorio, ambos equipos todavía no se han hallado a sí mismos. El Barça alcanzó su culminación colectiva en la final de Yokohama, allá por diciembre de 2011, cuando aplastó al Santos. El Madrid lo había conseguido unas fechas antes, cuando se mostraba imperial en el desempeño. Desde entonces, han luchado, ganado, perdido y peleado, pero ni uno ni otro han recuperado todavía aquellos niveles. El reto estará en el juego, no en las pulsaciones.
– Foto: Sevilla CF
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