1.- Leo Messi es el fútbol resumido en una sola persona.
2.- Luis Enrique ha sabido levantar un edificio idóneo para que Messi celebre ceremonias inimaginadas sobre un campo de fútbol. Es un edificio distinto al que catapultó al equipo a su mayor gloria durante cuatro años, pero posee atributos superlativos: es dominante, versátil, enérgico y facilitador de las mayores virtudes que atesora el colectivo, que ahora mismo son sus tres delanteros. De Luis Enrique se elogia carácter, energía y competitividad, pero su sabiduría real reside en otra parte: en haber levantado este edificio idóneo para su gran futbolista. Un mérito gigantesco.
3.- Frente a semejante fiera corrupia, Guardiola intentó cubrir huecos y tapar pasillos. El duelo era tan obvio que en los días y las horas previas nadie dudaba sobre la alineación del Barça, ni su disposición sobre el Camp Nou, ni sobre los movimientos de Suárez o Neymar, los apoyos de Rakitic o las llegadas de Alba y, sin embargo, hervía el mundo del fútbol sobre lo que Guardiola podría diseñar para envolver a Messi en un laberinto. De una parte estaba el futbolista imparable y de la otra, el exhaustivo entrenamiento táctico. Las piezas negras intentarían minimizar al gran rey blanco.
4.- El Bayern salió provisionalmente con Rafinha en la izquierda y defensa de tres. Como en un asalto de tanteo, unos y otros se probaron durante unos minutos y a la que Luis Suárez se plantó solo ante Neuer, obligándole a un despeje prodigioso, Pep pasó al plan previsto: defensa de cuatro, Thiago en la derecha, Lahm sobre Iniesta y Schweinsteiger para secar a Busquets. Fuera donde fuera Neymar, ahí encima tenía a Benatia, del mismo modo que Alves se hacía siempre con el balón cuando le encaraba Bernat.
5.- Como un símbolo de su realidad actual, ausentes los dos delanteros (Robbery) que han marcado su identidad en los últimos años, permitiéndole llegar a cuatro semifinales consecutivas y ganar una final, el Bayern se mostraba sin dientes, incapaz de morder el área de Ter Stegen, apenas inquietado por un centro raso de Müller al que Lewandowski no ha llegado. Era un Bayern que se defendía bien, se movía mejor, apoyándose unos a otros, pero del que se percibía sin discusión su incapacidad rematadora. Era tan obvia que dicha percepción le ha dado aún más alas al Barça, protagonista desde el minuto 30 hasta el 45 de un cuarto de hora soberbio, con manejo fluido del balón, excelente presión alta y muy buenas recuperaciones. En una de ellas, Iniesta ha lanzado un alley oop que Alves ha estrellado contra el pie salvador de Neuer.
6.- Alves y Rakitic han sobresalido en un Barça en el que Busquets ha sido maniatado e Iniesta largamente estorbado. El lateral brasileño ha ganado todos sus duelos, ha sido ordenado en sus movimientos, atento en los robos y preciso en las combinaciones. Un Alves mayúsculo, al nivel de un Rakitic espléndido con balón y sin él, guardando la posición y yéndose de su zona, supliendo a sus colegas oscurecidos por la telaraña muniquesa.
7.- Del 45’ al 55’, el Bayern se ha soltado, pasando a jugar en campo contrario y amagando con golpear, pero mostrando esa debilidad que padece cuando se ausentan Robben y Ribéry, los grandes aceleradores del equipo. Es un déficit estructural que posee el equipo de Guardiola y que no tiene fácil solución en el futuro inmediato. Los delanteros diferenciales escasean o son inamovibles; sus dos extremos superan la treintena y solo Lewandowski, soberbio con su intrínseca capacidad de recibir, aguantar y juntar al equipo, desprende aroma de peligro. Con todo, el balance rematador del Bayern ha sido nulo y también en esto han tenido gran mérito Piqué y Mascherano, además del mencionado Alves.
8.- A partir de ese punto ha aparecido Neymar, agitando el costado izquierdo y creando zozobra en Rafinha y Benatia. Por encima de toda la defensa muniquesa destacaba Boateng, atento y veloz, aunque la noche le depararía el trago más amargo. De pronto, al Barça solo le quedaban quince minutos para evitar el empate a cero, lo que se antojaba levemente negativo cara a la vuelta aunque razonable. Guardiola estaba llevando el compromiso de sus jugadores hasta la máxima expresión; Neuer había tenido pocas intervenciones pero extraordinarias; Alonso cuajaba su mejor partido en mucho tiempo; Rakitic había dado paso a un Iniesta más suelto y ligero y Busquets dirigía con cuajo la presión en campo ajeno, ya con Schweinsteiger tan fundido como Lahm. Pero solo quedaban quince minutos y el Bayern estaba cerrando una buena actuación colectiva.
9.- Entonces apareció El Imparable. Bernat cometió un error de elección, Alves estuvo atento y preciso, y Messi ajustició. Una explosión recorrió el cuerpo de los jugadores barcelonistas, que estallaron de júbilo al romper por fin la telaraña. La misma explosión quebró a los alemanes por dentro. Creían haber llegado a la orilla sin heridas y, de pronto, zas… el zarpazo de la bestia. Anonadados y presionados por la necesidad de marcar en campo contrario, pese a ser conscientes de su gran debilidad atacante, incluso han avanzado más y entonces Messi ha vuelto a ser imparable, aprovechando un gran servicio de Rakitic para sentar literalmente a Boateng en el corazón del área, clavándole un puñal de amargura entre las piernas, y deslizar una vaselina suave sobre Neuer con la pierna derecha, cada vez más buena.
10.- Ya no ha habido más, salvo el desgarro final del Bayern, lanzado en busca de un gol que permitiera un último esfuerzo heroico en Múnich, pero que a la postre ha permitido otro contragolpe barcelonista en el que Neymar no ha perdonado, finiquitando las semifinales. La vuelta será un martirio para Guardiola y su equipo, pues no hay nada que pueda cambiar el hándicap rematador, ni jugadores relevantes a recuperar, ni de pronto Götze dejará de ser Pedro para convertirse en Messi. Al Bayern y a Pep les toca tragar veneno y reforzarse bastante mejor de cómo lo han hecho en las dos últimas temporadas.Un dato sirve para comprender la realidad del Bayern sin Robbery: el Barça ha sumado 28 driblings en total (10 de Messi); el Bayern solo 3, todos ellos de Bernat…
11.- El Barça llegaba a lomos de la buena ola, surfeando como pocas veces en su vida, sólido como colectivo, bien dirigido y preparado, consciente de sus virtudes y afinado como nunca. No es solo Messi, aunque Messi sea infinito. Luis Enrique, digámoslo una vez más, ha definido un camino contundente y fiable, sus jugadores son elogiables por el compromiso que muestran alrededor de la idea del técnico y los tres delanteros resultan ser una fuerza incomparable, tres pepinos fuera de serie.
y 12.- Y Messi.
– Foto: Miguel Ruiz (FC Barcelona)
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