Fútbol / Crónicas 2014-2015 / Italia
1.- Por una cuestión de números no puede celebrarlo aún, pero la evidencia que transmite el encuentro del Olímpico de Roma es que la Juventus solo tiene un rival para ganar su cuarto Scudetto consecutivo: ella misma. La escuadra giallorossa, en teoría su máximo rival, encadena demasiados meses desplegando un juego pobre de ritmo casi comatoso, y como suele ocurrir, esto termina traduciéndose en resultados negativos. Con el 1-1 ante la Juventus, suma su décimo empate en 25 partidos, el sexto consecutivo en el Olímpico.
2.- A nueve puntos de su rival, la Roma estaba obligada a ganar si quería seguir soñando con luchar por el título de Liga. Sin Maicon, Castán y Strootman lesionados, Rudi Garcia apostó por un once continuista. De Sanctis bajo palos, Torosidis y Holebas en los laterales, Mapou y Manolas en la zaga, De Rossi por delante de ellos formando un triángulo con Pjanic (derecha) y Keita (izquierda); Ljajic y Gervinho en bandas y Totti en punta.
3.- Sin Andrea Pirlo, lesionado, ni Paul Pogba, a punto de ello, Massimiliano Allegri sustituyó su esquema tipo. La ausencia de responsabilidad a la hora de buscar el resultado y la baja de dos de sus pilares en el centro del campo se tradujo en la vuelta al sistema de Antonio Conte, el 3-5-2 que tres ligas consiguió. El entrenador de Livorno formó con: Buffon; Bonucci de líbero con Cáceres a su derecha y Chiellini a la izquierda; Marchisio por delante de ellos, con Roberto Pereyra y Vidal escorados a derecha e izquierda en el medio del campo; apuntando a Evra y Lichtsteiner en los carriles; y repitiendo la delantera más usada en las últimas semanas: Morata y Tévez.
4.- Bastante lineal fue el desarrollo del encuentro. Tardó poco en hacerse con la posesión el conjunto giallorosso. La Juventus abandonó rápido de presionar la salida y se estableció en campo propio en un visible 5-3-2 zonal, aunque Marchisio y Pjanic serían pareja de baile en muchas acciones, al igual que De Rossi vigilaría a Vidal. La idea de ralentizar el juego por el centro con seis hombres y evitar que Gervinho corriese salió a la perfección durante 70 minutos. La Roma no finalizaría ningún ataque con peligro hasta el 72.
5.- Mucha parte de culpa tuvo también el equipo del técnico francés. La presencia de Mapou y Manolas, quienes no poseen cualidades para iniciar jugada, obligaba a De Rossi, Keita, Pjanic y Totti a bajar escalones y alejarse de sus posiciones iniciales. Además, en cada jugada, esa escalera era subida a una velocidad flemática por la Roma, impidiendo sorprender así a una Juventus que basculaba en bloque sin fisuras. El nivel de Pjanic, quien arrastra desde hace muchas fechas problemas físicos, es el mejor paradigma para explicar la diferencia entre el primer y el actual año de los lobos de Garcia.
6.- Sin querer ni tener el dominio del esférico, las cebras eran quienes hacían más daño. La idea simple de buscar tras recuperación, y de manera veloz, a Morata o Tévez, escoltados por Lichtsteiner, Pereyra o Vidal, terminaba ejecutándose tarde o temprano porque la Roma era incapaz de romper líneas rivales. Cuatro amarillas a romanistas y cuatro ocasiones (dos de Vidal, otra de Tévez y una de Manolas, cuyo despeje rozó el autogol, aunque evitara el más que probable de Morata) de gran peligrosidad para De Sanctis avanzaban lo que llegaría.
7.- Pudo no haber contacto o ser un accidente, pero Evra cayó en la frontal del área tras cruzarse con Torosidis. El griego, amonestado, vio la segunda tarjeta a más de veinticinco minutos del final. Acto seguido, como si de una película de Lotito (presidente de la Lazio) se tratase, El Apache besó las redes con un golpeo directo que superó la barrera con la misma facilidad con la que la Juve se encamina al Scudetto.
8.- El de Tévez, pareció un gol partita. Sin embargo, el orgullo giallorosso, roto desde el 1-7 del Bayern, resurgió para lo que quedaba por jugarse. Con más corazón que cabeza, cambiaron la cadencia de sus movimientos con y sin balón, e intentaron limpiar su imagen. Ilógicamente, la Juventus entró en su juego. La ausencia de un futbolista en el mediocampo que diese pausa y el caramelo de encontrar el segundo ante una Roma en inferioridad y desprotegida, permitió que se convirtiese en un correcalles.
9.- Entraron Florenzi por Ljajic (el único que había conseguido esprintar) para tapar el hueco de Torosidis, y también se fueron i capitani Totti y De Rossi para dar entrada a Iturbe y Nainggolan, sumando verticalidad a las fases ofensivas y trabajo en la defensiva. Sí es cierto que la Roma solo remató a balón parado, consiguiendo en una de los dos disparos el gol de Keita (y Marchisio), pero transmitió más pasión con uno menos que con once.
y 10.- Las tablas dejan un sabor dulce en Turín. Seguirán más preocupados en sacar adelante las eliminatorias ante Dortmund y Fiorentina (semifinal de Coppa) y que su centro del campo (Pirlo, Vidal y Pogba) vuelva a un estado físico óptimo, más que de un posible asalto rival en liga. Se intuyen campeones. Mientras, en la capital, Rudi seguirá muy preocupado. Pocas piezas de su máquina parecen engrasadas, como el volante que está medio roto, y, más que por el título como aventuró meses atrás, deberá luchar por aguantar la plaza de Champions.
* Rafael Medel.
– Foto: Reuters
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