1.- El CAI Zaragoza opuso algo más de resistencia al Madrid que el Gran Canaria. Concretamente cinco minutos más, los que tardó el Madrid en aprovechar las pérdidas de balón del rival y convertirlas en canastas fáciles. Así abrió la brecha en el marcador que significó el fin de la emoción en el encuentro, si alguna vez la tuvo.
2.- Hay que agradecer al CAI que quisiera jugar como suele hacerlo. Salió a correr, a jugar ataques cortos, rápidos y presionando todas las líneas de pase. Hasta que aguantó el físico a la primera unidad, el CAI estuvo en el partido. Sí, solo un cuarto, pero es que el Madrid tiene marchas suficientes para ahogar a cualquiera.
3. – Los recursos de Laso parecen infinitos. Rudy y Carroll abren el campo con sus tiros; os bases tienen piernas suficientes para correr, penetrar y visión para encontrar a los pívots; Mirotic aporta de cualquier manera. Todos funcionaron en la semifinal. En dos cuartos tenían todo el trabajo hecho.
4.- A pesar de todo eso no se dejó ir el Madrid. Incluso jugando con el freno de mano puesto fue abriendo distancia en el marcador. La segunda unidad del CAI está lejos de sumar como la primera. Las lógicas rotaciones de Abós impedían que su equipo mantuviera el ritmo del Madrid.
5.- Aun así, no se dejaron ir, frenaron las pérdidas, no regalaron los rebotes, haciendo que lo que se veía en la pista siempre pareciese un partido competitivo, aunque la diferencia final fuese de 32 puntos (98-66). Pero este Real Madrid gana de más por veinte al 80 % de equipos de toda Europa.
6.- Dentro del otro 20 % están el Barça y el Valencia, que disputaron la segunda semifinal, que terminó llevándose el Barça. Con más apuros de lo que se pudiera pensar tras el primer cuarto espectacular de los de Pascual, pero con menos de lo que indican los ocho puntos que separaron ambos equipos al final.
7.- El primer cuarto terminó 31-9 a favor de los culés. Hasta los dos últimos minutos no logró el Valencia bajar la diferencia a menos de diez puntos. Para explicar lo primero hay que recurrir al impacto de Navarro. Tres triples en menos de dos minutos, 9-0 para empezar. Eso propicio un subidón a su equipo que comenzó a meterlas de todos lados y posiciones, empequeñeciendo al Valencia, que era incapaz de superar la defensa de los de Pascual.
8.- En el resto de cuartos, el Valencia se acercó a su mejor versión. Con Doellman asumiendo galones, el equipo creyó en todo momento en la remontada. A pesar de encontrar siempre una respuesta del Barça. Cuando parecía que iba a ser capaz de bajar la barrera de los diez puntos, aparecían Oleson, Lorbek o Papanikolaou para poner el partido en la nevera.
9.- Porque redrecortarucir más de veinte puntos es difícil, por muy buen equipo que sea el Valencia. Lo es aún más si el Barça está en el 61 % de tiros de tres y estos siempre entraban cuando más lo necesitaban. Y cuando no podían jugar por fuera, siempre encontraban la manera de hacer llegar la pelota a Tomic. Ninguno de los hombres de Perasovic pudo pararlo. La baja de Lishchuk terminó pesando mucho.
10.- El último arreón del Valencía a punto estuvo de hacer posible la remontada. Sato se disfrazó de Superman y entró en una racha increíble que situó a su equipo a seis puntos a menos de minuto y medio por jugarse. Pero el Barça no se puso nervioso, metió los tiros libres (ahí volvió a aparecer Navarro) y terminó con cualquier ilusión de remontada (89-81).
y 11.- Quinta final consecutiva del Barça (ha ganado tres). Nunca como en la de esta edición había sido menos favorito. El nivel que está alcanzado el Madrid le ha hecho merecedor de ese papel, pero a estas horas,lo es mucho menos de lo que lo hubiese sido hace cuatro semanas. El Barça ha crecido mucho, falta por ver si lo suficiente como para plantar cara al Madrid.
* Daniel Arias.
– Foto: ACB Photo
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