"Hay que recordar que quienes escriben para los imbéciles siempre tienen un numeroso público de lectores". Arthur Schopenhauer
Era 2008 cuando el cronista, escritor y periodista Juan Pablo Meneses inventó y presentó en sociedad, a través de La vida de una vaca (Planeta/Seix Barral), el que denominó Periodismo Cash.
El invento se articula en base a una fórmula sencilla: comprar algo y luego narrar detalladamente todo el proceso desde su condición de materia prima hasta que se convierte en un producto, mostrando a gran público los aspectos ocultos del sistema. Consumo + escritura, decía Meneses.
Ahora, en Niños Futbolistas, de Blackie Books hace lo mismo con los niños promesa del fútbol mundial, chavales de 8 a 12 años que podrían resultar las nuevas estrellas del espectáculo con más seguidores del planeta. En este caso, Meneses cambia el sistema narrativo. Mientras que en La vida de una vaca se sabía desde el primer principio el protagonista del relato, en Niños Futbolistas utiliza la figura del niño talentoso como McGuffin. El lector acompaña a un Meneses que avanza lenta y brutalmente hasta su objetivo, y en el camino obtenemos el mejor retrato moderno de la barbarie moral del fútbol.
Meneses persigue contratar los derechos de algún niño que pudiera resultar el nuevo Messi del fútbol mundial, y para ello teje una red de contactos con directores de escuelas de fútbol, exfutbolistas, empresarios, inversores, representantes, presidentes de clubes, familiares de futbolistas y hasta periodistas relacionados con el mundo futbolístico.
La aventura de Meneses hasta que da con su estrella deja algunos momentos paradójicos y realmente significativos. El periodista siempre explica sus motivaciones a sus contactos, avisándoles de su intención de escribir un libro. Todo el mundo entiende que Meneses quiere hablar del éxito del niño, del camino a la gloria y su ascenso social y económico. Nadie repara en que puede estar queriendo hacer todo lo contrario, mostrar la cara menos amable del fútbol, cuando el capitalismo salvaje arrasa con cualquier atisbo de condición humana. En cualquier caso, sus entrevistas diversifican sus opciones a la vez que le acercan a su objetivo.
Aun siendo duro (padres que no hablan a sus hijos por fallar un penalti, niños abandonados a su suerte en ciudades extranjeras), Meneses consigue un relato exitoso basándose en dos aspectos fundamentales: el ya mencionado interés del lector en saber si consigue su estrella y la absoluta honestidad del cronista, que muestra más que juzga, llegando a aparcar la narración para contextualizar sus objetivos y que no lleve a equívocos:
“No quisiera que los lectores demonizaran el negocio de la compraventa de jugadores menores con una visión simplista, maniqueísta, de esta historia. Este libro no pretende ser una caza de brujas, ni desmontar una mafia. Pretende ser una observación de lo que hacemos a diario y dónde nos sitúa eso. Se trata de comprender que todos esos jugadores que salen a la cancha los domingos no nacieron estrellas, sino que tienen una historia y un origen y han recorrido un camino que vale la pena tener en cuenta y celebrar cada vez que marcan un gol”.
La narración tiene un buen puñado de microhistorias (que navegan entre la esperanza, la risa, la pena y el horror), un muestrario acertado que ejemplifica perfectamente hasta qué punto el fútbol se han convertido en un fenómeno económico, una distracción de ricos, una esperanza para los pobres y un entretenimiento para los mediocres. Mucho, muchísimo más que un deporte. Los entrevistados por Meneses parecen, a veces, caricaturas de sí mismos, pero es que el fútbol se ha convertido en gigantesca caricatura.
La cuidadísima edición de Blackie Books es una muestra más del buen trabajo de algunas editoriales independientes, que están sabiendo dar cabida a voces críticas pero no obvias, que sirven para dotar de perspectiva al lector sobre el mundo que le rodea. Su portada, obvia pero efectiva, con ese niño delante de un balón pinchado, atraerá sin duda muchos curiosos. Niños Futbolistas es uno de los libros que mejor han mezclado periodismo, crónica y novela este año. Meneses le ha metido un gol al fútbol.
* Javier López Menacho.
– Foto: Blackie Books
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