Nové Město na Moravě es una localidad de la Républica Checa que pertenece a la provincia de Vysočin. Al oeste limita con la región de Bohemia, donde se encuentra Ceský Krumlov, un pueblo turístico conocido por su enorme castillo. Un lugar que transporta a quien lo visita a un cuento de hadas, a una época antigua, de sueños. De magia. Una parte de esa magia ha acompañado a Victoria Padial en un fin de semana que será complicado olvidar.
Para la granadina, para Álex Nappa (su entrenador), para su familia, para quien sigue su trayectoria deportiva desde que su tío le enseñó qué era un esquí. Para el público presente. Y para los cientos de aficionados que va sumándose por el mundo conociendo la sonrisa de la alboloteña.
Si ayer logró el subcampeonato de Europa de biatlon, en la prueba de sprint sobre 7,5 km, hoy ha mostrado una capacidad competitiva gigante y ha repetido éxito. De nuevo una medalla de plata. Esta vez en la prueba de persecución, sobre 10 km. Y lo ha hecho acompañada en el podio de dos nuevas biatletas. Solo ella ha repetido respecto a la prueba de ayer.
Es decir, ha sido la más regular entre todas las participantes. De nuevo, por un estrecho margen, se ha quedado a puertas de lograr el oro. Sí, otra vez lo ha rozado. Pero también ha estado a punto de no subir al podio. Por esta razón el resultado de hoy es mucho más valioso. La ganadora ha sido la sueca Mora Brorsson con un tiempo de 38.32, 7 (1-0-1-0) y Padial se ha quedado a 3,2 segundos de la sueca con 38,41, 9 (1-0-2-0). La rusa Daria Virolaylen ha sido bronce, a 5 segundos de la ganadora (1-0-1-2).
Para comprender el resultado y el tremendo mérito de lo logrado por la granadina hay que explicar un par de detalles. La ganadora en la prueba de sprint, la noruega Olsbu, ha finalizo en la séptima plaza, a 46,7 de Brorsson. Por su parte, la ucraniana Bondar, tercera el sábado, ha concluido décimo tercera, a 1.56,4. Es decir, la única que ha mantenido y ha podido incluso mejorar su plaza de las que formaron el podio ayer ha sido la española.
La sueca partía en el duodécimo lugar, a 40,1 segundos de Padial. Para ganar ha recuperado 41 segundos y ha sumado casi un minuto a su favor respecto a Osbult. En la prueba de persecución van saliendo las participantes con el margen de tiempo respecto a las diferencias logradas en la prueba de sprint. Padial ha tomado la salida a las 9:15:01 h, con el dorsal ‘2’, tras Olsbu, la primera. La estrategia marcada era sencilla: no ser adelantada en pista.
Por lo demás, en la competición todas parten de cero. Lo sucedido el día anterior no cuenta. Ni la rapidez ni la precisión en el tiro. Es como resetar un ordenador. En el fondo, como cualquier actividad deportiva. Lo de ayer no cuenta. Importa lo de hoy. Hay que volver a empezar, ser otra vez muy rápida con los esquís, muy precisa en los campos de tiro y mantener la suficiente calma y dureza mental. Y ahí también ha estado inmensa Padial.
De ahí que se produzcan continuos y sorprendentes vuelcos en la clasificación. Y al ser un recorrido mayor, 2,5 km más, se suman dos campos de tiro. Es decir, se pasa de disparar diez blancos a veinte. Padial, sin la precisión impoluta de ayer, pero una vez más excelente, ha completado una tarjeta con tres errrores. Uno más que la ganadora. Por cada fallo hay que realizar una vuelta de penalización en un campo anexo, de unos 150 metros, lo que supone una pérdida de 30 segundos aproximadamente.
Sin embargo, no ha sido hoy una de las ocasiones donde el fallo en el tiro le ha supuesto no poder optar, como ha sido el caso, por el oro. Porque ha compensado ese fallo de más con una gran velocidad en el esquí. Su gran déficit, poco a poco, lo va puliendo. No le ha alcanzado para ganar el oro, pero sí para conservar el botín de ayer y repetir gesta.
Con solo 25 años, la granadina ha completado hoy una carrera magnífica. Su ambición no tiene límites. Sabía que el oro estaba a su alcance y también que podía verse relegada fuera de la lucha por las medallas. No obstante, su calma y solidez le han servido de sustento en momentos donde ha visto peligrar cualquiera de los tres escalones del podio. Le han ayudado a sacar lo mejor de sí misma. Con ello, le ha llegado el premio de repetir resultado. Inmenso resultado. Muy bien trabajado.
Osbult y Padial han salido con ese escaso margen de 1,2 segundos. Y sucesivamente se han ido sumando el resto de biatletas. Otras cincuentaiuna, pues siete han causado baja respecto a ayer por distintas causas. Tras llegar al primer campo de tiro, donde ha cometido un error, la granadina se ha visto relegada a la cuarta plaza. Osbult se mantenía líder.
Con el transcurrir de la prueba, poco a poco el panorama iba a cambiar para ambas. Con vuelcos insospechados, aunque Padial ha sido más regular. Bastante rápida y muy constante. En el segundo campo ha logrado el pleno, aunque ha caído a la quinta plaza al salir del mismo, dentro de un compacto grupo de cinco biatletas luchando por la segunda plaza en diez segundos. Osbult seguía primera, mientras Brorsson, desde atrás, discretamente, iba recortando con la cabeza de la prueba.
Tras el tercer campo de tiro, donde ha cometido dos errores (3 de 15), se ha llegado al momento límite. Padial ha bajado a la octava posición, a 30 segundos del grupo de cabeza. Mientras, la rusa Virolaylen tenía muy cerca a Osbult y la sueca sueca Brorsson acechaba en un discreto segundo plano. La ucraniana Bondar se había despedido del podio de no mediar una gran remontada con los esquís. Un día más, como a lo largo de la disputa del campeonato, el viento ha acompañado a las biatletas, convirtiéndose en un enemigo más.
En ese instante, al salir de la pista anexa de penalización, se ha visto a la mejor Padial. Se ha deslizado con sus esquís sobre la nieve con energía, determinación y ese corazón que le decía que debía dejarse la última gota de sudor. Era posible repetir podio. En el último campo de tiro, de nuevo, como en el segundo, pleno de aciertos para situarse primera. El oro que ya rozó ayer en el sprint podía llegar. La plata se tenía que asegurar.
Finalmente, en unos 2,5 kilométros finales de infarto, la sueca Brorsson ha impedido por un nuevo estrecho margen (3,2 segundos) el oro. La rusa Virolaylen no ha logrado arrebar a Padial el segundo puesto. Como ayer, las lágrimas que han recorrido el rostro de Padial estaban justificadas. De nuevo, una merecida recompensa. Un enorme tesoro.
Al concluir la prueba, la granadina emocionada y reivindicativa, otorgaba gran parte de su éxito al trabajo de su entrenador Álex Nappa. Cómo dos personas, optimizando sus recursos, han superado a equipos completos, en algunos casos, de más de diez componentes.
“Hemos completado un gran trabajo. Estamos muy contentos mi entrenador, Alexandre Nappa, y yo por las dos medallas de plata conseguidas. No tengo palabras suficientes para agradecerle a Álex su trabajo y dedicación. Para que os hagáis una idea del esfuerzo que estamos realizando, el equipo ruso formado por cuatro biatletas –hoy han finalizado 3ª, 4ª, 9ª y 10ª– tiene un equipo de más de diez técnicos. Nosotros, una biatleta y un técnico, mejor dicho, un multitécnico: entrenador de esquí, entrenador de tiro, skiman, avituallamiento en carrera, regulación en paso de tiro, información en pista, etc. Ojalá estas medallas sirvan para que nuestras condiciones mejoren, nosotros ya lo hemos demostrado. Esperamos que hayáis disfrutado de este campeonato tanto como nosotros”, ha explicado Padial al concluir la prueba.
Sin tiempo para celebrar esta hazaña, con una furgoneta de alquiler, Padial y Nappa se dirigen a Zúrich para unirse a la delegación española que se desplazará a Sochi, ciudad donde se celebrarán desde la próxima semana los Juegos Olímpicos de Invierno. Su realidad diaria. Alejada del vedettismo de otras disciplinas deportivas. De otros deportistas. El amateurismo puro y duro. El amor por el deporte que practica.
Lo conseguido en Nove Mesto no es un sueño. Como el que viven los turistas que visitan Ceský Krumlov y se empapan de la magia de su castillo. La granadina ha visto pasar por su mente momentos, instantes, tantas horas de trabajo, con tan pocos recursos… que hoy en el podio, sintiéndolo y disfrutándolo, sabe todo mucho mejor que cualquier dulce sueño. Porque lo que siente es real. Dos medallas de plata. Dos subcampeonatos de Europa. ¿El fin de semana de su vida? Tal vez en Sochi sea mejor.
* Pablo Beltran es periodista.
– Foto: Vysocina Arena / Nove Mesto Na Moreve
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