Galatasaray y Schalke 04 empataron a uno en el Ali Sami Yen de Estambul en un partido que deja un resultado incierto para la vuelta. Analizando los 90 minutos, el Schalke mereció algo más, fue más equipo desde el punto de vista colectivo ante un Galatasaray que tiene más pegada, pero que al menos en el día de ayer careció de consistencia en mediocampo y sobre todo de seguridad defensiva.
De inicio, el partido visitó las dos porterías. Los locales encontraban el área contraria jugando directo hacia Didier Drogba y con el buen hacer de Burak Yilmaz por detrás del marfileño. Wesley Sneijder jugó tirado a la izquierda dejando todo el carril para Albert Riera, pero no tiene la influencia en el juego ofensivo que un jugador como él es capaz de tener. Es probable que escorar a Sneijder sea la solución de Terim para poder alinear juntos a Yilmaz y Drogba, pero tiene que ver si le compensa que el neerlandés esté tan alejado de la zona de máxima influencia.
Los de la cuenca del Ruhr respondían con buenas transiciones. Roman Neustädter es un jugador que aporta orden y recuperación, Jermain Jones despliegue, y ambos, especialmente Jones, estuvieron magníficos. El Schalke recuperaba el balón y lanzaba a Farfán por la derecha para crear problemas a la espalda de Sneijder. Albert Riera reaccionó a varios uno contra uno de forma espléndida para un jugador que siempre fue un extremo y ahora es lateral.
Burak Yilmaz hizo un gol maravilloso, pleno de técnica y definición, para poner por delante a los locales y plasmar en la realidad que la sensación de poderío ofensivo del Galatasaray era más que una simple intuición. Lo que no tuvo el conjunto de Fatih Terim fue consistencia para rentabilizar la ventaja. Felipe Melo trabaja mucho en la zona central, pero tiene tendencia a perder la cabeza y provocar altercados. Su acompañante en el centro del campo, Selçuc Inan, es un jugador interesante y creativo, pero fue bien anulado por los medios del Schalke. Hamit Altintop bregó en la banda derecha e intentó equilibrar la superioridad alemana en la zona ancha.
Los de Genserkichen fueron capaces de tener fases de control con el balón pese a no ser un equipo muy capacitado para elaborar, más aún si Julian Draxler se dispersa. Bastos se sumó a la causa centrando su posición y por momentos contribuyó a pausar un partido que durante el primer acto fue un encuentro de ida y vuelta que concluyó con el gol del empate, que tuvo su inicio en un despeje fallido del central Nonkeu. Jones recogió el esférico y tocó para Huntelaar para acto seguido comenzar a correr. El delantero neerlandés habilitó a Farfán en la derecha y la Foquita se marchó en velocidad para asistir atrás en el momento preciso al expreso Jones, que fusiló a Muslera.
Para la segunda parte Terim quitó a Sneijder y dio entrada a Amrabat con intención de blindar la banda izquierda. Seguramente el gol del empate, que llegó por esa banda, le impulsó a ello.
El partido dejó de ser un ida y vuelta para convertirse en un encuentro de dominio visitante. El Galatasaray seguía teniendo el recurso directo de Drogba, pero el partido era de color azul minero. El Schalke no está siendo un equipo fiable desde el punto de vista defensivo en la Bundesliga, pero ayer fue un conjunto mucho más sólido y ordenado que su rival.
El empate es buen resultado para el Schalke de cara a la vuelta en casa, pero por lo visto durante el segundo tiempo es un resultado corto para sus merecimientos y el Galatasaray, que va a mantener su pegada, es capaz de marcar a domicilio porque no necesita dominar un partido para hacer un gol. La eliminatoria está muy abierta.
* Alberto López Frau es periodista.
– Foto: Dimitar Dilkoff (AFP)
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